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PERSONA (Ingmar Bergman, 1966): el silencio como espejo - análisis psicológico -

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Ingmar Bergman produjo una de las más grandes, emocionantes y arriesgadas obras del cine moderno en cualquier parte del mundo. Desde Crisis en 1946 hasta Saraband en el 2003, refinó constantemente su forma de contar historias y personajes, cambió y amplió su visión del mundo y creó el suyo propio como hacen los grandes artistas. Me considero afortunado por haber vivido durante sus años más prolíficos como director. Pudimos seguir su admirable progreso desde un Verano con Mónica a Fresas salvajes, a otro nivel con Persona Gritos y susurros hasta su obra maestra, Fanny y Alexander y, como colofón extraordinario, Saraband. Es maravilloso poder mirar atrás y redescubir esas películas para los más jovenes. (Martin Scorsese) [1]

Volvemos a mi estimado Ingmar Bergman ahora con Persona (1966), una de los obras fundamentales de su filmografía y de la historia del cine con la que se nos sumerge de lleno en el tema de la identidad y del reconocimiento a través del otro. Obra maestra no sólo por su argumento sino por la belleza fascinante de su blanco y negro (Sven Nykvist) y sus sugerentes y significativos primeros planos. Interpretaciones sobresalientes de Bibi Andersson en el papel de la enfermera Alma y Liv Ullman en el de la actriz Elizabeth Vogler, Persona nos narra una extraña historia de simbiosis y vampirización entre estas dos mujeres.

I. PERSONA Y MÁSCARA: Sobre los personajes de Elizabeth y Alma.

Para reflexionar acerca de esta película quizá sea importante empezar por destacar su título y su relación con el arquetipo junguiano del mismo nombre que víncula la persona con la máscara. Efectivamente, la etimología de persona viene del latín persona que definía la máscara que utilizaban los personajes teatrales. A su vez la persona del latín proviene del etrusco phersus proveniente del griego prospora (pros: delante y opas: cara, es decir, por delante de la cara). Por lo tanto, y tomando esta dimensión etimológica, ya podemos observar que la persona como máscara, como algo por delante de la cara, vela o pretende disimular algo que se halla detrás de ella: otra cara, otro rostro que la máscara precisamente oculta. Veamos como Jung define la persona en su dimensión arquetípica:


sin embargo, como su mismo nombre indica, la persona es tan sólo una máscara de la psique colectiva, una máscara que transmite la engañosa sensación de ser individuo y que, no siendo más que realmente un papel interpretado en el que toma la palabra la psique colectiva, hace que los otros y nosotros mismos pensemos que seríamos individuales.

Al analizar la persona, disolvemos la máscara y descubrimos que lo que aparentaba ser individual es en el fondo colectivo [...] En términos psicológicos, la persona no es en absoluto "real". La persona es un compromiso entre el individuo y la sociedad que tiene por objeto que "cada uno de nosotros aparenta ser". Cada uno de nosotros adopta un nombre, adquiere un título, ejerce una función, y es esto o aquello.  Como es natural, todas estas cosas son hasta cierto punto reales, pero en comparación con la individualidad del sujeto en cuestión su realidad es sólo secundaria, un mero compromiso en el que en ocasiones los demás participan en mucha mayor medida que él. La persona es una mera apariencia... [2]

- Sobre el personaje de Elizhabet Vogler.

Este texto de Jung tiene su traslación en el lenguaje de Bergman en el comentario que le hace la doctora (Margaretha Krook) que atiende a Elizhabet desde que cayó en el estado de silencio en el que se mantiene desde que dejó de hablar en una representación de Electra , y que tras descartar cualquier causa fisiológica o neurológica, le prescribe retirarse a una casa en una isla con una enfermera que la cuidará y de la que la doctora es también supervisora (Alma). Sus palabras son:


¿Crees que no lo entiendo? El desesperado sueño de la realidad, no de lo aparente sino de lo real. Consciente en todo momento, vigilante ante el abismo que hay ante lo que eres para los demás y lo que eres para tí misma. La sensación de vértigo y el deseo constante de ser descubierta por fin, de quedar expuesta en evidencia, quizá incluso aniquilada. Cada tono de voz oculta una mentira, cada gesto una falsedad, cada sonrisa una mueca. ¿Suicidarse...? No, no... Es muy feo. No es tu estilo, pero puedes quedarte inmóvil, en silencio, así al menos no mientes y puedes aislarte en tí misma, sin interpretar ningún papel, sin tener que exteriorizar gestos falsos. Eso crees, pero la realidad es retorcida. Tu escondite no es en absoluto hermético, la vida se filtra por todas partes. Te ves obligada a reaccionar. Nadie te pregunta si lo tuyo es real o irreal, si eres auténtica o eres falsa. Ese extremo sólo tiene importancia en el teatro y, a veces, ni tan siquiera allí. Yo te entiendo Elizhabet, entiendo tu silencio, tu inmovilidad, que refuerzes tu voluntad con ese fantástico sistema. Te entiendo y te admiro. Creo que deberías seguir en el papel hasta agotarlo por completo. Hasta que deje de ser interesante. En ese momento podrás dejarlo poco a poco... como tus otros papeles.


Liv Ullman (a la izquierda) como Elizabeth Vogler
Hay una escena sumamente significativa cuando en su habitación del hospital Elizabeth contempla escenas del horror de la guerra de Vietnam. Se observa su profunda inquietud ante ese horror (toma figura en la televisión la escena de un bonzo ardiendo)... De repente se hace mayor la densidad del horror ante esa dimensión cruel de la vida. Hay algo en ella que ya nos sugiere lo que parece atenazar a Elizabeth: el miedo a la vida. Como si más allá de la máscara tan sólo aguardara el horror del sinsentido. De hecho unas escenas más adelante, ya retiradas ambas en la casa de la isla, Alma le pregunta si está de acuerdo sobre el el texto de un libro que está leyendo (y que nos recuerda las dudas del caballero Antonius, el cruzado protagonista de la película ya comentada en este blog El septimo sello). Al final Elizabeth afirma con la cabeza su acuerdo sobre el texto que dice:

... la dolorosa conciencia de nuestra condición terrenal erosiona lentamente la esperanza que tenemos depositada en la salvación eterna. El combate entre la fe y nuestras dudas ante la oscuridad y el silencio es una de las pruebas más terribles y definitivas de nuestro abandono, de nuestro aterrador e impronunciable conocimiento.

La afirmación de Elizhabet a este texto confirma el estado de desorientación que la aqueja y la mantienen en ese estado de retiro y aislamiento que no es más que su miedo, o más que miedo terror a la vida. Para los gestálticos este es un conocido estado que Fritz Perls definió en su conocida metáfora del proceso terapéutico como el de ir pelando una cebolla e ir atravesando sus capas. A una de esas capas Perls las llamó "substrato fóbico". Esta se caracteriza como aquel momento de desconcierto en la que nos damos cuenta de que ya no nos sirven los "recursos neuróticos" (la capa que Perls llama de Clichés y roles) a la vez que experimentamos un gran miedo a profundizar porque ya no sabemos (no controlamos) donde nos dirigimos tanto hacia nosotros mismos como en nuestra relación con el mundo. Es un momento de miedo y desconcierto... en ocasiones de caos. Dice Jung al respecto, y en una aproximación muy parecida a la de Perls:

Cuando la orientación consciente se derrumba, lo sucedido no es cosa baladí. Se trata de un pequeño fin del mundo, en el que todas las cosas retornan una vez más al caos de los comienzos. Uno se siente expuesto, desorientado, como un navío sin gobierno entregado al capricho de los elementos. [3]

Hallamos a Elizabeth Vogler perdida en esta capa, presa de este profundo miedo a la vida, presa de su terror hacia ella que no es más que también miedo a sí misma, presa, finalmente,de una nueva máscara como bien le indica la doctora.

- Sobre el personaje de la enfermera Alma.

A estas palabras de la doctora que ponen de relieve la falsedad, a la vez que la realidad de la máscara, podemos añadir las palabras de Alma, su enfermera, quien nos describe perfectamente eso que Jung define como la engañosa sensación de ser individuo [...] no siendo más que realmente un papel interpretado en el que toma la palabra la psique colectiva.  Creo que de una manera un tanto simbólica, Alma hace su monólogo mientras parece aplicarse alguna crema en su rostro. Veamos:

Es extraño. Vamos por la vida de cualquier manera, sin detenernos a pensar. Me casaré con Carl Henrich, tendré hijos y los criaré. En mi interior lo tengo todo decidido. No hay nada que reconsiderar. Eso da seguridad, y además tengo un trabajo que me gusta. Eso es bueno, en otro sentido, pero es bueno... Si.

Bibi Andersson como la enfermera Alma
Es decir, Alma no es más que "aquello que se espera de ella", y a ello no ofrece grandes cuestionamientos, a pesar de que al final de sus palabras, en su tono de voz, emerge una cierta duda. La máscara, en su respuesta a lo colectivo, nos da seguridad, nos refugia en nuestro limitado mundo de "lo seguro".

Estos nos permite reflexionar dos consideraciones necesarias a realizar sobre el arquetipo de la persona. Por un lado esta su dimensión de identificaciones con los padres y también con los ideales colectivos, y que en el caso de Alma se nos muestran como maternidad, familia y trabajo seguro. En el psicoanálisis este aspecto de la persona recibe el noimbre de ideal del yo y constituye un modelo al que el sujeto intenta adaptarse y que le depara seguridad por ser colectivamente aceptado. Por otro lado la persona incluye también el conocido en psicoanálisis como yo ideal, es decir, un tipo de identificación con otro ser al que se considera de manera notable por su cualidades:

El yo ideal sirve de soporte a lo que Lagache ha descrito con el nombre de identificación heroica (identificación con personajes excepcionales y prestigiosos): «El yo ideal se revela también por la admiración apasionada hacia grandes personajes de la historia o de la vida contemporánea, que se caracterizan por su independencia, su orgullo, su ascendiente. [4]

Pronto observamos esta admiración de Alma por Elizabeth, célebre actriz de teatro y cine. En relación a la sencilla Alma, enfermera que aun satisfecha de su trabajo, se siente  insegura y dudosa de sus capacidades, Elizabeth aparece como ese personaje excepcional sobre el que Alma se proyectará tras la llegada a la isla. De hecho, en uno de sus monólogos, Alma nos muestra también esa presencia del yo ideal de la persona, en comparación con la pobre impresión que tiene de ella su pareja Carl Henrich:

Dedicar toda tu vida a algo... Ya sabes... Creer en algo e intentar conseguirlo. Encontrarle sentido a la vida. Eso me gusta. Dedicarse a algo obstinadamente, con tenacidad, sin rendirse. Significar algo para los demás. ¿No es bonito? Ya se que puede parecer infantil, pero es lo que creo.


II. EN LA ISLA (I): SOBRE LA TRANSFERENCIA ESPECULAR

En un interesante artículo, la psicoanalista Sylvie Le Poulichet reflexiona sobre el silencio del analista y dice:

... el silencio del psicoanalista se ajusta en el eco de su propio lugar [...] no se puede reducir al hecho de callar la persona del analista. Es que este lugar [...] sólo cobra consistencia en tanto hace surgir otros lugares [...], pero también ciertos espectros. El lugar del analista, como su silencio, posee entonces la cualidad de una sombra que bosquejándose, despierta y revela ciertos actos psíquicos, así como la perspectiva de una incógnita. [5]

En la isla (una especie del temenos junguiano) Elizabeth continua en silencio mientras Alma habla y habla... Poco a poco el silencio de Elizhabet se va transformando en la escucha atenta y paciente y la mirada interesada y comprensiva que la van transformando en una especie de psicoterapeuta o psicoanalista de Alma en cuya escucha y mirada esta encuentra el no juicio que la lleva a narrar cada vez con más profundidad su historia, a la vez que se va dando el fenómeno de la proyección en forma de transferencia, y que en un momento dado hace que Alma le diga a Elizhabet:

Nadie se ha molestado en escuharme a mi como tú ahora, tú me estas escuchando. Me parece que eres la primera persona que me escucha [...] No paro de hablar, pensarás que soy una pesada, pero es tan agradable. Da una sensación de calidez, nunca me había sentido así... Siempre quise tener una hermana. Tengo un montón de hermanos. Tiene gracia, luego llegué yo. He estado toda mi vida rodeada de hombres. Me gustan los hombres, pero que te voy a contar a tí con toda tu experiencia como actriz...

Y así, poco a poco, el relato de Alma va trazándose sobre el acogedor silencio de Elizabeth hecho de escucha y mirada, también acompañado en ocasiones del contacto físico de un masaje o una sencilla caricia... Escuha, mirada, contacto tierno y cariñoso y silencio, extraordinario receptáculo para la palabra de Alma y para su transferencia sobre Elizabeth.

"Me parece que eres la primera persona que me escucha" (Alma)
A través de ese silencio acogedor que destaca la escucha, la mirada y el contacto, Alma va abriendo su relato al más allá de su máscara hasta llegar a un episodio doloroso de su biografía donde emergió, en una de las escenas de más intensidad erótica del cine, la fuerza del deseo, la impulsividad sexual y el intenso placer que, no obstante, desembocan en el embarazo inesperado y el aborto. En el relato de Alma surge su profundo sentimiento de culpa y se apunta también al personaje velado tras la persona... al otro rostro que se oculta tras el rostro de la máscara, y llorando amargamente dice:


No tiene sentido... no tiene ningún sentido. Luego tenemos remordimientos absurdos. Tu no entiendes... ¿Y que pasa con todo aquello en lo que creemos...? ¿No deberíamos respetarlo? ¿Es posible que no seamos siempre la misma persona? Me refiero a que a lo mejor no fui yo quien lo hizo... ¡Que tontería! La verdad es  no se porque demonios me pongo a llorar.


"¿Es posible que no seamos siempre la misma persona?" (Alma)
Paralelamente a ello asistimos al proceso de idealización de Elizabeth por parte de Alma para, a le vez, convertirse en su propio espejo:

Ya lo ves, no he dejado de hablar. Yo hablando sin parar y tu escuchándome. Te habrás aburrido. Que interés puede tener mi vida para tí. Deberíamos ser todos como tú. Oye... Sabes que pensé una noche que vi una película tuya... Entré en casa, me vi en el espejo y me dije: me parezco a ella. No me malinterpretes, tú eres más guapa, pero en ciero modo nos parecemos, me parece que podría convertirme en tí si me esforzase un poco, quiero decir interiormente y tu podrías convertirte en mi como si nada, aunque tu alma sería demasiado grande. se saldría por todas partes.

Creo que es interesante, para comprender el posterior desarrollo de la película, reflexionar un poco sobre el concepto que introdujo Heinz Kohut dentro de la comprensión del fenómeno de la transferencia, y al que llamó transferencia especular. Se entiende a esta como el tipo de proyección que el paciente realiza sobre el analista o psicoterapeuta y que parte del concepto indicado por Kohut como "resonancia empática", es decir: la necesidad de todo ser humano de ser reflejado - por otro - para reconocerse a sí mismo:

Si nadie en el mundo se alegra de que yo exista, si no hay nadie que me comprenda, que aprecie y ame lo que soy y lo que hago, me será muy difícil mantener un equilibrio narcisista saludable y un sentido de autoestima realista. [6]

Alma desarrolla hacia Elizabeth una de las dos direciones posibles que, en distintos niveles de intensidad, desarrolla el paciente hacia su psicoterapeuta en ese tipo de transferencia: la de transformalo en la figura esencial para su propio equilibrio psíquico interno. En el extremo de esta transferencia hallamos:

En este último tipo de transferencia se llega a valorar a tal punto el analista que cualquiera de sus respuestas, por mínima que sea, determina que el paciente se sienta bien, o por el contrario, que llegue incluso a dudar de su derecho a existir. Cada palabra, cada gesto del analista, el paciente los experiementa como una señal de aceptación o rechazo. Como una especie de veredicto emitido por el espejo. [7]

El silencio que resalta la escucha, la mirada, el contacto de Elizhabet constituyen un espejo ideal para Alma, para hallar en ellos la "resonancia empática" a la que Kohut se refiere. No obstante, y cuanto más extrema es este tipo de transferencia, los psicoterapeutas y analistas saben que es muy importante tolerar esa idealización - pues es necesaria para su paciente - y que su necesario proceso de desidealización se dé de manera gradual evitando formas demasiado radicales o abruptas, puesto que sus consecuencias pueden ser graves o incluso traumáticas.

Después de esa noche en la que Alma le revela su dolor a Elizhabet tiene un extraño sueño (la película juega constantemente con una ambiguedad deliberada entre la realidad y la fantasía) en el que de forma velada ya se anuncia la relación vampírica que se va a establecer entre ellas... La transferencia realizada por Alma sobre Elizhabet va a sufrir precisamente un cambio abrupto por el descubrimiento de una nueva realidad tras al fondo de la máscara que el silencio de Elizhabet oculta.

El sueño de Alma.

Vemos en ese sueño,simbólicamente representado, lo que ya se nos sugiere como una doble dimensión de la relación de Elizabeth con Alma: la aparente y la real representada en las dos puertas. La Elizabeth que entra por una y la que sale por la otra. La aparentemente contenedora y facilitadora y una segunda ya más sospechosa, que nos la muestra con un caracter más vampírico en el que ella parece alimentarse del mundo emocional de Alma y sobretodo de su carencia afectiva. Es muy sugerente la evolución de las últimas imágenes frente a la cámara de este fragmento, en el que el contacto no esta exento de cierta tensión sexual - tan propia del mundo de los vampiros -. Como mientras la cabeza de Elizhabet se acerca al cuello de Alma. el primer plano se va oscureciendo hasta desaparecer. Sin embargo, una de las imágenes más asociadas a la película es justamente esa que no puede verse porque en la película es justamente velada:

Elizabeht y Alma.
III. EN LA ISLA (II): EL SURGIMIENTO DE LA SOMBRA Y LA TRANSFERENCIA ESPECULAR NEGATIVA.

La escena que da un cambio al desarrollo de la película se produce cuando Alma lleva unas cartas en coche. Hay una de ellas que tiene el sobre abierto... Es una carta de Elizabeth a la doctora. Alma no resiste la tentación y extrae la carta y la lee

vivir siempre así, este silencio, este aislamiento, esta sensación del alma abatida que finalmente comienza a recobrar fuerzas. Alma me mima de un modo realmente conmovedor. A propósito, me parece que se lo está pasando bien y que se siente impresionada por mí, fascinada de una manera inconsciente y deliciosa. Resulta divertido estudiarla. Anoche me confesó entre lágrimas sus pecados del pasado. Una orgía ocasional con un chico a quien no conocía y cuya conclusión fue un aborto. Le atormenta el hecho de que sus ideas sobre la vida no concuerden con su conducta.

La decepción de Alma es obvia. No sólo por su frivolización en ese "resulta divertido estudiarla", sino porque es traicionada desde el momento en el que Elizhabet revela sus "pecados" a la doctora... A partir de ese instante surge la Alma vengativa quien voluntariamente deja un cristal roto de un vaso para que Elizabeth se corte con él... Cosa que sucede. Alma la mira tras la ventana y Elizabeth le devuelve la suya sorprendida... Ambas saben que ahora las cosas han cambiado. En ese momento la pantalla se resquebraja y surgen unas imágenes aparentemente erráticas y a gran velocidad, entre las que destacan la imagen de un diablo, la de la muerte y la de una mano a la que se le está clavando un clavo (crucifixión). Tras ellas la mirada de un ojo nos abre finalmente a la segunda parte de la película: las personas se abren a sus sombras y el silencio es ahora infierno.Tras el cambio de imagen ambas protagonistas aparecen vestidas de negro y Alma le pide que le hable, que necesita que le hable... De sus palabras surgen la decepción y el enfado:

... necesito tu ayuda ahora mismo, no es complicado, únicamente necesito que me hables [...] Sólo quiero que me hables unos minutos, un minuto... puedes leerme algo de tu libro. Unas palabras... [...] De veras querida, necesito oirte hablar. Tabto te cuesta decirme una sola palabra... ¡Sabía que te negarías! No sabes como me siento. Siempre había creído que los artistas estaban dotados de una enorme capacidad de compasión. Que lo que les impulsaba a crear era su íntima voluntad de ayudar a los demás. Soy estúpida.

Tras esto surge la revelación del sentir de Alma, su dolor por la traición de Elizhabet. Recordemos que antes cité las palabras de Mario Jacoby que para el paciente en transferencia especular el psicoterapeuta puede determinar que "el paciente se sienta bien, o por el contrario, que llegue incluso a dudar de su derecho a existir". Dice Alma:

Te has servido de mí, y ahora que ya no me necesitas sencillamente me desprecias. ¡¡Si ya se que suena a tópico barato, que suena a falso; me has utilizado y ahora me desprecias, pero es la pura verdad!! Me has hecho daño. Te has reído de mi a mis espaldas.

En su excelente comentario a esta película, Susan Sontag nos dice alrededor de la transformación del silencio en esta parte:

El silencio de la actriz se convierte en una provocación, una tentación, una trampa. Lo que desarrolla Bergman es una situación que recuerda la obra en un acto de Strindberg La más fuerte, que describe un duelo entre dos personas, una de las cuales se mantiene agresivamente callada. Y como en la obra de Strindberg, la persona que habla, la que vuelca su alma, resulta ser más débil que la que permanece en silencio. Porque la naturaleza de dicho silencio se altera continuamente, se vuelve cada vez más potente: la mujer muda no cesa de cambiar. Cada gesto de Alma - de afecto confiado, de envidia, de hostilidad - queda invalidado por el silencio inflexible de Elizhabet. [8]

- El surgimiento de La Sombra por identificación.

Alma le revela a Elizabeth que ha leído su carta y surge entonces de ella el dolor de la traición: "¡Tu me hiciste hablar! ¡Me hiciste contarte cosas que no le he dicho a  nadie y tú luego las cuentas! ¡Vaya... que interesante!. ¡No vas a... Desde luego que vas a hablar!" Tras estas palabras surge entre ellas el diablo como el mal, la muerte como la no existencia y el dolor de la traición (el clavo clavado sobre la palma de la mano). Surge de los fondos de la psique La Sombra, el lado oscuro de la persona, el opuesto de la persona. Ambas se enzarzan en una pelea en la que Elizhabet abofetea a Alma y esta amenaza con tirarle el agua de una olla hirviendo... La sombra surge de repente por identificación con ella (- para profundizar ver el post El arquetipo de la Sombra en el cine (Parte I): Dr. Jeckyll y Mr. Hide y también el dedicado a La Chaqueta metálica: la transformación del soldado patoso, en lo que se conoce como posesión por identificación.


El enfrentamiento entre Elizabeth y Alma.
- La proyección de la sombra: la transferencia especular negativa.

 La escena que sigue es muy interesante. Una Alma más calmada se dirige a Elizabeth y le dice:

¿Tiene que ser así...? Es muy importante no mentir, decir la verdad, hablar con un tono de voz sincero. ¿Puede vivir alguien sin hablar francamente? Mentir, disimular y evitar la realidad. ¿No es mejor abandonarse y aceptar las cosas que fingir? Tal vez sería un poco mejor si te mostrases abiertamente. No, tu no lo entiendes. No entiendes lo que te digo, eres inaccesible. La doctora dijo que estabas mentalmente sana pero que tu locura es la peor. Te haces la sana, y lo haces tan bien que todos te creen. Todos excepto yo que se que estas podrida.

Elizabeth se retira de repente y Alma se pregunta entonces qué ha hecho. De repente Alma, aun sin decirlo, es como si cayera en la cuenta de que le ha dicho a Elizhabet es lo mismo que podría decirse ella... Alma ve en Elizhabet a su propia sombra y ejerce sobre ella el juicio que se ejerce sobre sí misma. En la retirada de Elizabeth está también su propio auto-rechazo y en este rechazo está también su dolor más profundo: el dolor de la muerte, de la no existencia. Corre detrás de Elizabeth para pedirle perdón, para decirlo lo importante que es para ella, perdón que ésta le niega sumiéndose y sumiendo a Alma en el infierno de su silencio. Alma desesperada huye entonces diciendo: "¡¡No piensas perdonarme!! ¡Eres demasiado orgullosa y no estas dispuesta a rebajarte porque  no me necesitas para nada...! ¡¡Para nada...!! ¡¡¡Para nada...!!!

Asistimos a dos fases en esa escena. Por un lado al juicio de Elizhabet que implicaría, a diferencia de la transferencia especular de cariz positivo que vimos antes, a una dimensión de corte más negativo. Cuando hablamos de la transferencia especular vimos que podía tomar dos direcciones. Aquella en la que se idealiza al  psicoterapeuta y se lo convierte en base del equilibrio psíquico y la otra, aquella en el que el psicoterapeuta es devaluado, es decir, cuando se le proyectan los propios sentimientos reprimidos de poco valor, impotencia, inutilidad o indignidad.

Ahora bienni Elizabeth ni Alma están en una relación terapéutica, Y ni una es psicoterapeuta  ni la otra paciente, por lo menos en el contexto de lo que éste tipo de relación implica. La reacción de Elizabeth es abandonar a Alma y esta experimenta de nuevo el rechazo... El rechazo por haberse ahora portado mal. Y aquí nos hallamos en la segunda fase de esta escena: Alma no sostiene el rechazo al que siente como una reducción a la no existencia, a una muerte afectiva. Por ello persigue desesperadamente a Elizabeth pidiéndole perdón, recordándole lo importante que es para ella... lo importante que es no acabar como enemigas. Pero, en última instancia, Elizabeth le vuelve a dar la espalda y Alma se desespera.

IV. EN LA ISLA (III): SOBRE EL FENÓMENO DE LA VAMPIRIZACIÓN.

La tercera parte de la película nos habla del fenómeno de la vampirización. Quizá para comprenderla podamos recurrir una vez más a la transferencia especular:


Dado que el analista, en su función de espejo, es experimentado inconscientemente como si formara parte del paciente (el auto-objeto del que habla Kohut), resulta natural que el paciente tenga ataques de posesividad cuando se da cuenta de que el analista no sólo lo refleja a él, sino también a muchas otras personas, a las cuales puede, incluso, preferir más que a él. El paciente siente como si perdiera una parte de sí mismo. En esta situación, resulta muy importante que el analista empatice con estos miedos que están tan profundamente arraigados en el paciente, ya que esto es lo que le impedirá sentirse aprisionado por sus molestos ataques de posesividad. Si no lo hace, probablemente trate de liberarse de "las cadenas que le aprisionan" haciendo comentarios agresivos, grotescos o burlones. [9]

Esta consideranción del otro como parte de sí mismo es lo que hace a Alma susceptible de ser vampirizada. Su necesidad de Elizabeth, su necesidad de reconocerse a través del otro, la hacen dependiente de ésta y su silencio negador la precipita en los abismo de la pérdida de la identidad. En cierta manera el silencio de Elizabeth es el abismo de La Cosa lacaniana, perderse e su más allá. Tras el rechazo de Elizabeth, Alma entra en un extraño mundo donde realidad y fantasía son difíciles de discernir. Donde es difícil reconocer si lo que sucede sucede en la realidad o en la fantasía de Alma si bien, y como diría Jung, constituyen finalmente su realidad psicológica. Llega así la escena del encuentro con la pareja de Elizabeth, el señor Vogler (Gunnard Bjonstrad)...  Alma es confundida por ella y tras una breve resistencia adopta el rol de Elizabeth y, de hecho se torna ella. Tal y como ocurre en ocasiones con el mundo de los vampiros, el ser vampirizado está en conexión psíquica con el vampiro y así ve lo que ve él... y actúa como él. Es curioso cuando Elizabeth, que contempla la escena, toma la mano de Alma y la lleva al rostro de Vogler para que le acaricie... Habla por ella y a través de ella muestra cariño y ternura por Vogler, también por su hijo...

Alma, Vogler y Elizabeth: la fusión vampírica
Pero en ese proceso de vampirización, Alma también entra en contacto con la parte más sombría de Elizabeth, y así de repente y como si entrara en trance, el tono de las palabras se troca en desesperación y dice a Vogler:

¡¡La anestesia acaba conmigo... No lo soporto!! ¡¡Que verguenza, que verguenza... Que verguenza, déjame en paz, déjame en paz, estoy podrida. Soy fría e indiferente. Todo en mí es una mentira y un engaño!!

La cámara entonces se desplaza rápidamente hacia Elizabeth y nos muestra un primer plano de su rostro a la vez que suena el sonido profundo y denso de un gong: la consciencia de Elizabeth. Justo después de este primer plano, se nos muestra en la siguiente escena como Alma aparta las manos apoyadas en la mesa de Elizabeth y descubre la foto de su hijo - que en el principio de la película había roto -. Alma, ante un rostro ahora preocupado de Elizabeth le dice que tienen que hablar de este tema... "Cuéntame Elizabeth - esta niega con la cabeza - sino tendré que hablar yo". Llega entonces una de las escenas más impactantes de la película. En ella se relata el fracaso como madre de Elizabeth - ambas mujeres comparten su drama como lo que siente cierta falla como madres - y se relata en dos ocasiones, una enfocando el rostro de Elizabeth, la otra enfocando el rostro de Alma. En el enfoque del rostro de Elizabeth asistimos a su negación y desconcierto, al miedo y a su dificultad para sostener aquello que Alma le manifiesta. Aparta su mirada de ella pero finalmente va surgiendo la tristeza y el dolor con el que Elizabeth vivió una maternidad cargada de odio al hijo desde el momento de su concepción. Lo vive como un obstáculo, un problema para su belleza, su estilo de vida, su profesión de actriz... por sus sentimientos de culpa y remordimientos posteriores... por el amor que el hijo le muestra como madre, cuando ella solo desea golpearle.

El miedo de Elizabeth.
Luego se repite la escena ahora con la cámara enfocada en Alma... y al final del relato se produce el famoso primer plano de la fusión de ambas mujeres en el rostro de Alma. Ella, como si entonces se diera cuenta se resiste: "no... yo no soy como tu, no siento como tu, soy la enfermera Alma y estoy aquí para cuidarte. No soy Elizabeth Vogler, tú eres Elizabeth Vogler".


La fusión entre Alma y Elizabeth.
Tras esa escena sigue aquella en la que Alma se ha recuperado a sí misma... Aparece vestida con su uniforme de enfermera como seña de su identidad - una máscara le devuelve su integridad -: "Yo nunca seré como tú, nunca. Cambio constantemente. Nunca te apoderarás de mi" - le dice -. Alma se enfrenta al silencio de Elizabeth dando golpes sobre la mesa para que voluntariamente vuelva a surgir su identificación con Elizabeth. Su respuesta a su silencio es ahora enfrentarla con ella misma y Alma-Elizabeth le dice:

Decirlo es inútil, no sirve de nada, es una locura. Ahora no... no... siempre contra el paso del tiempo. Cuando tenía que ocurrir no ocurrió y por lo tanto fue un fracaso. Tu no reacciones, pero yo debo hacerlo y no hacia el interior. Es preciso que avise a todos los demás, a todos los desconsolados. Tomar si... ¿pero qué es lo más próximo? Se llama... No... no... no nosotros, nuestro, mío, yo, todas palabras nauseabundas responsables de un dolor incomprensible.

Es entonces cuando Alma le muestra el brazo a Elizabeth y se corta. De la herida mana sangre y éste se avalanza hacia ella para sorberla... Tras unos segundos Alma reacciona retirándole su brazo y pegándole sin cesar... El silencio de Elizabeth no oculta más que al vampiro emocional.

El vampirismo de Elizabeth sobte el brazo de Alma
V. Y MÁS ALLÁ DE LA PSICOLOGÍA...

Reducir la obra de Bergman sólo a la psicología  no sería ni justo ni acertado como bien observa Susan Sontag, y como bien se deriva de esas escenas finales contempladas desde otras intermedias. ¿A qué dolor incomprensible se refiere Alma? Alma, como Elizabeth, se refieren al dolor de la existencia, al absurdo y el sinsentido con el que esta se nos muestra en multitud de ocasiones, el dolor implícito en la propia condición humana y al silencio final de nuestros dioses, sean cuales sean estos. La lectura de Bergman parece lanzarnos a un Universo frío e indiferente en el que "las palabras nauseabundas" (nosotros, nuestro, mío, yo) transforman al hombre en un vampiro que se alimenta de sus congéneres... Su vacío es alimentado mediante el uso del otro reducido a simple objeto ("resulta divertido estudiarla"). La posición de Bergman respecto a la condición humana me parece esencialmente descrita por Sontag:


la naturaleza de su sensibilidad, cuando es fiel a ella, tiene una sola temática: las profundidades donde se ahoga la conciencia. Si para conservar la personalidad es necesario salvaguardar la integridad de las máscaras, y si para conocer la verdad acerca de la persona hay que desenmascararla, resquebrajar la máscara, entonces la verdad de la vida, globalmente considerada reside en la destrucción de toda la fachada, detrás de la cual se oculta una crueldad absoluta. [10]

La manifestacón de esta crueldad absoluta se manifiesta en el horror que experimenta Elizabeth cuando contempla al bonzo ardiendo o en la contemplación de una fotografía del holocausto en el que se observan niños y madres del gueto rodeados de soldados nazis... Imágenes que no tienen un trasfondo político sino que aparecen como manifestaciones de esta insoportable crueldad que aguarda tras la fachada. Recuerda Bergman una aproximación parecida a la que más tarde, con su habitual clave de humor, Woody Allen nos presentó en "Delitos y faltas".

Eso nos muestra también Bergman en su personaje de Elizabeth, su retracción en relación a la vida, su aspiración a la renuncia de sus máscaras, no hace más que manifestar su condición vampírica... Su silencio no es más que el vacío succionador de su carencia. Eso es lo que Alma le muestra cuando le reponde a su silencio con su identificación con ella. En otra de esas escenas donde realidad y fantasía - ¿un sueño? - se vuelven ambiguas, Alma entra en la habitación... ¿ahora del hospital...? Allí yace Elizabeth. Se acerca a ella y levantándola le susurra: "Ahora repite lo que yo diga... Nada... Nada,". Elizabeth, medio dormida, medio incosciente, finalmente lo repite. Nada... Bergman parece insistir en que tras la máscara no hay nada... nada salvo el sinsentido y la crueldad. Y así finalizaré esta entrada con unas palabras finales de Susan Sontag, quien en relación a las primeras y últimas imágenes y las últimas de la película, que tanto han dado que hablar, dice al respecto:

El tema de Persona es la violencia del espíritu. Si las dos mujeres se violan recíprocamente, es lícito decir que cada una de ellas se ha violado a sí misma de  una manera por lo menos igualmente profunda. En el paralelismo final con este tema, la misma película parece ser violada, parece emerger del caos del "cine" y de la "película como objeto" para luego volver a sumirse en él. [11]


Bibi Andersson, Bergman y Liv Ullman: Persona (1966)

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  [1] Scorsese, Martin en comentario del extra "Imágenes del recreo" en el DVD de Persona.
  [2] Jung, C. G.  La persona como recorte de la psique colectiva en OC. Volumen 7, Editorial Trotta, par. 245
  [3] Ídem anterior. Los intentos por liberar a la individualidad de la psique colectiva, par. 254
  [4] Laplanche & Pontalis. Diccionario de psicoanálisis. Ver acepción "Yo ideal". Editorial Paidós.
  [5] Le Poulichet, Sylvie. La efracción del silencio en El silencio del psicoanálisis (bajo dirección de J. D. Nasio) Amorrortu editores, pág. 117
  [6] Jacoby, M. El encuentro analítico. La transferencia y la relación humana. Fata Morgana, pág. 74 
   [7] Ídem anterior, pág. 82
  [8] Sontag, Susan. Estilos radicales. Editorial Debolsillo (ebook). En "Persona de Bergamn".
  [9] Ver nota 6pág. 83
[10] Ver nota 8.
[11] Ver nota 8.
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OTRA PELÍCULAS RELACIONADAS



EL SILENCIO (1963) - Ingmar Bergman -

En el camino de vuelta a casa, al regreso de las vacaciones, dos hermanas, Anna y Ester, se ven obligadas a quedarse en un hotel de Timoka, una ciudad desconocida en un país desconocido. La causa de la detención es la enfermedad de Ester. El hotel es grande, los huéspedes escasos. También alberga a una compañía de enanos que actúa en un teatro de variedades cercano. En el lugar se habla un idioma que ni siquiera Ester, que es traductora, entiende.


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    DELITOS Y FALTAS (1989) - Woody Allen -


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ENTRADAS RELACIONADAS CON EL ARQUETIPO DE LA SOMBRA.


DR. JECKYLL & MR. HIDE (1931) -  Robert Mamoulian -
y el arquetipo de la sombra (I)

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LA CHAQUETA METÁLICA (1987) - Stanley Kubrick -

y el arquetipo de la sombra (II): la transformación del soldado patoso.

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CÁPSULAS DE CINE Y PSICOLOGÍA: CONTACT (Robert Zemeckis, 1997): La perspectiva cósmica y el "síndrome del astronauta".

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Con la película CONTACT (Robert Zemeckis, 1995), iniciamos una sección (ver en pestañas) que he titulado CÁPSULAS DE CINE Y PSICOLOGÍA, que tratará de un tipo de comentario más breve que los habituales de este blog, y que se centrará en algún aspecto concreto que me parece importante destacar, y que puede, a veces, ceñirse a una sola escena, permitiéndome así ilustrar temas o aspectos siempre relacionados con la psicología y la filosofía.

Esta película, basada en la novela del que fuera gran divulgador del mundo de la astronomía Carl Sagan, está protagonizada por Jodie Foster como la astrónoma Ellie Arroway y Matthew McConaughey como Palmer Joss, nos plantea el clásico conflicto entre Ciencia y Religión a partir de la llegada de una señal de origen extraterrestre que incluye un mensaje que, una vez descifrado, resulta contener el diseño de lo que parece ser una nave para transportar a un viajero a la fuente del origen de esa señal. La elección de ese viajero, como un representante del planeta Tierra, establece el conflicto en cuestión. ¿Qué condiciones debe reunir para que el máximo de la humanidad se vea representado? 

Lo que me interesa destacar de esta película, más que el conflicto citado, hace referencia a la experiencia que Elli Arroway sufre durante su extraño viaje que, finalmente, realizará desde una plataforma construida en paralelo en el Japón, en la isla de Hokkaido, tras un atentado de un fundamentalista cristiano que destruye una primera nave y al tripulante elegido, David Drumlin– interpretado por Tom Skerrit -. Por ello me centraré esencialmente en las escenas finales de la película.

En primer lugar, y durante el viaje que, aparentemente, realiza a través de agujeros de gusano, la lleva a contemplar una galaxia, y ante la gran belleza de la imagen Ellie exclama: “Es un acontecimiento celestial. No hay palabras... no hay palabras... Es poesía. Debieron enviar un poeta." Esa invocación al poeta ya hace referencia a la descripción de algo a lo que el lenguaje científico no puede acceder, y que confronta al ser humano ante la inmensidad del Universo  y la belleza de sus manifestaciones. Algo que toca lo más profundo del alma humana y que muchos poetas y filósofos han definido como la perspectiva cósmica, una perspectiva que genera nuevas visiones y que hace percibir al ser humano su lugar en el cosmos.



La experiencia que sufre Ellie está descrita por los cambios que se han registrado en algunos de los astronautas, y que recibe el nombre del "síndrome del astronauta", y que ante la contemplación del planeta Tierra, con sus colores azules de los grandes océanos, del blanco de las grandes masas de nubes o los distintos tonos marronosos de los continentes, suspendida en el vacío, bajo el fondo oscuro roto por los millones de pequeños puntos blancos correspondientes a estrellas y lejanas galaxias, se caracteriza por las palabras que Ellie describe al final de la película, cuando comparece ante el congreso: "recibí un don maravilloso, algo que me cambió para siempre, una visión del Universo que nos dice, sin la menor duda, lo diminutos e insignificantes, y lo raros y preciosos que somos. Una visión que nos dice que pertenecemos a algo más grande que nosotros mismos..."

Vista de la Tierra desde la Luna. Foto tomada por el Apolo XI.

El "síndrome del astronauta"coincide con dos sentimientos que están relacionados y que fueron definidos por Rudol Otto en relación a la experiencia religiosa: el sentimiento de criatura y lo numinoso. Lo numinoso lo podemos percibir en la reacción de Ellie cuando contempla la galaxia que se le ofrece a su mirada. Observamos en ella el estremecimiento que produce en el ser humano el encuentro con algo que se percibe simultáneamente como misterioso, majestuoso, tremendo y fascinante, y que derivan en un sentimiento de sobrecogimiento y anonadamiento, de pequeñez, de infimidad, el sentimiento de criatura. Ambos sentimientos se relacionarían, en este caso, con la posición que coloca al ser humano la perspectiva cósmica antes citada, y que expresa tan claramente Ellie cuando dice haber adquirido "una visión del Universo que nos dice, sin la menor duda, lo diminutos e insignificantes, y lo raros y preciosos que somos." 



La película refuerza el sentimiento de lo numinoso con el extraño encuentro que mantiene Ellie con los supuestos alienígenas - del que no quedarán pruebas demostrables -, quienes eligen un escenario virtual basado en un dibujo que realizó de pequeña - las playas de Pensacola -, y en el encuentro con la imagen de su padre (David Morse), como una manera de facilitar el encuentro. Como en otras películas, el alien nos observa como "una especie interesante, una mezcla interesante, capaces de los sueños más hermosos y de las más horribles pesadillas. Os sentís tan perdidos, aislados, tan sólos..." Y la recomendación es sabida: "... pero no lo estáis. Verás, a lo largo de nuestra búsqueda el vacío se ha hecho soportable porque nos tenemos los unos a los otros". No es que el alien diga algo desconocido. Cognitivamente todos lo entendemos, pero el ser humano tiene una dimensión narcisista, una complejidad emocional y pulsional que, como bien advierte el alien, lo hace especialmente complejo ("mezcla interesante" lo llama amablemente). Esto que cognitivamente podemos entender, es lo que la perspectiva cósmica, como impacto en la consciencia, permite comprender más plenamente a nivel emocional y hace que nuestra mirada sea menos antropocéntrica y más cósmica.




Estos mismos sentimientos los encontramos en varios de los astronautas del proyecto Apolo y otros, como Wubbo Ockels, el primer astronauta holandés y tripulante del transbordador espacial, quien reconocía la dificultad de expresar en palabras el carácter de la experiencia que se vive allí arriba, en el espacio. En todo caso, en varios de ellos se despiertan los sentimientos de amor y de servicio, y también un sentimiento de protección hacia la Tierra-madre, como muchos de ellos la llaman, así como el ya descrito sentimiento de criatura. Vaya, como un ejemplo, la declaración de Edgar Michell, tripulante del Apolo 14, y el hombre que estuvo más horas en la Luna, quien dice: "Desarrollas una conciencia global instantánea, una orientación hacia la gente, una intensa insatisfacción con el estado del mundo y el impulso de hacer algo. Desde lo alto de la Luna, la política internacional parece insignificante. Te dan ganas de coger a un político del cuello y arrastrarlo a cuatrocientos mil kilómetros de la Tierra para decirle: ¡Mira-bien!" 

Para acabar quisiera citar las siguientes palabras del filósofo Pierre Hadot, quien dice: "Sin viaje cósmico interior, sin mirada desde lo alto vivida como ejercicio espiritual de desprendimiento, de liberación, de purificación, los viajeros del espacio seguiran llevando la tierra con ellos al espacio, no la Tierra parte del cosmos, si no la tierra símbolo de lo humano demasiado humano, la mezquindad humana" [1] y acaba diciendo que, en estas condiciones: "El espacio corre entonces el riesgo de no ser más que el teatro ampliado de estas absurdas guerras de religión- o económicas, añado yo - que continuan desgarrando a la humanidad  en los inicios del siglo XXI. La conquista del espacio corre el riesgo de proporcionar solamente un campo más vasto a la locura humana." [2]

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[1] Hadot, Pierre. No te olvides de vivir. Goethe y la tradición de los ejercicios espirituales. Siruela, pág. 89.
[2] Ídem anterios, pág. 89.


INTERSTELLAR: EL AMOR COMO FUERZA CÓSMICA. CÁPSULAS DE CINE Y PSICOLOGÍA

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El amor es la más universal, potente y mística de las fuerzas cósmicas. El amor es una reserva sagrada de la energía, es como la sangre de la evolución espiritual. (Teilhard de Chardin)

La película Interstellar (Cristopher Nolan, 2014) nos narra la odisea de un grupo de seres humanos que, ante la amenaza de la supervivencia de la vida humana en la Tierra debido a una plaga que afecta a las cosechas, debe emprender una árdua búsqueda de planetas que permitan albergar la especie humana. Todo ello gracias a un agujero de gusano que aparece misteriosamente cerca de Saturno, y que permite acceder a una galaxia en la que se ha identificado un sistema con una serie de siete planetas con potencial para la vida. También se halla cerca de él de agujero negro supermasivo llamado Gargantúa. Interpretada por Matthew McConaughey, Jessica Chastain, Anne Hattaway, Matt Damon, Michael Caine y McKenzie Foy entre otros, Interstellar nos permite reflexionar sobre distintos temas de diferente orden. No obstante, vamos a llevar esa reflexión a lo que podemos considerar el núcleo de la película: la fuerza del amor. 

En un momento de la película dice Amelia Brand (Anne Hattaway):

El amor no es algo que hayamos inventado. Es algo observable, poderoso [...] A lo mejor significa algo más, algo que no alcanzamos a comprender, a lo mejor se trata de una prueba, de un artefacto de una dimensión superior que no percibimos conscientemente. Estoy cruzando el uiverso atraída por alguien a quien no he visto en una década y que, probablemente esté muerto. El amor es lo único que somos capaces de percibir que trasciende las dimensiones del tiempo y del espacio. A lo mejor deberíamos creer en eso aunque no alcancemos a entenderlo aún.


Aunque planteado así el tema es de difícil consideración, como transmite el escepticismo del piloto Joseph Cooper (Matthew McConaughey), la idea no carece de un cierto soporte filosófico, aunque no sé si es el que inspiró a los hermanos Nolan en la elaboración de su guión. Dado el carácter de cápsula de estos comentarios, me centraré substancialmente en las ideas del sacerdote jesuíta, científico y místico francés Pierre Teilhard de Chardin, cuyas ideas trataron de conciliar el conocimiento científico con sus creencias religiosas.

Agujero de Gusano.
Lo que me lleva a pensar en ello es la conexión de la película en lo que va desde la aparición del agujero de gusano cerca de Saturno - "alguien lo puso allí para nosotros" - dice Doyle (Wes Bentley), uno de los astronautas protagonistas -, hasta la llegada, a través de él, a un sistema constituído por siete planetas, de los cuales hay noticias de tres (previamente explorados por los astronautas y científicos Miller, Mann y Edmund) y que se halla cerca de un agujero negro supermasivo de nombre Gargantua en cuyo interior, y después de todo lo acontecido en la película, se halla un teseracto, o sea, una figura geométrica llamada hipercubo cuya característica es que está desfasado en el tiempo, es decir, que abarca cada uno de los instantes de tiempo en los que está y, a la vez, todos ellos juntos, lo cual permitirá a Cooper conectar con Murph (Jessica Chastain) para enviarle - a través de ondas gravitacionales -, y mediante "señales morse", los datos necesarios del interior del agujero negro (recolectados por Trash, el robot) que permitan solucionar las ecuaciones del doctor Brand (Michael Caine) para el desarrollo de una teoría de propulsión gravitatoria fundamental para llevar a su nuevo destino a la humanidad, datos sin los cuales las ecuaciones son imposibles de resolver (y que implican la reconciliación de la gravedad con la mecánica cuántica). Y en cuanto al origen del hipercubo, le dice Cooper a Trash, su acompañante mecánico:

Aun no lo has pillado Trash, ellos no son seres, somos nosotros. Lo que he hecho yo por Murph, lo están haciendo ellos por mí, por todos nosotros [...] una civilización que habrá evolucionado más allá de las cuatro dimensiones que conocemos.


Cooper en el interior del Teseracto.

Más allá del entramado científico que justifica el argumento, es fundamental la "fuerza del amor" que Amelia Brand destaca en el comentario que ya citamos, y que veremos que será básico en el desarrollo de los acontecimientos, pues es el amor de Amelia por Edmun el que la llevará a su planeta que será, finalmente, el destino de la futura colonia humana. Es también el amor el que llevará a Cooper a separarse de la nave Endurance para que Amelia puede llegar al planeta de Edmun. Y es el amor de Cooper por su hija Murph, y viceversa, el vínculo al que los humanos del futuro, que viven en una dimensión paralela en cinco dimensiones, recurrirán para que éste pueda transmitir los datos fundamentales que permitan resolver las ecuaciones del doctor Brand. Es la fuerza del amor la que lleva a su destino a los protagonistas Amelia, Cooper y Murph, imponiéndose a las fuerzas del narcisismo egocéntrico que representa el doctor Mann (Matt Damon), quien falsea los datos de su planeta para ser rescatado y queriendo eliminar al resto de astronautas. Es, finalmente, la fuerza del amor la que permitirá a la humanidad persistir.

Gargantúa: Agujero negro supermasivo.

Teilhard de Chardin desarrolló en su obra, especialmente en "El fenómeno humano" (1955) y "El medio divino" (1957), una visión de la humanidad ligada al desarrollo de la consciencia, y a la relación de ésta con el amor. Así, en 1931, escribe en "El espíritu de la Tierra", unas palabras que nos recuerdan las de Amelia:

El amor es la más universal, potente y mística de las fuerzas cósmicas. El amor es una reserva sagrada de la energía, es como la sangre de la evolución espiritual.

Teilhard de Chardin.
Para Teilhard, materia y espíritu no eran opuestos, sino que ambos son dos direcciones evolutivas del mundo. Veía en el ser humano lo que llamaba la "corriente psíquica" del Universo, y con él una consciencia que veía evolucionar hacia una consciencia colectiva a la que llamó "Punto Omega", una especie de una consciencia suprema que sería el resultado de "una colectividad armonizada de conciencias, que equivale a una especie de superconciencia. La Tierra cubriéndose no sólo de granos de pensamiento, contándose por miríadas, sino envolviéndose de una sola envoltura pensante hasta no formar precisamente más que un solo y amplio grano de pensamiento, a escala sideral. La pluralidad de las reflexiones individuales agrupándose y reforzándose en el acto de una sola reflexión unánime" [1]. Es posible imaginar que una  evolución que desembocaría en esta superconsciencia se halle en la base de esos seres - que como dice Cooper son una evolución de nosotros mismos - capaces de crear un teseracto en el interior del agujero negro, o de crear un agujero de gusano para llevarnos hasta él, junto a un planeta colonizable para el ser humano, o del tipo del mismo agujero de gusano que ya vimos un ejemplo en la película "Contact" (pulsa aquí para ver entrada), como vimos en la entrada anterior, y que permitía unificar distintas civilizaciones del Universo. 

Y en el núcleo de esa consciencia suprema estaría el amor como fuerza centrífuga centralizadora, unificadora que se opondría a la fuerza centrípeta disgregadora y destructora del narcisismo egocéntrico. En Interstellar el amor es esa fuerza que atraviesa el tiempo y el espacio y que unifica presente, pasado y futuro. Ahora bien, y como indicaba Teilhar de Chardin, esa evolución es una opción que depende del ser humano, es una evolución que suponía dependiente de si somos capaces de asociarnos, de converger , de desarrollar valores fundamentados en el amor como fuerza cohesionadora que, y como ya hemos comentado se opone, a las digregadoras del narcisismo egocéntrico.

Dijo Jung en su día,en relación al sentido: "Es cuestión de temperamento creer qué es lo que predomina: el absurdo o el sentido. Si el absurdo predomina se desvanecería en gran medida el sentido de la vida en rápida evolución. Pero tal no es – o me parece ser – el caso. Probablemente, como en todas las cuestiones metafísicas, ambas cosas son ciertas: la vida es sentido y absurdo o tiene sentido y carece de él. Tengo las angustiosa esperanza de que el sentido prevalecerá y ganará la batalla." [2] Si vinculamos, a la manera de Teilhard de Chardin, el sentido con la consciencia y el amor y el absurdo con la inconsciencia y el narcisismo egocéntrico, la frase de Jung la podemos releer como: "Es cuestión de temperamento creer qué es lo que predomina: el narcisismo egocéntrico o el amor. Si el  narcisismo egocéntrico predomina se desvanecería en gran medida el sentido de la vida en rápida evolución. Pero tal no es - o  me parece ser - el caso [...] Tengo la angustiosa esperanza de que el amor prevalecerá y ganará la batalla".


Cooper y Murph antes de partir y en su reencuentro
como consecuencia de los efectos de la relatividad.

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[1] Chardin, Pierre Teilhard. El fenómeno humano. Taurus Ediciones, S.A. Ensayistas, 32. 383 págs. Madrid, 1986
[2] Jung, C. G. Recuerdos, sueños y pensamientos. Editorial Seix Barral. Biblioteca breve, pág. 375

DERSU UZHALA (AKIRA KUROSAWA, 1971): ALTERIDAD. CIVILIZACIÓN Y NATURALEZA.

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Dersu Alá (1975) fue la película que retornó a Akira Kurosawa a la dirección de cine después de la gran crisis personal y artística que le llevó a un intento de suicidio en 1971. De producción ruso-japonesa, y basada en el libro de Vladímir Arseniev (1923), explorador, naturalista, cartógrafo y escritor ruso y soviético que desarrolló gran parte de su trabajo en el Extremo Oriente Ruso, nos cuenta su encuentro, en aquel momento como capitán del ejército ruso encargado de cartografiar la zona, con Dersu Uzala, un Gold, un hombre de la etnia hezhen que le acompañó a él y a sus hombres en toda su expedición a la región de Sijote-Alín. Interpretada brillantemente por Yuri Solomin en el papel del capitán Artemiev y Maxim Munzuk, en el de Dersu - entrañable interpretación-, y filmada en su totalidad en la taiga siberiana, la película cosechó un notable éxito y distintos premios entre los que destacan el del Festival de Cine de Moscú y el Oscar a la mejor película extranjera.

Como ya vimos en la película "El Nuevo Mundo", de Terrence Malick(pulsa aquí para acceder a la entrada), Dersu Uzala nos permite volver al conflicto entre civilización y naturaleza o, para definirlo mejor, entre el hombre supuestamente civilizado y el hombre salvaje, por llamarlo a la manera H. D. Thoreau, quien hablando del indio norteamericano  dice:


Para mi, el encanto del indio reside en que se alza, libre y sin ataduras, en la naturaleza - es su habitante, no su invitado - y la lleva sobre sí con facilidad y gracia. Pero el hombre civilizado tiene las costumbres de la casa. Su casa es una prisión en la que se siente oprimido y confinado, en lugar de cobijado y protegido. Camina como si estuviera sosteniendo el tejado. Pone los brazos como si los muros fueran a caérsele encima y aplastarlo y sus pies recuerdan el sótano que tiene debajo. Sus músculos jamás se relajan. [1]

En los inicios de la película, cuando Artemiev y uno de sus hombres conocen a Dersu, este último (Soloviev) le pregunta donde vive, a lo que Dersu le responde: "Yo no tengo una casa. Vivo en el monte. Corto unas ramas y me hago una cabaña." Y hacia el final de la película, cuando Dersu pierde la vista, el profundo aprecio de Artemiev por él le hace llevarlo a su casa de Javárovsk, pero el alma de Dersu muere fuera de la Naturaleza: "En la calle no puedo disparar, no puedo hacer mi tienda. Aquí en la ciudad no puedo respirar." Y más adelante le dice: "Capitán, por favor, déjeme ir al bosque, Dersu no puede vivir en la ciudad. Me falta el aire [...] tengo que irme, si no, moriré tristeza." 




PARTE I. LA EXPEDICIÓN DE 1902.


I. DERSU Y LA PARTICIPACIÓN MÍSTICA.

Este concepto, creado por el sociólogo y antropólogo Lucien Levy-Bhrul, hace referencia a lo que se llama el pensamiento pre-lógico, caracteriza una manera de percibir el mundo por parte del ser humano llamado primitivo, en el que todos los objetos y seres de la Naturaleza participan de una misma esencia. Más allá de las diferencias entre animado e inanimado, entre orgánico e inorgánico, o entre plantas y animales, o entre tierra y cielo, todo, todo, participa de ella. Se trata de una especie de alma que siendo global está en cada cosa individual. Avatar (2014), de James Cameron, nos presenta buen ejemplo de ello a través de la relación que los na'vi, los habitantes del planeta Pandora, mantienen con la Naturaleza. Pronto empezamos a ver como Dersu se relaciona con las cosas de esta manera animista. Por ejemplo, cuando un soldado, tras pasar una fuerte lluvia y salir el Sol, le pregunta si sabe qué es, Dersu le responde: "Y quién no lo sabe, el Sol es nuestro padre, pero a veces nos portamos mal y llora"; y al anochecer, cuando el Sol se pone, le dice a Artemiev: "Capitán, el Sol es gente, gente importante. Si el Sol muere, todos mueren." 


El Sol es gente, gente importante.

Y así sigue: "El fuego es gente [...] Mira el agua, también es gente. El agua está viva [...] El fuego es gente fuerte, el fuego se enfada [...] y cuando se enfada el agua también da miedo, y el viento cuando se enfada. El viento, el agua y el fuego cuando se enfadan son gente muy fuerte..." 


Ese aspecto de la participación mística y del animismo da la sensación de vivir en un ensueño. donde realidad, fantasía y sueño conviven al mismo tiempo. No obstante, esto no obvia que también se pueden observar las cualidades y la sensibilidad de Dersu en la comprensión de las señales de la Naturaleza, y quizá su rasgo más importante, su bondad y compasión, aspectos que cada vez más van generando el aprecio de Artemiev hacia él, que es quien comprende la sabiduría de ese pequeño hombre de la taiga. En el libro, Artemiev habla de una especie de comunismo primitivo:

En todas sus acciones siempre se destacaba este comunismo primitivo. Las piezas de su caza las compartía por igual con todos sus vecinos, con independencia de su nacionalidad y dejando para sí exactamente lo que daba a los demás. [2]

Las imágenes de Kurosawa son en ese sentido potentes, y transmiten perfectamente esta sensación del hombre que mantiene esa relación de equilibrio y armonía con la Naturaleza, su relación de pertenencia basada en la admiración, el respeto y el temor. Las imágenes expansivas, casi inmóviles de la gran taiga siberiana, contrastan con los pequeños movimientos de los personajes que, ante tanta inmensidad, parecen insignificantes.

El agua es gente.

II. ALTERIDAD: LA RELACIÓN ENTRE ARTEMIEV Y DERSU.

C. G. Jung, ha sido uno de los psicólogos que más captó la problemática del hombre civilizado en relación con la Naturaleza, la doble dimensión que implica su desenraizamiento en relación a esta relación de participación con ella, así como la postura de dominación y superioridad que la supuesta civilización ha desarrollado hacia ella. Walter Boechat, analista junguiano, describe en este sentido el peligro de como la civilización se quiere imponer a la naturaleza:

Jung sugiere que, cuando la humanidad pasó de la naturaleza animada a la inanimada - el llamado desencatamiento de la naturaleza - , ese pasaje se dio de forma rígida, sin rito de paso: el animismo fue visto como superstición. El cristianismo substituyó a los dioses antiguos por un único dios. La propia ciencia, cuando desencantó a la Naturaleza, la subordinó sólo a la razón científica y no proveyó a la naturaleza de otra alma. Si la ciencia considerara el anima mundi digna de una mayor atención, habría sido más cuidadosa en esa transición de desencantamiento del mundo, procesando el pasaje para la era científica a través de un ritual de pasaje sin perder el contacto con los dioses naturales. [3]

Justo la relación de Artemiev con Dersu, nos ofrece un excelente ejemplo para contemplar el concepto de alteridad - o de otredad - en su sentido más respetuoso y humilde, es decir, la de una relación yo-tú en el que el punto de vista del otro es tomado en cuenta y considerado, por diferente o alejado que pueda ser del nuestro. Y no sólo sólo eso, la relación yo-tú de Artemiev y Dersu se convierte en un nosotros en el que, en varias ocasiones, Artemiev confiará en la sabiduría natural y la bondad de Dersu, y no tratará de imponerse como el arrogante occidental que tantas conquistas, con sus consabidos desprecios, destrucciones y abusos, ha comportado para tantas y tantas culturas ancestrales. El conocimiento de la taiga que Dersu posee salvará en varias ocasiones a Artemiev y sus hombres. El Capitán y Dersu irán trabando una hermosa amistad. Por otro lado, Dersu, quien ha perdido a su esposa e hijos por una epidemia de varicela, y quien vive de manera solitaria en la dura taiga siberiana, encontrará en Artemiev un buen hombre con quien entrar en intimidad y compartir su soledad.


Dersu Uzala y el capitán Vladimir Artemiev.
En ese sentido, el encuentro de Dersu con Artemiev lo podemos referir, si se quiere de manera simbólica, al encuentro con Li Tsung-Pei, el hombre chino que lleva cuarenta años en soledad, tras haberle robado su hermano a su mujer, y que nos puede aparecer como una proyección del propio dolor de la pérdida de Dersu, quien dice del hombre chino, cuando Artemiev quiere invitarle a que se acerque al fuego en la fría noche: "No capitán, no debemos molestarle. Él está pensando, le gusta pensar. Está pensando en su casa, en su jardín y las flores". Una nostalgia parecida a cuando Dersu canta en soledad una canción de una melodía triste en la noche, bajo el resplandor de la hoguera, perdido en sus propias ensoñaciones.


La soledad y el ensueño de Li Tsung-Pei.

- Una reflexión desde la polaridad hombre civilizado-hombre salvaje.

Uno de los momentos más interesantes de la película se produce cuando ambos se pierden en la región del Lago Janca, donde la Naturaleza se muestra en su dimensión más peligrosa en un crudo invierno y, donde al ponerse el Sol, se desata una fuerte tormenta de viento y nieve. Dice Artemiev: "En la helada extensión del lago reinaba un silencio sobrecogedor, que sólo presagiaba amenazas para dos seres indefensos." Y más adelante dice también, ante las extremas condiciones de su expedición: "un frío intenso, cansancio, hambre. Que insignificante es el hombre ante la Naturaleza"La Naturaleza es uno de esos lugares en los que el hombre comprende que no es tan importante como cree. Curiosamente, Artemiev, fascinado por el paisaje parece querer adentrarse en él, mientras que por otro, Dersu, aparece como la consciencia que advierte del peligro de la situación. Es como si, momentáneamente, se produjera una migración del polo que cada uno representa. Mientras que Artemiev parece retornar al mundo no consciente de la Naturaleza, sumergirse en ella, Dersu aparece como la consciencia que emerge de ella y advierte del peligro de la situación.


En el lago Janka.

Finalmente, y tras salvar su vida gracias a la inteligencia y pericia de Dersu, este despierta al capitán de una cabaña improvisada, en una mañana donde el Sol brilla y el buen tiempo ha retornado. Al oír los disparos de los soldados que les buscan, ambos estallan en una gran alegría y se abrazan juntos como niños, una bonita imagen de lo que podríamos considerar la unión de los opuestos, en donde Artemiev, representante del mundo culto, racional y reservado emocionalmente abraza la dimensión salvaje que Dersu representa de la unión con la Naturaleza, tanto por su belleza, como por su dureza, así como en su dimensión más mística en donde por doquier todo está animado, todo es significativo. Por otro lado, con su abrazo, Dersu acoge a los valores de la consciencia de sí mismo y de la intimidad, también del conocimiento y del aprecio y consideración que el capitán le ofrece.


El abrazo de Dersu y Artemiev.

- Una reflexión de orden general.

Sin embargo, y desde una perspectiva más social e histórica, el abrazo de Artemiev y Dersu no se ha dado. El desarrollo de las civilizaciones, determinadas por las religiones monoteístas como el cristianismo, junto al desarrollo de la filosofía y la ciencia, el crecimiento de las ciudades, los posteriores procesos de industrialización, la priorización de los factores productivos y económicos hasta llegar, como hoy en día, a las modernas tecnologías, unido a la implantación del capitalismo más salvaje, ha desarrollado un desgraciado antropocentrismo dirigido por un gran narcisismo egocéntrico que ha llevado al hombre a excluirse de la Naturaleza, a excluirse de su origen, de su raíz, a colocarse en un plano de superioridad, de inflación de especie que le ha convertido en un peligro para sí mismo y para el mundo (el Homo hominis lupus de Schopenhauer). El concepto de "participación mística" ha sido ridiculizado por las grandes religiones, la filosofía y la ciencia, y por los intereses egoístas del Capital. Pero el desenraizamiento que todo ello nos ha procurado de nuestros orígenes ha tenido notables y nefastas consecuencias. Dice de nuevo Walter Boechat:

El hombre triunfó solo aparentemente sobre el demonismo de la naturaleza; la verdad, él engulló los demonios en sí mismo y se convirtió en una marioneta de los dioses. Esto sucedió porque creyó que había abolido a los demonios sólo por declarar que ellos eran mera superstición. Después de que se hizo imposible para los espíritus de la Naturaleza habitar las rocas, los ríos, los bosques y montañas, ellos utilizaron a los seres humanos como lugares de habitación mucho más peligrosos... [4]

Así acaba la primera parte de la película, que corresponde a la expedición de 1902, separándose ambos amigos en lo que es el retorno de Dersú a sus montes y bosques, y de Artemiev a su ciudad, a Javárovsk. El intento de Artemiev de que vuelva con él a su casa es algo que no tiene camino. Ambos pertenecen a sus mundos. Sin embargo, ellos nos dan la pista de la necesidad de entendimiento y de reconocimiento de esos mundos, el mundo de la vía racional y el mundo de la vía perceptivo-intuitiva.

PARTE II. LA EXPEDICIÓN DE 1907.

La segunda parte de la película se sitúa en la expedición de Artemiev a la región de Ussuri, en el extremo más oriental de Rusia. Allí se dará de nuevo el encuentro entre los dos amigos, un encuentro que también se manifestará en un fuerte abrazo entre ambos. Un encuentro en el que se hallan de nuevo, no sólo los dos hombres, sino también lo que cada uno representa para el otro. La fuerza vital que la dimensión del hombre salvaje de Dersu le da a Artemiev, y la fuerza de la intimidad y el vínculo amistoso, amoroso que Artemiev le da a Dersu. Artemiev reconoce que en este período otoñal se dieron sus más entrañables recuerdos. Su amistad se consolida y Dersu se siente profundamente integrado en aquel grupo de hombres.


El reencuentro.

Sin embargo, y en esta parte de la película, vamos a asistir a dos aspectos que me parecen relevantes y que van a dar a la historia un dramático giro. En primer lugar, al conflicto que se desata debido a que, por error, Dersu mata a "Amba", que es como llama al tigre siberiano que habita en estos lugares, y que parece que le reporta la venganza por parte de Kangá, el espíritu de bosque, dado que, como le dice a Artemiev en una ocasión "el tigre tenía mucho alimento en el bosque y tenía vedado atacar al hombre." Al matarlo es como si hubiera roto un acuerdo tácito. Como si hubiera abandonado el mundo de la naturaleza y hubiera ingresado en el de la civilización, con lo que eso conlleva. Como si hubiera roto su equilibrio con el espíritu del bosque, con la armonía de la Naturaleza. Dice Thoreau:

Es innegable que el hombre blanco ha comenzado una nueva era. ¿Qué conmemoran nuestros aniversarios, sino los abusos del hombre blanco? [5]

A partir de este momento entramos en la fase de decadencia de Dersu. Sintiéndose perseguido por un tigre que Kangá mandará para matarlo, perdiendo la vista que le impide cazar, se sentirá fatalmente vulnerable - ¿cómo sobrevivir en estas condiciones en la taiga? - y recurrirá al ofrecimiento de Artemiev de recogerlo en su casa. Pero como ya hemos visto al principio, no logrará adaptarse a la ciudad, una especie de prisión para él, que ha vivido siempre en la taiga, en los bosques y los montes, con el paso de las estaciones, rodeado de un mundo con alma, a diferencia de la ciudad desalmada. Finalmente morirá asesinado por un desalmado - nunca mejor dicho - para arrebatarle el moderno rifle que Artemiev le obsequia para volver a sus montes y sus bosques. La película finaliza con una bonita canción que los soldados cantan tras el reencuentro de Artemiev y Dersu en 1907:

Solo: "Mi gris ala de águila... ¿Dónde te has ido? 
Coro:"Estoy volando..."
Solo: "Tú, mi águila de alas negras y azules. ¿Dónde has estado volando tanto tiempo?
Coro: "Estaba volando allí, sobre las montañas, donde todo era silencio".


El canto de los fusileros.

- Una reflexión final.

Dersu Uzala nos permite reflexionar sobre el difícil encuentro de lo salvaje y lo civilizado. Evidentemente, algo que podemos observar en la relación de Dersu con Artemiev, es que no se trata de quién arrastra a quién, sino del trato amistoso que incluye valores como el respeto, la consideración, el reconocimiento y la abertura al aprendizaje que ambas polaridades nos ofrecen. No la dominación, ni siquiera el ofrecimiento de un tránsito, se requiere la armonía, el equilibrio polar. Razón e intuición, empirismo y mística, medida y percepción subjetiva se necesitan. La imposición de las primeras sobre las segundas nos llevan al mundo desalmado de una razón seca y fría, carente de intuición sutil. La imposición de la segunda, nos encierra en un mundo donde, en términos junguianos, la individuación - que no el individualismo -, la consciencia de sí mismo no encuentra el camino para desarrollarse, quedándose en la inconsciencia de la participación mística. 


Dersu!


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BIBLIOGRAFÍA.

[1] Thoreau, H. D. Todo lo bueno es libre y salvaje. Errata Naturae, pág. 114
[2] Arséniev, Vladímir.Dersu Uzala (Básica de Bolsillo) (Spanish Edition). Posición en Kindle 478-480. AKAL. Edición de Kindle.
[3] Boechat, Walter. El mito y la individuación. La mitopoiesis de la psique. WB, pág. 196
[4] Ídem anterior, pág. 195 y 196.
[5] Ver nota 1, pág. 113


EL HOMBRE QUE CONOCÍA EL INFINITO (Matt Brown, 2015): De la razón y la intuición.

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El hombre que conocía el infinito (The man who knews infinit, 2015), es un biopic dirigido por Matt Brown que, basado en el libro de Robert Kanigel, nos cuenta la vida del sorprendente matemático hindú Srinivasa Ramanujan (interpretado por Dev Patel), y más concretamente en el período centrado en su estancia en Inglaterra entre 1914 y 1919, en el Trinity College, don fue acogido por G. H. Hardy (interpretado por el siempre brillante Jeremy Irons), con quien se estableció una estrecha relación de colaboración para que la obra del original y sorprendente matemático hindú, que se había formado de manera absolutamente autodidacta, pudiera ser aceptada por el elitista mundo académico del Trinity. El marcado ambiente segregacionista de algunos profesores, se verá compensado, a parte de por el profesor Hardy, también por el matemático John E, Littlewood (Toby Jones) y el gran matemático y filósofo Bertrand Rusell (Jeremy Northam).

Quizá el aspecto más interesante - por lo menos desde una perspectiva psicológica - es la relación que se establecerá entre Ramanujan y Hardy, dos personalidades abslutamente opuestas que nos permiten explorar no sólo como se irá dando su encuentro personal, sino la manera de abordar el conocimiento, dimensión esta que exploró hace unos años Fritjof Kapra en su clásico libro "El Tao de la física", destacando dos vías de aproximación a las que llamó la vía de la razón y la vía de la intuición, que si bien opuestas no por ello dejan de ser complementarias.


Harold G. Hardy y S. Ramanujan.
Para empezar me gustaría poner el foco en una escena, a mi entender fundamental, en la que Ramanujan se enoja considerablemente con Hardy por el cuestionamiento de éste hacia la intuición, partiendo de una indicación de Littlewood de que su teoría sobre los números primos es errónea, aunque, no obstante y eso, no por ello deja de comparar a Ramanujan con Newton. Sigamos ahora la conversación entre Hardy y Ramanujan:

Hardy: No podemos publicar nada más hasta que finalmente confíe en mí sobre el asunto de las pruebas. La intuición sólo puede llevarle hasta cierto...
Ramanujan: ¡¡Basta!! Ya no aguanto más. ¿Intuición? ¡Dice esa palabra como si no fuese nada! ¿Sólo significa eso para usted? ¿Sólo soy eso?
Hardy: Oh vaya, lo siento... ¿Se me ha escapado algo?
Ramanujan: Usted no ha llegado ni a verme, y menos a conocerme. Usted... usted es un hombre sin fe. No veo retratos de nadie,  ni siquiera de su familia. ¿¡Quién es usted señor Hardy!?
Hardy:¡Como se atreve! ¿Cómo osa juzgarme?
Ramanujan: ¡Es usted el que me juzga! ¿No lo ve?
Hardy: No, francamente no.
Ramanujan: ¿Sabe a lo que he renunciado para venir? ¡No tengo nada! Tengo una esposa señor Hardy

En esta escena encontramos el núcleo del problema entre ambos matemáticos (que me recuerda un tanto el conflicto entre el genio de Will Hunting y el matemático que le descubre, Gerald Lambeau, de la película "El indomable Will Hunting"), un problema determinado porque el matemático inglés "ve" a Ramanujan sólo en función de su potencial matemático, lo "ve" como una "inversión" para las matemáticas, pero no "ve" el ser humano que es portador de ese potencial. Algo que Littlewood - un hombre más sensible en ese aspecto - le advierte a Hardy antes de partir hacia la guerra: " Tienes que cuidar de él [...]  Tú también tienes una guerra que librar, pero no dejes que sea contra Ramanujan". Además, en esta escena, se nos muestra también cómo se plantea la solución al doble conflicto: el acercamiento humano permitirá el acercamiento de métodos, de maneras de funcionar. 

H. G. Hardy (J. Irons) y S. Ramanujan (D. Patel)

I. UN ANÁLISIS DESDE LA TIPOLOGÍA JUNGUIANA DE LA PERSONALIDAD.

Para comprender el aspecto que pretendo abordar en este comentario creo que es interesante apoyarnos en las actitudes y las funciones psíquicas que Jung destacó en su trabajo "Tipos psicológicos" (1921). En ese sentido recordemos que Jung definió dos actitudes básicas, conocidas como introversión y extroversión, y cuatro funciones psíquicas: dos racionales, pensamiento y sentimiento, y dos irracionales, sensación e intuición. Dice Jung al respecto de los tipos:

Los tipos de actitud generales se distinguen [...] por lo específico de su actitud hacia el objeto. El introvertido se relaciona con este haciendo abstracción de él; en el fondo, en lo que está pensando siempre es en hurtarle al objeto su libido, como si estuviera en alguna manera obligado a adelantársele con el fin de no ser avasallado por él. El extrovertido, en cambio, se relaciona positivamente con el objeto. Afirma su importancia en tal medida que su actitud subjetiva tiende constantemente al objeto como orientación y referencia. [1]

En este sentido ambos protagonistas son de tipos opuestos, Hardy es extrovertido y Ramanujan introvertido, y también aparece su diferencia en la función psíquica principal. Mientras que en Ramanujan esta es la intuición, en Hardy es el pensamiento. 

Recordemos, en este sentido, que Jung destacó que todos tenemos una función psíquica predominante - generalmente hipertrofiada - a la que le corresponde la función opuesta hipertrofiada. Es decir, si predomina el pensamiento, la función inferior e hipodesarrollada es el sentimiento; si predomina la intuición, la función inferior es la sensación. Para no complicar excesivamente la cosa en un comentario de éste tipo, nos ceñiremos a los ocho tipos principales que Jung definió en su libro, es decir el tipo extrovertido que puede tener como función principal cualquiera de las cuatro definidas, o el introvertido con el que sucede lo mismo.

- T. G. HARDY: PENSAMIENTO EXTROVERTIDO.

Hardy, como pensamiento extroverdido (a partir de ahora P.E.), nos permite comprender el enojo de Ramanujan hacia él, Dice Jung de este tipo que es una persona "que aspira a hacer dependientes todas las manifestaciones de su vida de deducciones intelectuales en último término orientados por datos objetivos, sean estos hechos fácticos o ideas de validez universalmente aceptada." [2] Y dado que, como comentaremos más adelante, las relaciones humanas no son cómodas para esta tipo, lo que atrajo a Hardy de Ramanujan fue que éste constituía un desafío intelectual. Le vio esencialmente como un objeto matemático de gran valor y potencial, no como un ser humano.

En el P. E. toda esa capacidad orientada al pensar y a la razón se contrapone con una marcada dificultad en el campo de las relaciones humanas, donde sus componentes emocionales, de sentimientos, de deseos, le son un misterio, puesto que no hay fórmula o ecuación que de cuenta de ellas. Eso le lleva a tener que reprimir todas las formas de vida relacionadas con esto. Dice Jung al respecto:

En el caso concreto de este tipo, las primeras en sucumbir a la represión son todas las formas de vida subordinadas al sentimiento, como aficiones estéticas, gusto, sentido del arte, cultivo de amistad, etc. Formas irracionales como la experiencia religiosa, las pasiones y similares, suelen exterminarse hasta el nivel de la inconsciencia. [3]

Dada esta dificultad con las relaciones humanas, el mundo de las matemáticas, con su alto nivel de abstracción, suele ser un buen refugio para una personalidad de estas características. También le permite mantenerse en un terreno que le da seguridad pues, en cierta manera, las matemáticas le permiten moverse en un plano de verdades eternas, de ideas o imágenes primordiales.

No en vano, cuando su relación ya era de carácter más amistoso, dentro de lo posible que esto podía ser con Hardy, le dice a Ramanujan: "Lamento no haber sabido ser mejor amigo en el sentido tradicional. Sé que necesitabas uno, pero no se me dan bien esas cosas. Nunca lo han hecho, la vida para mí es, siempre han sido las matemáticas." Como dice al principio de la película, cuando reflexiona sobre su relación con Ramanujan: "... le debo más a él que a nadie en el mundo, y mi relación con esa persona es el único incidente romántico de mi vida."

De hecho, el carácter estrictamente racional de H. G. Hardy, su rigidez intelectual, así como su dificultad para las relaciones  humanas, su carácter frío y seco, y su centramiento vital exclusivo en las matemáticas, derivaron en una fuerte depresión al envejecer - hasta el punto de ordenar quitar espejos para no verse reflejado -, y al sentir como sus facultades decaían, decía que un matemático "no ha de ser demasiado viejo". Hardy intentó quitarse la vida tomando pastillas, pero las vomitó, y como consecuencia escribió un interesante libro: "Apología de un matemático" (1940), donde nos dice: "Todavía hoy, en los momentos de depresión, cuando estoy obligado a escuchar a gente pedante y presentuosa me digo: 'bueno, he hecho una cosa que vosotros nunca seréis capaces de hacer: he colaborada con Littlewood y Ramanujan, casi de igual a igual." [4]

- S. RAMANUJAN: INTUICIÓN INTROVERTIDA

Ramanujan, como intuición introvertida (a partir de ahora I.I.), se caracteriza especialmente por estar plenamente entregado a su visión. En ese sentido Ramanujan es más un artista y un visionario que un matemático en el sentido clásico,él ve las matemáticas poéticamente y como una manifestación de un orden superior de la que se siente vehículo. Al poco de empezar la película le dice sobre el contenido de sus cuadernos a Janaki, su mujer (interpretada por Devika Bhise): "es como una pintura, sólo que imagínatela con colores que no puedes ver [...] Hay patrones en todo, el color de la luz, los reflejos en el agua. En matemáticas esos patrones se revelan de manera admirable e increíble... Es muy hermoso". Hay un texto de Jung, en referencia a este tipo de personalidad que nos permite aproximarnos más adecuadamente a Ramanujan, pues hace referencia a lo que podríamos llamar la diferencia que se establece entre el intuitivo estético y el intuitivo moral, estando Ramanujan ubicado en esos últimos:

El significado de sus visiones le interesa, y lo que le preocupa son menos las posibilidades estéticas   de ellas derivadas - que en Ramanujan también están - que sus posibles consecuencias morales, para él implícitas en su significado intrínseco. Su juicio le induce a reconocer, aunque sólo sea confusamente la mayoría de las veces, que como ser humano está de alguna manera incluido como un todo en su visión, que ésta es algo que, aparte de ofrecerse a ser contemplado sin más, puede convertirse en substancia misma del sujeto. Esta idea hace que se sienta obligado en convertir su visión en materia de su propia vida. [5] (La negrita es mía)

Este texto nos permite comprender por qué Ramanujan está tan implicado con su trabajo y con sus intuiciones. Y encontramos un claro referente de ello en la relación que establece entre sus intuiciones y su fe. Sus intuiciones, como le dice a Hardy, proceden de su diosa Namagiri Thayar, una manifestación de la diosa hindú Lakshmi. Así lo refiere Ramanujan como experiencia personal:

Durante el sueño, tuve una experiencia extraordinaria. Había una pantalla roja formada por sangre fluyendo. Lo miré. De repente, una mano comenzó a escribir en la pantalla. Esto llamó mi atención. Esta mano ha escrito varias integrales elípticas. Están incrustados en mi mente. Tan pronto como desperté, comencé a ponerlos por escrito. 

Esta vivencia es la que le da a Ramanujan un sentido de misión, y que reune, junto a la experiencia estética, una visión mística de las matemáticas, por eso le vemos tan implicado y preocupado por publicar, para que su obra no se pierda, no tanto por un tema de ambición personal, sino por ofrecer algo que le llega directamente de su diosa. De su fe proviene su conocida frase de que "una ecuación para mí no tiene sentido, a menos que represente un pensamiento de Dios".


Ramanujan en el templo de Namagiri.

No obstante, la soledad implícita en las diferencias sociales y culturales entre la India y Europa, el mundo formalista del Trinity en general, la dificultad para mantener sus hábitos, la guerra, la misma incomprensión hacia su estilo intuitivo, le llevaron también a la depresión y a un intento de suicidio tirándose a las vías del tren, por lo cual partió de nuevo a la India, donde murió, parece ser, no por la tubercolosis, como en la película se sugiere, sino por una amebiasis, contraída en Inglaterra, antes de partir.

II. RELACIÓN Y APROXIMACIÓN DE LOS DOS PERSONAJES.

Es a partir del conflicto definido en la escena que hemos tomado como punto de partida de este comentario, que ambos personajes pueden aproximarse desde el respeto mutuo al punto de vista del otro. ¿Qué es aquello a lo que da pie este conflicto, y que aquello que lo subsana? La actitud extrovertida que observamos claramente en Hardy, se orienta hacia Ramanujan para tratarlo como un objeto matemático de primer nivel, es en esa dimensión que le fascina y le interesa, no en el humano. Por otro lado observamos también en Ramanujan ese característica dificultad del tipo introvertido para confiar en el otro, su dificultad para manejarse con sus necesidades frente al otro. A pesar de sus dificultades y precariedades, nunca estas le son manifestadas a Hardy. De hecho, cuando le es diagnosticada la tubercolosis, le pide a su amigo que no le diga nada a Hardy. Es probablemente debido a la situación extrema que vive en Inglaterra y el Trinity que finalmente "explota" con Hardy.

Después de esta discusión observamos un Hardy más preocupado por Ramanujan, y así en una escena con Bertrand Rusell surge el tema:

Hardy: Tuvimos una terrible discusión la otra noche sobre la intuición. Por extraño que parezca se enfureció. Y un día después me presenta unas pruebas maravillosas.
Rusell: Bueno Harold conseguiste lo que querías...
Hardy:¿A qué te refieres?
Rusell: Tú y tu maldito rigor habéis logrado minarle la moral... Te advertí que le dieras rienda suelta.
Hardy: No es un maldito caballo de carreras.
Rusell: No, no lo es, pero como no lo has tratado como un ser humano supongo que un caballo de carreras no es un mal comienzo.

Bertrand Rusell y H. G. Hardy: me preocupa Ramanujan.

A partir de ese momento, y con el agravamiento de la tubercolosis, y de una depresión más o menos sugerida en la película, Hardy se aproximará a Ramanujan más como un ser humano, ya no sólo como objeto matemático. A su vez, esta aproximación más humana de Hardy hará que Ramanujan se sensibilize a las razones que aduce sobre la necesidad no sólo de exponer las fórmulas o ecuaciones finales, sino también la importancia de como se llega a ellas, cual es su demostración. Hardy ya no sólo lo reduce como objeto matemático sino que lo ve y, sobretodo, lo aprecia como ser humano, mientras Ramanujan, al sentirse visto como tal, puede atender las razones del Hardy matemático. Como dice Marcus du Sautoy,citando a Littlewood, acerca de la relación de Ramanujan y Hardy en su maravilloso libro de "La música de los números primos", y en relación a la resolución de la teoría de las particiones :

Debemos el teorema a una colaboración excepcionalmente feliz entre dos hombres dotados de talentos bien distintos, a los que cada cual dio su mejor contribución, la más característica y afortunada que poseía. [6]


Ambos aportan lo que al otro le falta. Dice Jung del tipo I.I. de Ramanujan:

... como la mayoría de veces no se apoya más que en su visión, sus esfuerzos morales pecan de parciales: convierte a su vida y así mismo en un símbolo, pero en un símbolo que, aunque ajustado al significado interno y externo de los hechos, no lo está a la realidad presente y tangible, y de este modo se priva de la oportunidad de influir verdaderamente en esta última por no ser capaz de hacerse entender. [7]

Justo esto es lo que Hardy le aportó a Ramanujan, la posibilidad de hacerse entender y, por lo tanto, de influir en la realidad. Por el otro lado Ramanujan le aportó a Hardy la espontaneidad y la frescura de su creatividad libre de excesivos prejuicios y rigideces al que el rigor intelectual de Hardy le encorsetaba.

Finalmente, y dentro de la parquedad emocional de Hardy, éste demostró su apreció por Ramanujan logrando primero que le admitieran como miembro de la Royal Society, la institución científica de más prestigio en la Gran Bretaña, y a través de ello que también fuera admitido como miembro y profesor del Trinity College.

Ramanujan en la ceremonia de miembro del Trinity

III. SOBRE LA RAZÓN E INTUICIÓN EN LAS MATEMÁTICAS Y LA CIENCIA.

El trabajo de Ramanujan, ese talento natural comparable al estilo de un Mozart en la música, nos pone de relieve la necesidad que ambas facultades tienen una de la otra. El aprendizaje autodidacta de las matemáticas por parte del genio hindú le liberó de las convenciones matemáticas que regían en occidente. Eso le permitió no retener su creatividad, expresarla en todo su potencial (el "te advertí que le dieras rienda suelta" de Bertrand Rusell). Como ha sucedido en numerosas ocasiones, el papel de la intuición ha sido decisivo en diversos avances científicos. Baste recordar, por ejemplo, el desarrollo del modelo atómico de Bohr, o el de la ecuación de onda de Schrödinger, fundamental en el desarrollo de la mecánica cuántica. Sin embargo, es en Ramanujan donde el papel de este estilo intuitivo toma una forma más aplastante y misteriosa. Es hoy sabido que, en muchas ocasiones, las soluciones llegan cuando al dejar de darle vueltas a los problemas suele surgir la solución, la feliz idea, el eureka, "... en los períodos de reposo o de sueño, cuando se concede a nuestro cerebro la libertad de jugar con ideas que se han implantado en el cerebro durante una actividad intelectual consciente" [8]

Algunos trabajos realizados por el matemático y físico Henri Poincaré (La invención matemática) o Jacques Hadamard (Psicología de la invención en el campo matemático), ponen de relieve el papel de la intución y del inconsciente en la elaboración de los descubrimientos matemáticos. Ambos dividieron el proceso en cuatro etapas: preparación, incubación, iluminación y verificación. Ramanujan era especial en la tercera etapa, la iluminación, y fallaba allí donde Hardy se movía como pez en el agua, en la verificación. Por eso ambos se complementaron tan eficazmente. No obstante, se hace difícil entender el don de la intuición en Ramanujan, que podía llevarle al desarrollo de ecuaciones como la de las particiones:

Littlewood nunca comprendió porque Ramanujan "estaba tan seguro de que existía una formula exacta". Y cuando observamos la fórmula, donde aparece la raiz cuadrada de 2, el número pi, derivadas, funciones trigonométricas, números imaginarios - no podemos menos que preguntarnos como se concibió. [9]

Ecuación de las particiones de Ramanujan-Hardy


Ramanujan, en el centro, con otros miembros del Trinity.
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[1] Jung, C. G.Tipos psicológicos. OC 6. Editorial Trotta, par. 557
[2] Ídem anterior, par. 585
[3] Ídem anterior, par. 587
[4] Sautoy, Marcus du. La música de los números primos. Ed. Acantilado, pág. 238
[5]Ver nota 1, par. 662
[6] Ver nota 4, pág. 231
[7] Ver nota 1, par.662
[8] Ver nota 4, pág. 231
[9] Ver nota 4, pág. 217

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PELÍCULAS RELACIONADAS.


Alain Corneau (1991)












De vueltas con la obsesión.
Darren Aranofsky (1998)













SUEÑOS (DREAMS, Akira Kurosawa, 1990) - SUEÑO 1 -: Luz del sol a través de la lluvia. El drama edípico.

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Vamos a comentar, en esta ocasión, otra joya del cine dirigida por uno de los grandes directores, Akira Kurosawa, y que fue producida también por otro de los no menos importantes, Steven Spielberg. Se trata de Sueños (Dreams, 1990). Sueños es una extraña película en la que concurren dos elementos fundamentales: la experiencia estética que constituyen y la superposición cultural que Kurosawa tenía entre su cultura japonesa y la influencia que también le llegó de la cultura occidental. No obstante, uno de los atractivos para mi a la hora de comentarla es que esta película está construida a través de un conjunto de ocho sueños que fueron soñados en realidad por Akira Kurosawa a lo largo de su vida, por lo que para un blog como este es difícil sustraerse a la tentación de, más allá de la experiencia estética que su conjunto constituye por sí misma, explorar dichos sueños como tales. Como antes decía, una pequeña dificultad en este trabajo se debe a tener que considerar algunos aspectos específicos relacionados con la cultura japonesa, y a tener que centrarse en una actitud interpretativa con el riesgo que ello implica. No obstante, lo asumiremos. Dada la extensión que también implicaría una entrada que contemplara los ocho sueños a la vez, he decidido dividir este trabajo en ocho entradas en las que trabajaremos sobre los contenidos de cada sueño. Los ocho sueños que constituyen la película son: Luz del sol a través de la lluvia, El huerto de los ciruelos y la fiesta de las muñecas, La tormenta de nieve, El túnel, Cuervos, El Monte Fuji en rojo, El ogro llorón y El pueblo de los molinos de agua.  Por lo tanto, afrontaremos nuestro reto en esta primera entrada con el primer sueño, uno de mis favoritos: Luz del sol a través de la lluvia.


AKIRA KUROSAWA

I. LA LUZ DEL SOL A TRAVÉS DE LA LLUVIA.

Por lo común se piensa que los niños pasan la infancia como los árboles jóvenes, cobijados en un invernadero. Si ocasionalmente se cuela el viento o la lluvia del mundo real por una grieta, se supone que al niño no le debe llegar. Yo también tuve una infancia cobijada... (Kurosawa) [1]

El primero de los sueños, La luz del sol a través de la lluvia, como el segundo, tiene como protagonista el mundo de la infancia. Vamos a organizar el sueño en escenas como se organizan normalmente cuando se quiere trabajar con ellos.

- Primera escena.

Vemos a un niño que sale de su casa a la vez que empieza a llover, aunque hace sol. Vemos a su madre recoger unos cuencos de paja mientras el niño contempla la lluvia. Luego le advierte: "No se te ocurra salir. Luce el sol pero aun sigue lloviendo. En días como estos los zorros hacen sus apareamientos, y detestan que alguien les vea en estas circunstancias. Si los ves podría pasarte algo terrible".

El niño, el sol y la lluvia: el apareamiento de los zorros.

- Segunda escena.

Vemos al niño como duda entre volver a casa o ir al bosque, cosa que finalmente hace. Le vemos andando entre grandes árboles mientras el sol y la lluvia continúan. De repente aparece un espesa niebla de la cual empiezan a surgir unas vagas sombras a la vez que reconocemos una música propia del folclore japonés (percusión y flauta). El niño se oculta tras un tronco para observar, mientras poco a poco las sombras se van aclarando a la vez que la niebla se retira. Se van entonces perfilando unas figuras humanas en dos filas, una de masculinas y de femeninas, y todas ellas con una mascara de zorro. Parecen realizar una extraña procesión (la procesión de fuego del kitsune) en la que, de cuando en cuando, y con unos rápidos movimientos, adoptan unas posiciones paralizadas en las que parecen acechar su entorno. En una de ellas descubren al niño tras el tronco. Él entonces huye.

La procesión lenta de los zorros (la procesión de fuego del kitsune)

- Tercera escena.

Al volver a casa encuentra a su madre esperándole fuera. Esta le dice: "Lo has visto verdad. Has visto lo que nunca debiste ver. No admito en mi casa un niño tan malo. Hace unos instantes han venido los zorros. Han dejado esto para ti". Y le entrega un puñal. "Creo que quieren que pagues tu culpa. ¡Anda! Ve a ver a los zorros y pídeles que te perdonen. Devuélveles el cuchillo y discúlpate desde lo más profundo de tu corazón" - le dice la madre -, y continúa: "Ellos no perdonan fácilmente. ¡Arrepiéntete! - le dice mientras cierra el portón de casa - , o desearás morir por lo que has hecho. ¡Anda, ve rápido! Hasta que los zorros no te perdonen no puedo dejarte volver en la casa". El niño le dice a su madre: "Pero... ¡dónde esta la casa de los zorros? Yo no sé dónde viven". "La encontrarás - le dice su madre -, en días como éste siempre aparece el arco iris. La casa de los zorros está al final del arco iris". Y le cierra definitivamente el portón.

La madre prohibe la entrada de su hijo en casa.

Finalmente vemos al niño partir y luego andar por un campo florido, con flores de muchos colores. Luego, frente al fondo de las montañas aparece un arco iris...  El sueño acaba con el niño dirigiéndose hacia él.

El arco iris y la casa de los zorros.

II. DESARROLLO DEL SUEÑO.

- Antecedentes culturales.

Existe una leyenda japonesa muy extendida que cuenta que cuando el sol brilla a través de la lluvia los zorros celebran sus bodas (la llamada procesión de fuego del Kitsune). Indicar también que en Japón el zorro recibe dos nombres: cuando es favorable o se le menciona en un sentido religioso recibe el nombre de Inari, cuando lo es más por sus cualidades negativas recibe el nombre más popular de Kitsune.

Por otro lado, también quisiera indicar que la estructura del sueño parece responder un poco a la leyenda del paraíso, en la que un acto de desobediencia costó a Adan y Eva su expulsión y la correspondiente inmersión en la vida mortal y en el sufrimiento.

- Desarrollo de la primera escena.

En esta primera escena destaca el fenómeno que fundamenta la leyenda del kitsune: la aparición del sol entre la lluvia, lo cual, a su vez, dará lugar al fenómeno del arco iris. Un aspecto que me parece interesante destacar de la lluvia y el sol desde una perspectiva simbólica es el aspecto yin (llamado jikkan en japón) de la primera y, en consecuencia, con su sentido más femenino, mientras que el sol lo es en el aspecto yang (llamado en japón Junishi), es decir en el sentido más masculino. Estamos por tanto ante una polaridad, unos opuestos complementarios.

Desde un punto de vista interpretativo podemos entender la presencia de la madre en el sueño, y en relación al pequeño Kurosawa, y dentro de esta polaridad lluvia-yin y sol-yang, como la dimensión de lo materno-yin en su tendencia cuidadosa y protectora enfrentada a la necesidad del niño de satisfacer su curiosidad como una forma de adentrarse en el mundo y empezar a crecer. Un exceso de protección impide alimentar la experiencia, la necesaria curiosidad del niño por interaccionar con su entorno, mientras que un exceso de abandono, le lanza al peligro innecesario.

Cuando antes citaba que hay algo en la estructura del sueño que nos recuerda la leyenda del paraíso empieza en esta escena con el desafío del pequeño al deseo de su madre.

- Desarrollo de la segunda escena.

En la segunda escena vemos al pequeño soñante caminando por un bosque de grandes árboles buscando la oportunidad de sorprender las bodas de los zorros. En muchas culturas, el bosque es visto como un santuario o templo natural, lo cual, trasladado al mundo psíquico, se erige como el templo o el santuario de lo inconsciente, el templo o el santuario donde se producen ciertas revelaciones.

En el bosque...

Más tarde, nuestro pequeño soñante llega a un lugar en el que hay un niebla densa, muy espesa, de la que poco a poco surgirán unas imágenes. Recordemos que la niebla o neblina (kasumi en japonés) está muy presente en la pintura japonesa y que viene asociada a un significado que tiene que ver con la transición que va de un tiempo a otro tiempo de naturaleza más extraña o fantástica. Y, efectivamente, es de su espesura, de su densidad que surge lentamente la procesión de fuego del kitsune, del zorro. El pequeño asiste a ella refugiado tras un tronco. En la procesión, los zorros y las zorras apareadas adoptan, de tanto en tanto, una posición hierática de alerta, de vigilancia (recordemos que la madre le ha alertado de que los zorros no quieren ser vistos en su ceremonia). En una de esas ocasiones es cuando nuestro joven es descubierto y huye entonces hacia casa...

Los zorros sorprenden al pequeño espiándoles.
No pasa desapercibido que, como ocurre en realidad en las fiestas del kitsune, las figuras que aparecen son humanas con máscara de zorro. Dada la edad de nuestro pequeño Kurosawa, esta escena me hace pensar en el descubrimiento del mundo "más allá de lo materno", o más concretamente de la ley materna. El propio título del sueño "La luz del sol a través de la lluvia"nos hace pensar en ello. A traves de la "lluvia-ying-femenino" aparece el "sol-yang-masculino". Aparece una ley más allá de lo materno que es la ley paterna. Nos hallaríamos, en consecuencia, ante un sueño de naturaleza edípica. Es el momento en el que el niño va a tener que establecer su separación del deseo de lo materno, entrar en la angustia de castración y, posteriormente, tras la represión primaria establecer su identificación con el padre y entrar en la fase de socialización.

Hay un texto sobre la naturaleza del zorro en los cuentos orientales (China, Japón...) que me parece esencialmente revelador para este sueño, y que dice:

"El papel de la zorra en los cuentos es el de servir de espejo a los pensamientos de los hombres, el de desvelar sus más recónditos deseos y el de suscitar en ellos la conciencia de la responsabilidad de sus actos. Simbolizaría una especie de segunda conciencia". [2]

La mirada de loz zorros sorprendiendo al pequeño tiene, a mi parecer, mucho que ver con esto, la mirada que sorprende al pequeño en su deseo, la mirada que, como sabemos, corresponde a la función paterna en su función de prohibir el deseo de reintegración del niño hacia la madre, como la de esta por su hijo. La opinión que mantengo sobre este sueño se apoya además, y desde mi punto de vista, por las características simbólicas y argumentales de la tercera escena.

- Desarrollo de la tercera escena.

La tercera escena se caracteriza por el enfado de la madre ante la desobediencia de su hijo. Sin embargo, el hecho más significativo me parece la entrega del objeto que el zorro que visita a la madre le hace para que le sea dado al niño: un puñal. Desarrollaremos esta escena en tres fases:

- La actitud de la madre.

La actitud de la madre, su enfado, y el hecho de que no pueda aceptar a su hijo, representarían los sentimientos y emociones que se relacionan con el edipo, y que nos pondrían en relación con la mirada de una madre que valida al padre dando paso así a la función paterna. Esto se traduciría como el final de la posibilidad de re-ingresar en el mundo materno, la imposibilidad del retorno a la fusión original, al sentimiento oceánico que Rostand indicaba y que fue tan citado por Freud. Es en ese sentido que podemos entender como metafórica una madre que, al reconocer al padre como una ley más allá de ella (el sol entre la lluvia), rechaza la entrada de su hijo en la casa, entendida esta como la vuelta a la fusión original. La propia ausencia del padre en el sueño se hace significativa como esa presencia que lleva a la madre a cerrarle el portón de la casa. La ley paterna es una ley afecta a ambos por igual: al hijo y a la madre.

La madre cierra el portón de la casa al pequeño.

- El objeto entregado: el puñal.

Recurriendo una vez más al significado de los símbolos de estas armas blancas, en japón se nos dice de ellas: "En las representaciones japonesas, Monju preside sobre el lomo de un león, con el sable en la mano; el sable aparece en la mano de Fudomyoo. Simboliza la sabiduría que corta los obstáculos para el despertar espiritual, la destrucción de las pasiones, de los sueños, de los deseos: el león dominado"[3]. Es por lo tanto símbolo de lo que la función paterna implica en el niño: la angustia de castración con la final represión del deseo incestuoso (deseo de fusión que fundamentará posteriormente el goce). Es también simbolo de los sentimientos contradictorios (amor y odio, deseo y temor) que en el drama edípico experimenta y que le sobrepasan, y que, como salida del edipo, fundan la represión y el superyó y, por lo tanto, también el sentimiento de culpa: "Creo que quieren que pagues tu culpa. ¡Anda! Ve a ver a los zorros y pídeles que te perdonen. Devuélveles el cuchillo y discúlpate desde lo más profundo de tu corazón" - le dice su madre.

La madre hace entrega del puñal al pequeño.


Es a través de la angustia de castración (el temor al puñal que corta) que finalmente el deseo incestuoso por la madre (un deseo de completud, de fusión) cede y nos abre hacia nuestro crecimiento como individuos. Recordemos que la separación del jardín del edén, del paraíso, la imposibilidad de retorno fue sellada por el arcángel Gabriel alzando una espada llameante. La conciencia, la individualidad, la individuación aparece así narrado como consecuencia de un acto de desobediencia (el deseo incestuoso a ojos de la función paterna).

- El arco iris.

El final del sueño es sorprendente. Aunque el tono con el que transcurre la tercera escena es esencialmente dramático, la imagen del final del sueño es de una belleza impactante: un valle de campos floridos multicolores, bellas y brumosas montañas y, finalmente, un espectacular arco iris. Observemos que el arco iris es un símbolo de la conjunción de los opuestos: La lluvia y el sol se unen para dar una imagen tan bella. El sueño acaba viendo al pequeño camino del arco iris, donde se suponen que está la casa de los zorros.

Camino del arco iris.
El arco iris es el reflejo del sentido final del puñal. Veamos este texto, también interesante, en relación a la simbología del puñal-espada-sable con el símbolo del arco iris: "Con su hoja y su guarda, que se ajustan en forma de cruz, el sable es también un símbolo de conjunción. El instrumento cortante que se convierte en causa de coherencia interna y de unión fecunda, por una de esas  contradicciones aparentes, pero engañosas, que caracterizan a tantos símbolos" [4]. En ese sentido el camino que inicia el pequeño es el largo camino hacia la independencia, la socialización y la individualidad, o como nos diría Jung, el largo camino de la individuación, y que funda en la ley de la diferencia de generaciones. La función paterna y la angustia de castración a ella asociada es un "mal" necesario, un corte fundamental que nos abre a la posibilidad de la conciencia de nuestro lugar en el entramado familiar y que nos procura el acceso a la identidad. Un camino, no obstante, en el que la identidad y la completud se experimentarán como un logro a conquistar, y en el que la completud no implica fusión, ni la individualidad carencia o separación. Será el largo camino que nos dirige a la posibilidad de amar y acompañarnos, de amar-nos y acompañar-nos a nosotros mismos, a la posibilidad de formar parte de lo social sin renunciar a la peculiaridad e idiosincracia que nos vuelve únicos como individuo, a la posibilidad de contemplar que lo completo es sólo posible desde lo incompleto, y que la completud requiere del temblor y de la discordia de lo incompleto desde la que surge una consciencia capaz de contemplar y de contemplar-se, de indagar e indagar-se: capaz del don del largo camino del "darse cuenta".

3. COMENTARIO FINAL.

Soy consciente del riesgo interpretativo que asumo al abordar así el sueño de Kurosawa y su traslación al cine con algunas libertades que probablemente se tomó. Asumo, en ese sentido, que mi aproximación es subjetiva y, probablemente, determinada por mi aproximación desde mi campo profesional y, probablmente, por alguna proyección personal. Pero, en fin... asumir la tarea de interpretar los sueños de Kurosawa en esta película lo intento desde lo mismo que Stanley Kubrick dijo acerca del significado de su "2001 una odisea en el espacio":"sois libres de especular acerca del significado filosófico y alegórico de 2001".

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[1] Kurosawa, Akira. Autobiografía. Editorial Fundamentos, pág. 114-115
[2] Chevalier, Jean & Gheerbrandt, Alain.Diccionario de los símbolos. Editorial Perder. Ver acepción de "zorro/a".
[3] Ídem anterior, acepción "espada".
[4] Ídem anterior, acepción "espada".

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ANÁLISIS DE LOS OTROS SUEÑOS DE KUROSAWA.

Pulsa aquí para acceder a la página.

AVATAR: Del narcisismo egocéntrico al narcisismo trófico. CÁPSULAS DE CINE Y PSICOLOGÍA.

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Avatar (2009) es una película de James Cameron que transcurre en una luna extraterrestre llamada Pandora, que orbita alrededor del planeta Polifemo, y en el que se nos presenta un conflicto que no es más que un reflejo del que mantenemos hoy en día en nuestro propio planeta Tierra, un conflicto entre lo que se ha dado en llamar "Civilización" con relación a la Naturaleza. Una manera de enfocar mejor este conflicto es, como se nos muestra en la película, contemplarla como el conflicto establecido entre el narcisismo egocéntrico humano en su dimensión más patológica - su dimensión colonizadora y explotadora -, y que el hombre occidental ha cultivado con tanto ahínco, y en el que ha quedado demostrado que el gran desarrollo de su saber y de su individualidad, está muy lejos de estar acompañado por la sabiduría, y que encontrará su contrapunto en los Na'vi, una raza humanoide habitante de la luna de Pandora, que vive en perfecta comunión con la Naturaleza, en aquello que el antropólogo Lucien Lévy-Bhrul, llamó "participación mística", una manera de formar parte humildemente del mundo que nos rodea y del misterio que le inviste. En el mundo de la participación mística todo es significativo, todo está conectado, todo tiene alma y es digno de respeto. El saber del hombre occidental, caracterizado por la búsqueda del desvelamiento del misterio de la existencia, pero paralelamente por el desarrollo tecnológico en un mundo cuyo motor esencial es el capital, ha dado desgraciada forma a las palabras de Jung que ya decía en 1941: "Desde tiempos inmemoriales siempre estuvo dotada la naturaleza de alma. Ahora, por primera vez, vivimos una naturaleza desanimada y desmoralizada".

Desde el punto de vista psicológico, el desenrraizamiento que sufrimos de la Naturaleza, la substitución drástica, sin ritual de paso, que hemos sufrido de la participación mística al conocimiento científico y al desarrollo tecnológico, así como al capital como motor esencial del planeta, no ha hecho más que potenciar las relaciones de dominación y explotación, que junto al desarrollo progresivo del individualismo y la competitividad, determinan las relaciones propias del narcisismo egocéntrico donde el formar parte o el sentimiento de pertenencia ha sido substituido por el posesivo"es mío" o el "me pertenece". El alma ha sido substituida por el objeto, el ser por el tener, o el vivir por el producir, como tan claro nos ha mostrado el fiósofo Byung Chul-Han en su ensayo sobre "La sociedad del cansancio".

En la anterior cápsula de cine y psicología, Interstellar(pulsa aquí para acceder a la entrada), citaba un texto de Jung, que ya he repetido en numerosas ocasiones,  y en la que el psicólogo suizo vincula el absurdo o el sentido de la vida con una cuestión de temperamento, es decir, de actitud del ser humano. En Avatar veremos ambos temperamentos claramente diferenciados. Por un lado tenemos el absurdo, representado por la empresa privada que pretende explotar un mineral llamado inobtenium, cuya cara visible en lo ejecutivo es Parker Selfridge (Giovanni Ribisi) y en lo paramilitar el Coronel Miles Quaritch (Stephen Lang), que se nos presentan como perfectos ejemplos del narcisismo antropocéntrico y egocéntrico; por el otro lado tenemos el sentido, representado por la doctora Grace Augustine (Sigourney Weaver) y sus investigadores, y la nativa na'vi Neytiri (Zoe saldaña), y por extensión los Onomaticaya (el poblado na'vi al que pertenece Neytiri), ambas, cada una en su dimensión, unidas para preservar su cultura y la fantástica biodiversidad del planeta, así como su relación determinada por la "participación mística", representada en esencia por tres árboles con distinta simbología: el árbol madre, la dimensión protectora, el árbol alrededor del cual se desarrolla la vida del poblado; el árbol de las almas, el centro neurálgico de Pandora, donde el espíritu de Eywa se manifiesta con más fuerza, manteniendo la conexión de todo el ecosistema o red biológica de Pandora, y el árbol de las voces, el árbol de los ancestros, a los cuales se les puede escuchar e incluso consultar en busca de algunas respuestas. Se supone que viven dentro de Eywa. Tres árboles, tres simbologías relacionadas con la participación mística: Protección, conexión y trascendencia.

El árbol madre

Jake Sully (Sam Worthington), es el clásico ejemplo del héroe arquetípico. Marine paralítico para quien la vida ha perdido sentido y que sufrirá la clásica "llamada" tras la inesperada muerte de su hermano gemelo. Irá a Pandora ya que, gracias a tener el mismo ADN, éste le habilita para "entrar" en el avatar na'vi. Más tarde, cuando se pierde en la jungla, y siguiendo a una enfadada Neytiri, será "señalado"por las semillas del árbol de las almas al posarse sobre él, convirtiéndole en una especie de "elegido". Posteriormente, y debido a las órdenes que recibirá del coronel Quaritch, se verá envuelto en la encrucijada de tener que, como dice Jung, ser fiel al absurdo o al sentido.

Jake Sully, gracias a su avatar, experimentará en si mismo el conflicto que sería deseable que todos asumiéramos en algún momento, un conflicto al que podemos definir como la escisión a la que nos conduce el narcisismo egocéntrico (o patológico) o la inclusión, la pertenencia y el compromiso a la que nos conduce el narcisismo trófico. Para establecer las diferencias entre ambos tipos de narcisismo me remito a las siguientes palabras del psicoanalista Luis Hornstein:

El narcisismo patológico consiste, más que en un exceso de amor propio, en su falta crónica y, por ello, el narcisista realiza esfuerzos insaciables por sustituir el amor propio por la admiración externa. El déficit narcisista produce un yo amenazado por la desintegración, desvalorización o por una sensación de vacío interior. En el narcisismo patológico, hay un interés exclusivo por uno mismo mientras que en el trófico ese interés está también dedicado a metas y actividades. Las actividades del narcisismo trófico conciernen a las ambiciones, los ideales, el compromiso con los objetos, y ya no importa casi mantener y promover la identidad y la autoestima, ahora convertidas en productos colaterales de tales actividades. Alcanzada cierta cohesión del yo y de la autoestima, el sujeto es libre de orientar cada vez más su vida no por motivos narcisistas, sino por la realización de deseos. [1] (La negrita es mía)


Las semillas del árbol de las almas posándose sobre Jake.

El viaje de Jake Sully (no olvidemos que el es militar), su viaje del héroe, va a tener que ver con esto: persistir en el narcisismo egocéntrico basado en lograr la dominación, y si es necesario la destrucción de los onomaticaya, y del satélite por añadidura, en beneficio de la explotación del mineral inobtenio, es decir, la desfachatez y ceguera habitual de lo profano en relación a lo sagrado; o bien preservar la cultura y las creencias de los onomaticaya, su participación mística con la Naturaleza, lo que, a la postre, es mantener el equilibrio de la vida y de la existencia de una manera respetuosa y confiriándole una dimensión sagrada. Paralelamente, y a un nivel individual, Jake deberá enfrentarse a la oferta-tentación de Selfridge, quien a cambio de que le pase información sobre los Onomaticaya - es decir, transformarle en "espía" - le promete una operación que le permite recuperar unas piernas que le permitan volver a andar, a la vez que cuanto mas conoce a Neytiri y a los na'vy onomaticaya, más se siente involucrado con ellos y más comprende la relación que mantienen con su ecosistema. Esta tensión que vive Jake es muy clara, pues no es más que la tensión entre el hacerse completo ortopédicamente del narcisismo egocéntrico, el paliar la falta con "tener", o el hacerse completo existencialmente del narcisismo trófico, en el que el respeto y el valor por sí mismo sólo es comprensible cuando es respeto y valor por "el otro" y "lo otro", es decir, cuando la falta es generadora de "ser". Como dice Hornstein: el sujeto es libre de orientar cada vez más su vida no por motivos narcisistas, sino por la realización de deseos. Y qué mayor deseo puede tener un individuo libre que mantener el equilibrio que garantiza la continuidad de la vida y la existencia, el ser del mundo y con el mundo.


Neytiri y el árbol de las voces.

La tensión que individualmente vive Jake Sully, tiene su generalización en la tensión que la civilización occidental ha representado para otras culturas y para el mismo planeta Tierra. La historia del colonialismo en el pasado habla por sí misma (el descubrimiento y la colonización de América o la colonización de Africa, por poner dos ejemplos, es la historia de un desastre detrás de otro: genocidios, explotación y abuso, esclavismo, desenrraizamiento de las culturas aborígenes, guerras de interés, etc.), como habla también por sí mismo el nuevo colonialismo que, hoy en día, representa el neoliberalismo globalizado o capitalismo asalvajado. El desarrollo de la civilización occidental, sustentado esencialmente en la fuerza de la razón, no ha venido acompañada de un conocimiento de las complejidades del psiquismo humano, y es por ello que la civilización occidental, a pesar de su razón, es una civilización de razones esencialmente narcisistas egocéntricas. Y la cuestión que nos plantea Avatar es si, como civilización, seremos capaces de viajar hacia el otro narcisismo, el narcisismo trófico en el que el ser individual es inseparable del ser del mundo, y para ello vamos a necesitar muchos, muchos más Jake Sully que tomen partido por la participación y conservación de la Tierra, y no por su explotación ciega y pulsional que no encierra más que el dominio de la pulsión de muerte.


El árbol de las almas.

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[1] Hornstein, Luis. Hacia una clínica del narcisismo
      Ver en enlace: http://www.luishornstein.com/textos/clinicadelnarcisismo.pdf

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PELÍCULAS RELACIONADAS.


Terrence Malick, 2005




PERSONA (Ingmar Bergman, 1966): el silencio como espejo - análisis psicológico -

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Ingmar Bergman produjo una de las más grandes, emocionantes y arriesgadas obras del cine moderno en cualquier parte del mundo. Desde Crisis en 1946 hasta Saraband en el 2003, refinó constantemente su forma de contar historias y personajes, cambió y amplió su visión del mundo y creó el suyo propio como hacen los grandes artistas. Me considero afortunado por haber vivido durante sus años más prolíficos como director. Pudimos seguir su admirable progreso desde un Verano con Mónica a Fresas salvajes, a otro nivel con Persona Gritos y susurros hasta su obra maestra, Fanny y Alexander y, como colofón extraordinario, Saraband. Es maravilloso poder mirar atrás y redescubir esas películas para los más jovenes. (Martin Scorsese) [1]

Volvemos a mi estimado Ingmar Bergman ahora con Persona (1966), una de los obras fundamentales de su filmografía y de la historia del cine con la que se nos sumerge de lleno en el tema de la identidad y del reconocimiento a través del otro. Obra maestra no sólo por su argumento sino por la belleza fascinante de su blanco y negro (Sven Nykvist) y sus sugerentes y significativos primeros planos. Interpretaciones sobresalientes de Bibi Andersson en el papel de la enfermera Alma y Liv Ullman en el de la actriz Elizabeth Vogler, Persona nos narra una extraña historia de simbiosis y vampirización entre estas dos mujeres.  Ensayemos ahora un explicación y reflexionemos ahora sobre su significado.

I. PERSONA Y MÁSCARA: Sobre los personajes de Elizabeth y Alma.

Para reflexionar acerca de esta película quizá sea importante empezar por destacar su título y su relación con el arquetipo junguiano del mismo nombre que víncula la persona con la máscara. Efectivamente, la etimología de persona viene del latín persona que definía la máscara que utilizaban los personajes teatrales. A su vez la persona del latín proviene del etrusco phersus proveniente del griego prospora (pros: delante y opas: cara, es decir, por delante de la cara). Por lo tanto, y tomando esta dimensión etimológica, ya podemos observar que la persona como máscara, como algo por delante de la cara, vela o pretende disimular algo que se halla detrás de ella: otra cara, otro rostro que la máscara precisamente oculta. Veamos como Jung define la persona en su dimensión arquetípica:


sin embargo, como su mismo nombre indica, la persona es tan sólo una máscara de la psique colectiva, una máscara que transmite la engañosa sensación de ser individuo y que, no siendo más que realmente un papel interpretado en el que toma la palabra la psique colectiva, hace que los otros y nosotros mismos pensemos que seríamos individuales.

Al analizar la persona, disolvemos la máscara y descubrimos que lo que aparentaba ser individual es en el fondo colectivo [...] En términos psicológicos, la persona no es en absoluto "real". La persona es un compromiso entre el individuo y la sociedad que tiene por objeto que "cada uno de nosotros aparenta ser". Cada uno de nosotros adopta un nombre, adquiere un título, ejerce una función, y es esto o aquello.  Como es natural, todas estas cosas son hasta cierto punto reales, pero en comparación con la individualidad del sujeto en cuestión su realidad es sólo secundaria, un mero compromiso en el que en ocasiones los demás participan en mucha mayor medida que él. La persona es una mera apariencia... [2]

- Sobre el personaje de Elizhabet Vogler.

Este texto de Jung tiene su traslación en el lenguaje de Bergman en el comentario que le hace la doctora (Margaretha Krook) que atiende a Elizhabet desde que cayó en el estado de silencio en el que se mantiene desde que dejó de hablar en una representación de Electra , y que tras descartar cualquier causa fisiológica o neurológica, le prescribe retirarse a una casa en una isla con una enfermera que la cuidará y de la que la doctora es también supervisora (Alma). Sus palabras son:


¿Crees que no lo entiendo? El desesperado sueño de la realidad, no de lo aparente sino de lo real. Consciente en todo momento, vigilante ante el abismo que hay ante lo que eres para los demás y lo que eres para tí misma. La sensación de vértigo y el deseo constante de ser descubierta por fin, de quedar expuesta en evidencia, quizá incluso aniquilada. Cada tono de voz oculta una mentira, cada gesto una falsedad, cada sonrisa una mueca. ¿Suicidarse...? No, no... Es muy feo. No es tu estilo, pero puedes quedarte inmóvil, en silencio, así al menos no mientes y puedes aislarte en tí misma, sin interpretar ningún papel, sin tener que exteriorizar gestos falsos. Eso crees, pero la realidad es retorcida. Tu escondite no es en absoluto hermético, la vida se filtra por todas partes. Te ves obligada a reaccionar. Nadie te pregunta si lo tuyo es real o irreal, si eres auténtica o eres falsa. Ese extremo sólo tiene importancia en el teatro y, a veces, ni tan siquiera allí. Yo te entiendo Elizhabet, entiendo tu silencio, tu inmovilidad, que refuerzes tu voluntad con ese fantástico sistema. Te entiendo y te admiro. Creo que deberías seguir en el papel hasta agotarlo por completo. Hasta que deje de ser interesante. En ese momento podrás dejarlo poco a poco... como tus otros papeles.


Liv Ullman (a la izquierda) como Elizabeth Vogler
Hay una escena sumamente significativa cuando en su habitación del hospital Elizabeth contempla escenas del horror de la guerra de Vietnam. Se observa su profunda inquietud ante ese horror (toma figura en la televisión la escena de un bonzo ardiendo)... De repente se hace mayor la densidad del horror ante esa dimensión cruel de la vida. Hay algo en ella que ya nos sugiere lo que parece atenazar a Elizabeth: el miedo a la vida. Como si más allá de la máscara tan sólo aguardara el horror del sinsentido. De hecho unas escenas más adelante, ya retiradas ambas en la casa de la isla, Alma le pregunta si está de acuerdo sobre el el texto de un libro que está leyendo (y que nos recuerda las dudas del caballero Antonius, el cruzado protagonista de la película ya comentada en este blog El septimo sello). Al final Elizabeth afirma con la cabeza su acuerdo sobre el texto que dice:

... la dolorosa conciencia de nuestra condición terrenal erosiona lentamente la esperanza que tenemos depositada en la salvación eterna. El combate entre la fe y nuestras dudas ante la oscuridad y el silencio es una de las pruebas más terribles y definitivas de nuestro abandono, de nuestro aterrador e impronunciable conocimiento.

La afirmación de Elizhabet a este texto confirma el estado de desorientación que la aqueja y la mantienen en ese estado de retiro y aislamiento que no es más que su miedo, o más que miedo terror a la vida. Para los gestálticos este es un conocido estado que Fritz Perls definió en su conocida metáfora del proceso terapéutico como el de ir pelando una cebolla e ir atravesando sus capas. A una de esas capas Perls las llamó "substrato fóbico". Esta se caracteriza como aquel momento de desconcierto en la que nos damos cuenta de que ya no nos sirven los "recursos neuróticos" (la capa que Perls llama de Clichés y roles) a la vez que experimentamos un gran miedo a profundizar porque ya no sabemos (no controlamos) donde nos dirigimos tanto hacia nosotros mismos como en nuestra relación con el mundo. Es un momento de miedo y desconcierto... en ocasiones de caos. Dice Jung al respecto, y en una aproximación muy parecida a la de Perls:

Cuando la orientación consciente se derrumba, lo sucedido no es cosa baladí. Se trata de un pequeño fin del mundo, en el que todas las cosas retornan una vez más al caos de los comienzos. Uno se siente expuesto, desorientado, como un navío sin gobierno entregado al capricho de los elementos. [3]

Hallamos a Elizabeth Vogler perdida en esta capa, presa de este profundo miedo a la vida, presa de su terror hacia ella que no es más que también miedo a sí misma, presa, finalmente,de una nueva máscara como bien le indica la doctora.

- Sobre el personaje de la enfermera Alma.

A estas palabras de la doctora que ponen de relieve la falsedad, a la vez que la realidad de la máscara, podemos añadir las palabras de Alma, su enfermera, quien nos describe perfectamente eso que Jung define como la engañosa sensación de ser individuo [...] no siendo más que realmente un papel interpretado en el que toma la palabra la psique colectiva.  Creo que de una manera un tanto simbólica, Alma hace su monólogo mientras parece aplicarse alguna crema en su rostro. Veamos:

Es extraño. Vamos por la vida de cualquier manera, sin detenernos a pensar. Me casaré con Carl Henrich, tendré hijos y los criaré. En mi interior lo tengo todo decidido. No hay nada que reconsiderar. Eso da seguridad, y además tengo un trabajo que me gusta. Eso es bueno, en otro sentido, pero es bueno... Si.

Bibi Andersson como la enfermera Alma
Es decir, Alma no es más que "aquello que se espera de ella", y a ello no ofrece grandes cuestionamientos, a pesar de que al final de sus palabras, en su tono de voz, emerge una cierta duda. La máscara, en su respuesta a lo colectivo, nos da seguridad, nos refugia en nuestro limitado mundo de "lo seguro".

Estos nos permite reflexionar dos consideraciones necesarias a realizar sobre el arquetipo de la persona. Por un lado esta su dimensión de identificaciones con los padres y también con los ideales colectivos, y que en el caso de Alma se nos muestran como maternidad, familia y trabajo seguro. En el psicoanálisis este aspecto de la persona recibe el noimbre de ideal del yo y constituye un modelo al que el sujeto intenta adaptarse y que le depara seguridad por ser colectivamente aceptado. Por otro lado la persona incluye también el conocido en psicoanálisis como yo ideal, es decir, un tipo de identificación con otro ser al que se considera de manera notable por su cualidades:

El yo ideal sirve de soporte a lo que Lagache ha descrito con el nombre de identificación heroica (identificación con personajes excepcionales y prestigiosos): «El yo ideal se revela también por la admiración apasionada hacia grandes personajes de la historia o de la vida contemporánea, que se caracterizan por su independencia, su orgullo, su ascendiente. [4]

Pronto observamos esta admiración de Alma por Elizabeth, célebre actriz de teatro y cine. En relación a la sencilla Alma, enfermera que aun satisfecha de su trabajo, se siente  insegura y dudosa de sus capacidades, Elizabeth aparece como ese personaje excepcional sobre el que Alma se proyectará tras la llegada a la isla. De hecho, en uno de sus monólogos, Alma nos muestra también esa presencia del yo ideal de la persona, en comparación con la pobre impresión que tiene de ella su pareja Carl Henrich:

Dedicar toda tu vida a algo... Ya sabes... Creer en algo e intentar conseguirlo. Encontrarle sentido a la vida. Eso me gusta. Dedicarse a algo obstinadamente, con tenacidad, sin rendirse. Significar algo para los demás. ¿No es bonito? Ya se que puede parecer infantil, pero es lo que creo.


II. EN LA ISLA (I): SOBRE LA TRANSFERENCIA ESPECULAR

En un interesante artículo, la psicoanalista Sylvie Le Poulichet reflexiona sobre el silencio del analista y dice:

... el silencio del psicoanalista se ajusta en el eco de su propio lugar [...] no se puede reducir al hecho de callar la persona del analista. Es que este lugar [...] sólo cobra consistencia en tanto hace surgir otros lugares [...], pero también ciertos espectros. El lugar del analista, como su silencio, posee entonces la cualidad de una sombra que bosquejándose, despierta y revela ciertos actos psíquicos, así como la perspectiva de una incógnita. [5]

En la isla (una especie del temenos junguiano) Elizabeth continua en silencio mientras Alma habla y habla... Poco a poco el silencio de Elizhabet se va transformando en la escucha atenta y paciente y la mirada interesada y comprensiva que la van transformando en una especie de psicoterapeuta o psicoanalista de Alma en cuya escucha y mirada esta encuentra el no juicio que la lleva a narrar cada vez con más profundidad su historia, a la vez que se va dando el fenómeno de la proyección en forma de transferencia, y que en un momento dado hace que Alma le diga a Elizhabet:

Nadie se ha molestado en escuharme a mi como tú ahora, tú me estas escuchando. Me parece que eres la primera persona que me escucha [...] No paro de hablar, pensarás que soy una pesada, pero es tan agradable. Da una sensación de calidez, nunca me había sentido así... Siempre quise tener una hermana. Tengo un montón de hermanos. Tiene gracia, luego llegué yo. He estado toda mi vida rodeada de hombres. Me gustan los hombres, pero que te voy a contar a tí con toda tu experiencia como actriz...

Y así, poco a poco, el relato de Alma va trazándose sobre el acogedor silencio de Elizabeth hecho de escucha y mirada, también acompañado en ocasiones del contacto físico de un masaje o una sencilla caricia... Escuha, mirada, contacto tierno y cariñoso y silencio, extraordinario receptáculo para la palabra de Alma y para su transferencia sobre Elizabeth.

"Me parece que eres la primera persona que me escucha" (Alma)
A través de ese silencio acogedor que destaca la escucha, la mirada y el contacto, Alma va abriendo su relato al más allá de su máscara hasta llegar a un episodio doloroso de su biografía donde emergió, en una de las escenas de más intensidad erótica del cine, la fuerza del deseo, la impulsividad sexual y el intenso placer que, no obstante, desembocan en el embarazo inesperado y el aborto. En el relato de Alma surge su profundo sentimiento de culpa y se apunta también al personaje velado tras la persona... al otro rostro que se oculta tras el rostro de la máscara, y llorando amargamente dice:


No tiene sentido... no tiene ningún sentido. Luego tenemos remordimientos absurdos. Tu no entiendes... ¿Y que pasa con todo aquello en lo que creemos...? ¿No deberíamos respetarlo? ¿Es posible que no seamos siempre la misma persona? Me refiero a que a lo mejor no fui yo quien lo hizo... ¡Que tontería! La verdad es  no se porque demonios me pongo a llorar.


"¿Es posible que no seamos siempre la misma persona?" (Alma)
Paralelamente a ello asistimos al proceso de idealización de Elizabeth por parte de Alma para, a le vez, convertirse en su propio espejo:

Ya lo ves, no he dejado de hablar. Yo hablando sin parar y tu escuchándome. Te habrás aburrido. Que interés puede tener mi vida para tí. Deberíamos ser todos como tú. Oye... Sabes que pensé una noche que vi una película tuya... Entré en casa, me vi en el espejo y me dije: me parezco a ella. No me malinterpretes, tú eres más guapa, pero en ciero modo nos parecemos, me parece que podría convertirme en tí si me esforzase un poco, quiero decir interiormente y tu podrías convertirte en mi como si nada, aunque tu alma sería demasiado grande. se saldría por todas partes.

Creo que es interesante, para comprender el posterior desarrollo de la película, reflexionar un poco sobre el concepto que introdujo Heinz Kohut dentro de la comprensión del fenómeno de la transferencia, y al que llamó transferencia especular. Se entiende a esta como el tipo de proyección que el paciente realiza sobre el analista o psicoterapeuta y que parte del concepto indicado por Kohut como "resonancia empática", es decir: la necesidad de todo ser humano de ser reflejado - por otro - para reconocerse a sí mismo:

Si nadie en el mundo se alegra de que yo exista, si no hay nadie que me comprenda, que aprecie y ame lo que soy y lo que hago, me será muy difícil mantener un equilibrio narcisista saludable y un sentido de autoestima realista. [6]

Alma desarrolla hacia Elizabeth una de las dos direciones posibles que, en distintos niveles de intensidad, desarrolla el paciente hacia su psicoterapeuta en ese tipo de transferencia: la de transformalo en la figura esencial para su propio equilibrio psíquico interno. En el extremo de esta transferencia hallamos:

En este último tipo de transferencia se llega a valorar a tal punto el analista que cualquiera de sus respuestas, por mínima que sea, determina que el paciente se sienta bien, o por el contrario, que llegue incluso a dudar de su derecho a existir. Cada palabra, cada gesto del analista, el paciente los experiementa como una señal de aceptación o rechazo. Como una especie de veredicto emitido por el espejo. [7]

El silencio que resalta la escucha, la mirada, el contacto de Elizhabet constituyen un espejo ideal para Alma, para hallar en ellos la "resonancia empática" a la que Kohut se refiere. No obstante, y cuanto más extrema es este tipo de transferencia, los psicoterapeutas y analistas saben que es muy importante tolerar esa idealización - pues es necesaria para su paciente - y que su necesario proceso de desidealización se dé de manera gradual evitando formas demasiado radicales o abruptas, puesto que sus consecuencias pueden ser graves o incluso traumáticas.

Después de esa noche en la que Alma le revela su dolor a Elizhabet tiene un extraño sueño (la película juega constantemente con una ambiguedad deliberada entre la realidad y la fantasía) en el que de forma velada ya se anuncia la relación vampírica que se va a establecer entre ellas... La transferencia realizada por Alma sobre Elizhabet va a sufrir precisamente un cambio abrupto por el descubrimiento de una nueva realidad tras al fondo de la máscara que el silencio de Elizhabet oculta.

El sueño de Alma.

Vemos en ese sueño,simbólicamente representado, lo que ya se nos sugiere como una doble dimensión de la relación de Elizabeth con Alma: la aparente y la real representada en las dos puertas. La Elizabeth que entra por una y la que sale por la otra. La aparentemente contenedora y facilitadora y una segunda ya más sospechosa, que nos la muestra con un caracter más vampírico en el que ella parece alimentarse del mundo emocional de Alma y sobretodo de su carencia afectiva. Es muy sugerente la evolución de las últimas imágenes frente a la cámara de este fragmento, en el que el contacto no esta exento de cierta tensión sexual - tan propia del mundo de los vampiros -. Como mientras la cabeza de Elizhabet se acerca al cuello de Alma. el primer plano se va oscureciendo hasta desaparecer. Sin embargo, una de las imágenes más asociadas a la película es justamente esa que no puede verse porque en la película es justamente velada:

Elizabeht y Alma.
III. EN LA ISLA (II): EL SURGIMIENTO DE LA SOMBRA Y LA TRANSFERENCIA ESPECULAR NEGATIVA.

La escena que da un cambio al desarrollo de la película se produce cuando Alma lleva unas cartas en coche. Hay una de ellas que tiene el sobre abierto... Es una carta de Elizabeth a la doctora. Alma no resiste la tentación y extrae la carta y la lee

vivir siempre así, este silencio, este aislamiento, esta sensación del alma abatida que finalmente comienza a recobrar fuerzas. Alma me mima de un modo realmente conmovedor. A propósito, me parece que se lo está pasando bien y que se siente impresionada por mí, fascinada de una manera inconsciente y deliciosa. Resulta divertido estudiarla. Anoche me confesó entre lágrimas sus pecados del pasado. Una orgía ocasional con un chico a quien no conocía y cuya conclusión fue un aborto. Le atormenta el hecho de que sus ideas sobre la vida no concuerden con su conducta.

La decepción de Alma es obvia. No sólo por su frivolización en ese "resulta divertido estudiarla", sino porque es traicionada desde el momento en el que Elizhabet revela sus "pecados" a la doctora... A partir de ese instante surge la Alma vengativa quien voluntariamente deja un cristal roto de un vaso para que Elizabeth se corte con él... Cosa que sucede. Alma la mira tras la ventana y Elizabeth le devuelve la suya sorprendida... Ambas saben que ahora las cosas han cambiado. En ese momento la pantalla se resquebraja y surgen unas imágenes aparentemente erráticas y a gran velocidad, entre las que destacan la imagen de un diablo, la de la muerte y la de una mano a la que se le está clavando un clavo (crucifixión). Tras ellas la mirada de un ojo nos abre finalmente a la segunda parte de la película: las personas se abren a sus sombras y el silencio es ahora infierno.Tras el cambio de imagen ambas protagonistas aparecen vestidas de negro y Alma le pide que le hable, que necesita que le hable... De sus palabras surgen la decepción y el enfado:

... necesito tu ayuda ahora mismo, no es complicado, únicamente necesito que me hables [...] Sólo quiero que me hables unos minutos, un minuto... puedes leerme algo de tu libro. Unas palabras... [...] De veras querida, necesito oirte hablar. Tabto te cuesta decirme una sola palabra... ¡Sabía que te negarías! No sabes como me siento. Siempre había creído que los artistas estaban dotados de una enorme capacidad de compasión. Que lo que les impulsaba a crear era su íntima voluntad de ayudar a los demás. Soy estúpida.

Tras esto surge la revelación del sentir de Alma, su dolor por la traición de Elizhabet. Recordemos que antes cité las palabras de Mario Jacoby que para el paciente en transferencia especular el psicoterapeuta puede determinar que "el paciente se sienta bien, o por el contrario, que llegue incluso a dudar de su derecho a existir". Dice Alma:

Te has servido de mí, y ahora que ya no me necesitas sencillamente me desprecias. ¡¡Si ya se que suena a tópico barato, que suena a falso; me has utilizado y ahora me desprecias, pero es la pura verdad!! Me has hecho daño. Te has reído de mi a mis espaldas.

En su excelente comentario a esta película, Susan Sontag nos dice alrededor de la transformación del silencio en esta parte:

El silencio de la actriz se convierte en una provocación, una tentación, una trampa. Lo que desarrolla Bergman es una situación que recuerda la obra en un acto de Strindberg La más fuerte, que describe un duelo entre dos personas, una de las cuales se mantiene agresivamente callada. Y como en la obra de Strindberg, la persona que habla, la que vuelca su alma, resulta ser más débil que la que permanece en silencio. Porque la naturaleza de dicho silencio se altera continuamente, se vuelve cada vez más potente: la mujer muda no cesa de cambiar. Cada gesto de Alma - de afecto confiado, de envidia, de hostilidad - queda invalidado por el silencio inflexible de Elizhabet. [8]

- El surgimiento de La Sombra por identificación.

Alma le revela a Elizabeth que ha leído su carta y surge entonces de ella el dolor de la traición: "¡Tu me hiciste hablar! ¡Me hiciste contarte cosas que no le he dicho a  nadie y tú luego las cuentas! ¡Vaya... que interesante!. ¡No vas a... Desde luego que vas a hablar!" Tras estas palabras surge entre ellas el diablo como el mal, la muerte como la no existencia y el dolor de la traición (el clavo clavado sobre la palma de la mano). Surge de los fondos de la psique La Sombra, el lado oscuro de la persona, el opuesto de la persona. Ambas se enzarzan en una pelea en la que Elizhabet abofetea a Alma y esta amenaza con tirarle el agua de una olla hirviendo... La sombra surge de repente por identificación con ella (- para profundizar ver el post El arquetipo de la Sombra en el cine (Parte I): Dr. Jeckyll y Mr. Hide y también el dedicado a La Chaqueta metálica: la transformación del soldado patoso, en lo que se conoce como posesión por identificación.


El enfrentamiento entre Elizabeth y Alma.
- La proyección de la sombra: la transferencia especular negativa.

 La escena que sigue es muy interesante. Una Alma más calmada se dirige a Elizabeth y le dice:

¿Tiene que ser así...? Es muy importante no mentir, decir la verdad, hablar con un tono de voz sincero. ¿Puede vivir alguien sin hablar francamente? Mentir, disimular y evitar la realidad. ¿No es mejor abandonarse y aceptar las cosas que fingir? Tal vez sería un poco mejor si te mostrases abiertamente. No, tu no lo entiendes. No entiendes lo que te digo, eres inaccesible. La doctora dijo que estabas mentalmente sana pero que tu locura es la peor. Te haces la sana, y lo haces tan bien que todos te creen. Todos excepto yo que se que estas podrida.

Elizabeth se retira de repente y Alma se pregunta entonces qué ha hecho. De repente Alma, aun sin decirlo, es como si cayera en la cuenta de que le ha dicho a Elizhabet es lo mismo que podría decirse ella... Alma ve en Elizhabet a su propia sombra y ejerce sobre ella el juicio que se ejerce sobre sí misma. En la retirada de Elizabeth está también su propio auto-rechazo y en este rechazo está también su dolor más profundo: el dolor de la muerte, de la no existencia. Corre detrás de Elizabeth para pedirle perdón, para decirlo lo importante que es para ella, perdón que ésta le niega sumiéndose y sumiendo a Alma en el infierno de su silencio. Alma desesperada huye entonces diciendo: "¡¡No piensas perdonarme!! ¡Eres demasiado orgullosa y no estas dispuesta a rebajarte porque  no me necesitas para nada...! ¡¡Para nada...!! ¡¡¡Para nada...!!!

Asistimos a dos fases en esa escena. Por un lado al juicio de Elizhabet que implicaría, a diferencia de la transferencia especular de cariz positivo que vimos antes, a una dimensión de corte más negativo. Cuando hablamos de la transferencia especular vimos que podía tomar dos direcciones. Aquella en la que se idealiza al  psicoterapeuta y se lo convierte en base del equilibrio psíquico y la otra, aquella en el que el psicoterapeuta es devaluado, es decir, cuando se le proyectan los propios sentimientos reprimidos de poco valor, impotencia, inutilidad o indignidad.

Ahora bienni Elizabeth ni Alma están en una relación terapéutica, Y ni una es psicoterapeuta  ni la otra paciente, por lo menos en el contexto de lo que éste tipo de relación implica. La reacción de Elizabeth es abandonar a Alma y esta experimenta de nuevo el rechazo... El rechazo por haberse ahora portado mal. Y aquí nos hallamos en la segunda fase de esta escena: Alma no sostiene el rechazo al que siente como una reducción a la no existencia, a una muerte afectiva. Por ello persigue desesperadamente a Elizabeth pidiéndole perdón, recordándole lo importante que es para ella... lo importante que es no acabar como enemigas. Pero, en última instancia, Elizabeth le vuelve a dar la espalda y Alma se desespera.

IV. EN LA ISLA (III): SOBRE EL FENÓMENO DE LA VAMPIRIZACIÓN.

La tercera parte de la película nos habla del fenómeno de la vampirización. Quizá para comprenderla podamos recurrir una vez más a la transferencia especular:


Dado que el analista, en su función de espejo, es experimentado inconscientemente como si formara parte del paciente (el auto-objeto del que habla Kohut), resulta natural que el paciente tenga ataques de posesividad cuando se da cuenta de que el analista no sólo lo refleja a él, sino también a muchas otras personas, a las cuales puede, incluso, preferir más que a él. El paciente siente como si perdiera una parte de sí mismo. En esta situación, resulta muy importante que el analista empatice con estos miedos que están tan profundamente arraigados en el paciente, ya que esto es lo que le impedirá sentirse aprisionado por sus molestos ataques de posesividad. Si no lo hace, probablemente trate de liberarse de "las cadenas que le aprisionan" haciendo comentarios agresivos, grotescos o burlones. [9]

Esta consideranción del otro como parte de sí mismo es lo que hace a Alma susceptible de ser vampirizada. Su necesidad de Elizabeth, su necesidad de reconocerse a través del otro, la hacen dependiente de ésta y su silencio negador la precipita en los abismo de la pérdida de la identidad. En cierta manera el silencio de Elizabeth es el abismo de La Cosa lacaniana, perderse e su más allá. Tras el rechazo de Elizabeth, Alma entra en un extraño mundo donde realidad y fantasía son difíciles de discernir. Donde es difícil reconocer si lo que sucede sucede en la realidad o en la fantasía de Alma si bien, y como diría Jung, constituyen finalmente su realidad psicológica. Llega así la escena del encuentro con la pareja de Elizabeth, el señor Vogler (Gunnard Bjonstrad)...  Alma es confundida por ella y tras una breve resistencia adopta el rol de Elizabeth y, de hecho se torna ella. Tal y como ocurre en ocasiones con el mundo de los vampiros, el ser vampirizado está en conexión psíquica con el vampiro y así ve lo que ve él... y actúa como él. Es curioso cuando Elizabeth, que contempla la escena, toma la mano de Alma y la lleva al rostro de Vogler para que le acaricie... Habla por ella y a través de ella muestra cariño y ternura por Vogler, también por su hijo...

Alma, Vogler y Elizabeth: la fusión vampírica
Pero en ese proceso de vampirización, Alma también entra en contacto con la parte más sombría de Elizabeth, y así de repente y como si entrara en trance, el tono de las palabras se troca en desesperación y dice a Vogler:

¡¡La anestesia acaba conmigo... No lo soporto!! ¡¡Que verguenza, que verguenza... Que verguenza, déjame en paz, déjame en paz, estoy podrida. Soy fría e indiferente. Todo en mí es una mentira y un engaño!!

La cámara entonces se desplaza rápidamente hacia Elizabeth y nos muestra un primer plano de su rostro a la vez que suena el sonido profundo y denso de un gong: la consciencia de Elizabeth. Justo después de este primer plano, se nos muestra en la siguiente escena como Alma aparta las manos apoyadas en la mesa de Elizabeth y descubre la foto de su hijo - que en el principio de la película había roto -. Alma, ante un rostro ahora preocupado de Elizabeth le dice que tienen que hablar de este tema... "Cuéntame Elizabeth - esta niega con la cabeza - sino tendré que hablar yo". Llega entonces una de las escenas más impactantes de la película. En ella se relata el fracaso como madre de Elizabeth - ambas mujeres comparten su drama como lo que siente cierta falla como madres - y se relata en dos ocasiones, una enfocando el rostro de Elizabeth, la otra enfocando el rostro de Alma. En el enfoque del rostro de Elizabeth asistimos a su negación y desconcierto, al miedo y a su dificultad para sostener aquello que Alma le manifiesta. Aparta su mirada de ella pero finalmente va surgiendo la tristeza y el dolor con el que Elizabeth vivió una maternidad cargada de odio al hijo desde el momento de su concepción. Lo vive como un obstáculo, un problema para su belleza, su estilo de vida, su profesión de actriz... por sus sentimientos de culpa y remordimientos posteriores... por el amor que el hijo le muestra como madre, cuando ella solo desea golpearle.

El miedo de Elizabeth.
Luego se repite la escena ahora con la cámara enfocada en Alma... y al final del relato se produce el famoso primer plano de la fusión de ambas mujeres en el rostro de Alma. Ella, como si entonces se diera cuenta se resiste: "no... yo no soy como tu, no siento como tu, soy la enfermera Alma y estoy aquí para cuidarte. No soy Elizabeth Vogler, tú eres Elizabeth Vogler".


La fusión entre Alma y Elizabeth.
Tras esa escena sigue aquella en la que Alma se ha recuperado a sí misma... Aparece vestida con su uniforme de enfermera como seña de su identidad - una máscara le devuelve su integridad -: "Yo nunca seré como tú, nunca. Cambio constantemente. Nunca te apoderarás de mi" - le dice -. Alma se enfrenta al silencio de Elizabeth dando golpes sobre la mesa para que voluntariamente vuelva a surgir su identificación con Elizabeth. Su respuesta a su silencio es ahora enfrentarla con ella misma y Alma-Elizabeth le dice:

Decirlo es inútil, no sirve de nada, es una locura. Ahora no... no... siempre contra el paso del tiempo. Cuando tenía que ocurrir no ocurrió y por lo tanto fue un fracaso. Tu no reacciones, pero yo debo hacerlo y no hacia el interior. Es preciso que avise a todos los demás, a todos los desconsolados. Tomar si... ¿pero qué es lo más próximo? Se llama... No... no... no nosotros, nuestro, mío, yo, todas palabras nauseabundas responsables de un dolor incomprensible.

Es entonces cuando Alma le muestra el brazo a Elizabeth y se corta. De la herida mana sangre y éste se avalanza hacia ella para sorberla... Tras unos segundos Alma reacciona retirándole su brazo y pegándole sin cesar... El silencio de Elizabeth no oculta más que al vampiro emocional.

El vampirismo de Elizabeth sobte el brazo de Alma
V. Y MÁS ALLÁ DE LA PSICOLOGÍA...

Reducir la obra de Bergman sólo a la psicología  no sería ni justo ni acertado como bien observa Susan Sontag, y como bien se deriva de esas escenas finales contempladas desde otras intermedias. ¿A qué dolor incomprensible se refiere Alma? Alma, como Elizabeth, se refieren al dolor de la existencia, al absurdo y el sinsentido con el que esta se nos muestra en multitud de ocasiones, el dolor implícito en la propia condición humana y al silencio final de nuestros dioses, sean cuales sean estos. La lectura de Bergman parece lanzarnos a un Universo frío e indiferente en el que "las palabras nauseabundas" (nosotros, nuestro, mío, yo) transforman al hombre en un vampiro que se alimenta de sus congéneres... Su vacío es alimentado mediante el uso del otro reducido a simple objeto ("resulta divertido estudiarla"). La posición de Bergman respecto a la condición humana me parece esencialmente descrita por Sontag:


la naturaleza de su sensibilidad, cuando es fiel a ella, tiene una sola temática: las profundidades donde se ahoga la conciencia. Si para conservar la personalidad es necesario salvaguardar la integridad de las máscaras, y si para conocer la verdad acerca de la persona hay que desenmascararla, resquebrajar la máscara, entonces la verdad de la vida, globalmente considerada reside en la destrucción de toda la fachada, detrás de la cual se oculta una crueldad absoluta. [10]

La manifestacón de esta crueldad absoluta se manifiesta en el horror que experimenta Elizabeth cuando contempla al bonzo ardiendo o en la contemplación de una fotografía del holocausto en el que se observan niños y madres del gueto rodeados de soldados nazis... Imágenes que no tienen un trasfondo político sino que aparecen como manifestaciones de esta insoportable crueldad que aguarda tras la fachada. Recuerda Bergman una aproximación parecida a la que más tarde, con su habitual clave de humor, Woody Allen nos presentó en "Delitos y faltas".

Eso nos muestra también Bergman en su personaje de Elizabeth, su retracción en relación a la vida, su aspiración a la renuncia de sus máscaras, no hace más que manifestar su condición vampírica... Su silencio no es más que el vacío succionador de su carencia. Eso es lo que Alma le muestra cuando le reponde a su silencio con su identificación con ella. En otra de esas escenas donde realidad y fantasía - ¿un sueño? - se vuelven ambiguas, Alma entra en la habitación... ¿ahora del hospital...? Allí yace Elizabeth. Se acerca a ella y levantándola le susurra: "Ahora repite lo que yo diga... Nada... Nada,". Elizabeth, medio dormida, medio incosciente, finalmente lo repite. Nada... Bergman parece insistir en que tras la máscara no hay nada... nada salvo el sinsentido y la crueldad. Y así finalizaré esta entrada con unas palabras finales de Susan Sontag, quien en relación a las primeras y últimas imágenes y las últimas de la película, que tanto han dado que hablar, dice al respecto:

El tema de Persona es la violencia del espíritu. Si las dos mujeres se violan recíprocamente, es lícito decir que cada una de ellas se ha violado a sí misma de  una manera por lo menos igualmente profunda. En el paralelismo final con este tema, la misma película parece ser violada, parece emerger del caos del "cine" y de la "película como objeto" para luego volver a sumirse en él. [11]


Bibi Andersson, Bergman y Liv Ullman: Persona (1966)

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  [1] Scorsese, Martin en comentario del extra "Imágenes del recreo" en el DVD de Persona.
  [2] Jung, C. G.  La persona como recorte de la psique colectiva en OC. Volumen 7, Editorial Trotta, par. 245
  [3] Ídem anterior. Los intentos por liberar a la individualidad de la psique colectiva, par. 254
  [4] Laplanche & Pontalis. Diccionario de psicoanálisis. Ver acepción "Yo ideal". Editorial Paidós.
  [5] Le Poulichet, Sylvie. La efracción del silencio en El silencio del psicoanálisis (bajo dirección de J. D. Nasio) Amorrortu editores, pág. 117
  [6] Jacoby, M. El encuentro analítico. La transferencia y la relación humana. Fata Morgana, pág. 74 
   [7] Ídem anterior, pág. 82
  [8] Sontag, Susan. Estilos radicales. Editorial Debolsillo (ebook). En "Persona de Bergamn".
  [9] Ver nota 6pág. 83
[10] Ver nota 8.
[11] Ver nota 8.
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OTRA PELÍCULAS RELACIONADAS



EL SILENCIO (1963) - Ingmar Bergman -

En el camino de vuelta a casa, al regreso de las vacaciones, dos hermanas, Anna y Ester, se ven obligadas a quedarse en un hotel de Timoka, una ciudad desconocida en un país desconocido. La causa de la detención es la enfermedad de Ester. El hotel es grande, los huéspedes escasos. También alberga a una compañía de enanos que actúa en un teatro de variedades cercano. En el lugar se habla un idioma que ni siquiera Ester, que es traductora, entiende.


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    DELITOS Y FALTAS (1989) - Woody Allen -


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ENTRADAS RELACIONADAS CON EL ARQUETIPO DE LA SOMBRA.


DR. JECKYLL & MR. HIDE (1931) -  Robert Mamoulian -
y el arquetipo de la sombra (I)

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LA CHAQUETA METÁLICA (1987) - Stanley Kubrick -

y el arquetipo de la sombra (II): la transformación del soldado patoso.

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EL COMPROMISO (The arrangement, Elia Kazan, 1969): Una crisis de identidad.

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El Compromiso (The Arrangement, 1969), es una controvertida película de Elia Kazan que cuenta tanto con grandes admiradores - entre los que me cuento -, como detractores. Inspirada en la novela del mismo título escrita por el director, cuenta con indudables elementos biográficos, igualmente que otra de sus grandes obras: "América, América" (1964). A pesar de su fracaso comercial y de la crítica de un argumento complejo y aparentemente caótico, pocos dudan, no obstante, sobre las brillantes interpretaciones con las que cuenta: Kirk Douglas como Eddie Anderson, un brillante publicista de éxito que entra en una crisis profunda con su vida; Deborah Kerr, como Florence Anderson, su esposa, en la que sería su última actuación; una sensual Faye Dunaway, de una belleza perturbadora, como Gwen, su amante; y Richard Boone, como Sam Arnes, su padre. 

El inicio de la película ya es muy sugerente al respecto. En una especie de "se abre el telón", las primeras imágenes que la película nos presentan, tras sonar una música como despertador, es la pareja formada por Eddie y Florence levantándose en camas separadas. Llama la atención la simetría con la que dicha escena es filmada, no sólo en cuanto a la distribución de la habitación, sino que también en los movimientos y acciones de los protagonistas. Tras un breve encuentro de los dos en el eje especular, la simetría vuelva a realizarse cuando vemos que cada uno se ducha en su baño particular. Imagen simbólica que ya nos advierte de la extrañeza que se oculta tras el aparente orden. La frialdad de toda la escena continua en el desayuno, hasta que Eddie se marcha con su descapotable. La utilización de la simetría, que generalmente suele dar la sensación de orden y complementariedad, da en esta ocasión una fuerte sensación de extrañeza, haciéndonos ya notar la distancia y frialdad existente en el trato entre ambos miembros de la pareja.

Florence y Eddie.

Este orden aparente que se desprende de la simetría se ve roto por la distancia que también se hace evidente en la pareja, donde todo sucede como si estuviera programado, robotizado. Sin embargo, este orden pronto se verá alterado cuando Eddie, en una conocida escena se intenta suicidar lanzando su descapotable bajo las ruedas de un camión.

I. EL SILENCIO DE EDDIE.

Tras el aparatoso accidente de Eddie, éste entra en un silencio que nos permite introducir al personaje tanto a partir de escenas casi oníricas, como de flashbacks. En primer lugar nos encontramos con la presencia de una bella mujer que parece tenerle absorto y que se nos revelará como su amante. Se trata de Gwen, una misteriosa y atractiva mujer que conocerá en el trabajo. Por otro lado, Eddie se nos presenta como un publicista y un vendedor de éxito. La primera vez que habla para salir de su silencio es, no obstante, para decir al presidente de su agencia que no piensa volver al trabajo. Poco a poco también se revela, por boca de Florence, la relación más de forma que de fondo que mantienen con Eddie, así como el conocimiento de la existencia de Gwen. Finalmente, y tras una pesadilla, Eddie habla a Florence de Gwen.

Eddie tras el accidente: el silencio.

Una vez más, y como ya hemos visto en otros comentarios de éste blog, la mujer de la que el hombre se enamora pasa a ser una proyección de su ánima y, como ocurre en los sueños, le revela y le arrastra hacia su verdad más interna, le arrastra a salir de la falsedad constitutiva de su yo y del mundo ortopédico que se ha construido. Así Gwen, en la fiesta de la empresa en la que van a empezar su relación, le dice:"A estas alturas ya no sabes lo que es verdad y es mentira, sólo sabes lo que se venderá [...] Tú no sabes lo que piensas de nada [...] Tú... lo que hubieras podido ser... ¿Qué te pasa? ¿Te da pena pensar en lo que hubieras podido ser? 

Esta sensación que tan bien capta Gwen, se ve más tarde confirmada en una escena de Eddie con Florence, en la que rememorando uno de sus primeros encuentros cuando se conocieron, un joven Eddie le dice: "Yo sólo he querido una cosa en mi vida Florence, ser escritor". A lo que Florence le responde: "Tu puedes ser lo que quieras, lo que te propongas." 

¿Qué te pasa? ¿Te da pena pensar en lo que hubieras podido ser?

La relación entre Eddie y Gwen se complica cuando habiéndole prometido el primero que dejaría a Florence, finalmente no se atreve: "La verdad es que os necesito a las dos" - le dice -. Esta declaración de Eddie ya representa el conflicto interno que vive este tipo de hombre, y que se corresponde habitualmente a la escisión típica que tienen entre la "mujer-madre" y la "mujer-sexual". Entre aquella que le ofrece estabilidad y comodidad, y aquella que le ofrece inconformismo y pasión. Esto lleva a que ambos se separen de mala manera dando así inicio a la crisis de Eddie: "Creí que era sólo en la oficina, pero eres igual en todas partes. Nunca cambiarás, eres un embustero, como la mayoría. Te mientes a ti mismo. Eso me está matando y te está matando a tí." - le dice Gwen en una especie de alucinación que Eddie sufre al contárle su historia a Florence -.

Florence, Eddie y Gwen.

II. LA FAMILIA DE EDDIE.

Aquello que podemos considerar la segunda parte de la película empieza con la comunicación del ingreso del padre de Eddie en el hospital a causa de una pulmonía. Con ella vamos a  entrar en la dimensión de la familia de origen de Eddie, que coincidirá con la vuelta con el padre a la casa parental, donde Eddie va a recordar algunas escenas familiares críticas. De estas escenas observamos el gran parecido entre la estructura familiar de una película que ya comentamos aquí, Shine, el esplendor de un genio (Scott Hicks, 1996) - pulsa aquí para acceder a la entrada -, y la familia de Eddie, es decir: padre tiránico y madre sumisa. Destaca el tipo concreto de relación padre-hijo, siendo perfectamente aplicable para Eddie el concepto de "centauro", definido por el psicoanalista Luís Kancyper, como aquel hijo cuya cabeza es del padre y el cuerpo del hijo, un cuerpo que ejecuta meramente lo que la cabeza le dicta. Aunque es una cita que ya hice en el comentario de Shine, me parece importante volver a citarla por la importancia que tiene para comprender este tipo de relación padre-hijo:

El padre se ofrece como objeto de idolatría y el hijo es colocado como objeto de veneración. Entonces se crea un pacto, una alianza Dios-hijo.

Esta relación vincular "padre Dios - hijo Venerador Esperante" instrumenta un engaño, consciente o no, y subvierte una situación para obtener fines distintos.

Bajo la apariencia de dar al hijo, su objetivo es inverso: sacar del hijo.

Es un dar que resta, inmoviliza, posee y empobrece al hijo; es un dar que quita... [1]


El encuentro entre padre e hijo en el hospital ya nos muestra, palabra por palabra, como el padre es el objeto de idolatría y el hijo es colocado como objeto veneran: "A él le debo todo lo que soy" - le dice Eddie a una enfermera -

Padre e hijo.
Por otro lado, e igual que en Shine, la madre es una mujer sumisa que intenta proteger a su hijo pero evitando siempre la confrontación con el padre y soportando su violencia. Vamos a analizar una sugerente escena - a la que el Eddie en crisis asiste como observador - en donde está todo dicho, y que ocurre más adelante, cuando Eddie se queda sólo en la casa parental- hasta entonces acompañado por Gwen y su hijo nacido recientemente y de padre indeterminado - con el objetivo de "encontrarse", y en la que queda explícita la violencia paterna, la sumisión materna y la desesperación de Eddie. Veamos:

Sam: ¡¡Tomna!! ¿De qué es esta factura? ¿Qué es esto... estudios? ¡¡Tomna!! Vas a meter estudios en la cabeza de este pobre idiota. Toda mi vida he trabajado, me he esforzado por el futuro de este hijo. Y ahora, cuando le necesito le enseñas que abandone a su padre.

Sobran las palabras para no escuchar en estas palabras como resuenan las de Luis Kancyper:"Bajo la apariencia de dar al hijo, su objetivo es inverso: sacar del hijo. Es un dar que resta, inmoviliza, posee y empobrece al hijo; es un dar que quita..."

Violencia, sumisión y desesperación.

Pero hay un detalle, desde mi gusto filmado con brillantez, cuando tras abofetear Sam a la madre mandándola al suelo, por decirle:  "Sam, su vida es suya, él no quiere un negocio de alfombras, quiere algo diferente", el joven Eddie intenta reaccionar, pero entonces la madre, como siempre, le pide que se calle, que no actúe. Queda entonces la imagen congelada (ver más abajo) y entonces el Eddie en crisis dice:

¡Mamá...! ¿Qué clase de lección era esta para dársela a un niño? No le culpo a papá sino a tí. Debiste enseñarme a hablar por mí mismo. Eso no mamá... eso no - dice refiriéndose a la onomatopeya clásica utilizada para indicar que hay que callar (Shhhhhh...!) -

Eso no mamá... Eso no.
La escena sugiere que, finalmente, y en términos psicológicos, la figura paterna se instaurará como un yo ideal tiránico gestionado por un superyó obsceno. La crisis de Eddie corresponde al cuestionamiento de una vida que se ha erigido en función de los valores y expectativas paternos y de la sumisión ante ellos, y del no cuestionamiento tal y como la madre le "enseña". Eddie entra en crisis porque no sabe si existe un Eddie, o como el centauro de Kancyper, es sólo un cuerpo que actúa dirigido por la cabeza de su padre introyectado, o en otras palabras, por un padre tragado. Por eso, en busca de encontrarse, como suele ocurrir en estos casos, la crisis parece bordear la locura.

III. LA CONFRONTACIÓN CON LA MÁSCARA.

Tras esta escena que hemos relatado, hace su entrada en la casa el descapotable conducido por el Eddie publicista y hombre de éxito, iniciándose así la confrontación entre él y su máscara, que se ajusta al yo ideal deseado por el padre y que, básicamente, se resume en: dinero, dinero y más dinero, y poder. El Eddie exitoso baja del coche y le dice lo que siempre le ha dicho su padre: "Es que te has vuelto loco... ¿Qué es esto? ¿Culpa de tu padre o de tu madre? ¿Te ha dado por Freud? Tú eres tú. Eddie Anderson, el hombre indispensable.  Entonces tenías poder. ¿Recuerdas lo bueno que era? Poder... si hombre si, poder. Mira, sin trabajo ni dinero en el bolsillo no eres nadie."

En una imagen genial vemos al Eddie exitoso en la cama entrajado, repeinado, con su bigote bien recortado junto al Eddie en búsqueda de sí mismo totalmente desnudo... Una buena imagen simbólica que nos recuerda algunas palabras de Kierkegaard que parecen ajustarse a la crisis de Eddie. Dice el filósofo:

La persona de cabeza clara es la que se libera de esas "ideas" fantasmagóricas y mira de frente a la vida, y se hace cargo de que todo en ellas es problemático, y se siente perdida. Como esto es la pura verdad - a saber, que vivir es sentirse perdido, el que lo acepta ya ha empezado a encontrarse, y ha comenzado a descubrir su auténtica realidad, ya está en lo firme. Instintivamente. Lo mismo que un náufrago, buscará algo a lo que agarrarse, y esa mirada trágica, perentoria, ansolutamente veraz, porque se trata de salvarse,le hará ordenar el caos de su vida. Estas son las únicas ideas verdaderas: las ideas de los náufragos. Lo demás es retórica, postura, íntima farsa. El que no se siente perdido se pierde de forma inexorable; es decir, no se encuentra jamás, no topa nunca con la propia realidad. [2]

Palabras que parecen dichas para Eddie y su crisis existencial. Palabras que aparecen mucho en el concepto de individuación propuesto por Jung, la idea de que para encontrarse primero hay que perderse. El camino al que se abre para encontrarse es el camino de su perdición, perdición en el buen sentido de la palabra, perdición de la retórica, de la postura, de la íntima farsa, abrirse al abismo de ser. Eso es lo que representa tan genialmente la imagen de los dos Eddies en la cama... la retórica o la sencillez y la humildad; la postura o la sinceridad: la farsa o la autenticidad. Disfraz o desnudez.

Las únicas ideas verdaderas: las ideas de los náufragos.

III. EL DESENMASCARAMIENTO DE LA REALIDAD.

El abogado de la familia (interpretado por Hume Cronin), quién en realidad esta enamorado de Florence, interviene para que Eddie vuelva con ella, y tras cantarle todas las cualidades de Florence "Estas casado con la mujer perfecta. No hay un sólo hombre que no te envidie. Cuantas mujeres, pregunto yo, hubieran soportado lo que ha soportado [...] Su instinto le dice que su matrimonio aun puede salvarse [...] Florence es una mujer extraordinaria a quien está torturando un egoísmo enloquecido", y para reforzar la cosa, la trae a su hija y, así, finalmente, accede a volver a ver a Florence... Más allá de todo el entramado económico que pretende dejar que Eddie sólo pueda volver a disfrutar de sus propiedades y del dinero cuando su mujer considere que ha vuelto a su "sano juicio", el tema más importante se desarrollará en la escena en la que Eddie y Florence hablan a solas, en ella se desvelarán ciertas realidades. En varias ocasiones, durante la película, y de distintas maneras, Florence le repite a Eddie, que puede hacerle feliz si la ayuda, que está dispuesta a hacer lo que sea para volver a ser felices...  o que soportará lo que él quiera... Y aquí viene el momento crítico, veamos el siguiente diálogo.

Florence: Ahora dime, Eddie, ¿qué quieres que hagamos? ¿Qué te hace falta para que vuelvas a ser feliz? TE PROMETO CON TODA MI ALMA QUE NO HARÉ MÁS QUE ESO.
Eddie: Florence... lo único que yo deseo es no hacer absolutamente nada.
Florence: Oh... bien... ¿y qué vas a hacer? - se hace patente su incomodidad y la dificultad para entender el "nada" de Eddie -
Eddie: Sólo ser...
Florence: Pero... ¿Qué vas a ser?
Eddie: Nada... ser.
Florence:¿Ser qué? No ser nada - la contrariedad crece -
Eddie: Si... si.
Florence: Eddie, tienes un talento poco corriente.
Eddie: Nada... Sólo ser yo mismo. ¿Lo encuentras tonto?
Florence: No, no, que va...
Eddie: Quiero conocer gente, andar, sentarme, ser... tal vez pensar.

Pero... ¿Qué vas a ser?

Y aquí es donde la realidad va emergiendo... La incomodidad que muestra Florence tomará toda su dimensión cuando Eddie llega al quid de la cuestión y le propone a Florence un cambio radical de vida que pasa por: 

Eddie: "Quiero que vendas nuestra casa y también la casa de campo, los coches, los cuadros, la estatua búlgara del jardín, los libros, los discos, el refrigerador... todo, soy el jefe de la familia y ordeno venderlo"
Florence:¡Por dios Eddie, seamos sensatos! ¿A dónde iríamos a parar?
Eddie: ¿Para qué tanto? Tomaremos un apartamento y partiremos de cero.
Florence: Eddie te has matado a trabajar y te mereces una vida mejor que la que estás proyectando.
Eddie: Pero no estoy cómodo. Varias veces he querido matarme - le confiesa -.

Y Florence, que no comprende nada de lo que le ocurre a Eddie, acaba diciéndole: "Eddie, se un hombre como es debido".

Eddie, se un hombre como es debido.
Y aquí surge también la realidad de Florence, que podemos resumir en "te ayudaré y haré lo que quieras siempre y cuando mantengamos nuestro status social", es decir, que la farsa continue. El amor aparentemente incondicional de Florence forma parte de la retórica, la postura y la farsa que ambos han vivido como pareja. Cuando estalla en ira al contemplar la realidad de Florence le dice de una manera muy sentida: "los minutos, los minutos, los minutos... los minutos de mi vida... ¡quieres que te los vuelva a vender! [...] ¡¡Lo juro por dios... Nunca más, nunca más volveré a trabajar en algo que desprecio!!"

IV. HACIA UNA NUEVA VIDA COMO EDDIE.

Tras esa situación, que acaba con una fuerte tensión por los temas económicos por los que se pretende incapacitarle, vuelve a la casa paterna y la quema con todos sus contenidos (una manera simbólica de cortar la cabeza del centauro y de renunciar al yo-ideal). Posteriormente se dirige a la casa de Gwen, a quien dice:

Mientras estaba allí, contemplando las llamas, me sentía como hacía muchísimo que no me sentía. Si Gwen, lo habías conseguido, por eso he venido aquí, para darte las gracias.

El fin del centauro.

Pero inmediatamente, con la llegada Charlie, un joven que ama a Gwen, le dispara dos tiros por celos... Tras todos estos asuntos, Eddie aceptará encerrarse en un centro psiquiátrico, a petición de los intereses de Florence y su abogado. Ese voluntario encierro parece como una manera de abstraerse de un mundo que ya siente que no es el suyo, uno diría que se da casi un tiempo para, como le dijo a Florence "no hacer nada, solo ser." Mientras, vemos partir a Florence y al abogado tomados del brazo. Es entonces cuando Gwen hará todo lo posible para verle y sacare de allí. Justo cuando le visita con su hijo, la inmimente muerte de su padre le sacará de allí,  y tras su muerte le dice a Gwen: "Cuando me miró no era mi padre, sino un hombre asustado que quería lo mismo que yo, otra oportunidad, otra oportunidad." 




Y tras contarle eso le dice a Gwen que la quiere...  Su amor por Gwen es su nueva oportunidad, su nueva revinculación como Eddie con el mundo, pero ahora como un Eddie con cabeza de Eddie. Su amor por Gwen es quizá la primera elección que Eddie hace como Eddie. La pelicula acaba en el cementerio, con el entierro del padre, viendo a Eddie junto a Gwen, mientras Florence está al lado del abogado.



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[1] Kancyper, Luis. Jorge Luis Borges o el laberinto de Narciso. Paidós. Ideas y perspectivas. En especial págs. 33.
[2] Kierkegaard, Soren, citado por Ernst Becker.La negación de la muerte. Kairós, págs. 143 y 144




LIFE (Daniel Espinosa, 2017): Sobre la voluntad de vivir y la voluntad de dominación. CÁPSULAS DE CINE Y PSICOLOGÍA.

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La película Life (Daniel Espinosa, 2017), es una película de ciencia ficción que aborda el descubrimiento de vida hallada en unas muestras transportadas por una cápsula proveniente del planeta Marte. Protagonizada por Jake Gyllenhaal (como el  oficial médico Davis Jordan), Rebecca Fergusson (como la médico de Control de Enfermedades Miranda North), Ryan Reynolds (como el ingeniero de vuelo Rory Adams), Ariyo Bakare (como el exobiólogo Hugh Derry), Hiroyuki Sanada (como el ingeniero de sistemas Sho Murakami) y Olga Dykhovichnaya (como la comandante de la Misión, Ekaterina Golovkina), se trata de una nueva variación sobre la gran película de Alien, el octavo pasajero (Ridley Scott, 1979), y que nos permite reflexionar (como también nos lo hubiera permitido la misma Alien) sobre dos aproximaciones que me parecen interesantes.

Para la primera de ellas recurriremos a un fragmento de una escena en la que, tras el desarrollo de lo que, aparentemente, no era más que una célula, una especie de flagelado (a la que bautizan con el nombre de Calvin), se acaba transformando en un auténtico depredador, y tras registrarse sus primeros ataques y las primeras muertes (ataca al exobiólogo y mata al ingeniero de vuelo Rory y la comandante de la misión), el exobiólogo Hugh dice lo siguiente a sus compañeros: "Solo supervivencia. La propia existencia de la vida requiere destrucción. Calvin no nos odia, tiene que matarnos para sobrevivir." De repente nos encontramos con Schopenhauer en el espacio y su voluntad de vivir. De Calvin podemos decir lo mismo que dice Ash, el oficial médico de la Nostromo, que luego se revela un robot, y que dice del Alien: "No sabéis a lo que os enfrentáis, un perfecto organismo. Su perfección estructural sólo es igualada por su hostilidad. Admiro su pureza. Es un superviviente al que no afectan la consciencia, los remordimientos ni las fantasías de moralidad". Tanto Alien, el octavo pasajero, como ahora el Calvin de Life, ponen a sus protagonistas frente a crueldad de la vida, o parodiando a Ash, podemos axtasiarnos ante la belleza estructural de un ecosistema, o ante la belleza de un paisaje, pero nada obvia la, a nuestros ojos, cruel y violenta relación que fundamenta las cadenas tróficas de alimentación. Calvin, como Alien, son organismos perfectamente desarrollados para matar, son sobrevivientes y superdepredadores y, en ese sentido, describen perfectamente la visión que Schopenhauer tenía de de la naturaleza:

Continuamente la materia persistente tiene que cambiar de forma cuando, al hilo de la causalidad, fenómenos mecánicos, físicos, químicos y orgánicos, ávidos de manifestarse, se arrebatan unos a otros la materia, porque cada uno quiere revelar su idea. A través de toda la naturaleza se puede seguir esa lucha, e incluso no consiste más que en ella [...] pero esa lucha no es sino la revelación de la esencial escisión de la voluntad respecto de sí misma. Esa lucha universal se hace visible con la máxima claridad en el mundo animal, que se alimenta del vegetal y en el que a su vez cada animal se convierte en presa y alimento de otro, es decir, la materia en la que se presentaba su idea ha de retirarse para que se presente otra, ya que cada animal no puede conservar su existencia más que mediante la constante supresión de la ajena; de modo que la voluntad de vivir se consume a sí misma y es su propio alimento en diversas formas [1]


El protoplasmático alien de Life: Calvin

Ahora bien, en el título español, y en esas modificaciones a las que se nos tiene habituados, se añade una matización, desde luego no menos cierta: "Life... Vida inteligente". Y así es, porque a diferencia de Alien, un gran superdepredador, puro instinto, pura voluntad de vivir, Calvin, que también lo es, demuestra tener además una notable inteligencia. De hecho Calvin es un cruce entre el monstruo de Alien, y los invasores inteligentes que, por ejemplo, aparecen en "La Guerra de los mundos" o en "The Thing", por poner sólo dos ejemplos, donde esa inteligencia que poseen, no obstante, no ofrece en ningún momento posibilidad alguna de comunicación.

Calvin en los primeros pasos de su desarrollo.

Y eso nos abre a la segunda aproximación, la posibilidad de contemplar a Calvin como la Otredad que nos habita como especie. Aquello que no queriendo ser también somos. Tenemos un ejemplo en Alien, cuando la corporación Weiland está interesada en capturar al alien para su división armamentística y, en nombre de eso, todo es prescindible, tripulación incluida. Sin embargo, y en el caso del ser humano, esa otredad no se fundamenta exactamente con la voluntad de vivir, tal y como la entendía Schopenhauer... O, por lo menos, no se trata sólo de voluntad de vivir, de supervivencia, aquí tenemos que hablar también de voluntad de dominación, de codicia, de poder. Calvin, por decirlo en el lenguaje de La Guerra de las Galaxias, es nuestro reverso tenebroso. Eso hace del ser humano un ser especialmente peligroso, una inteligencia fría, pulsional al estilo de la definición que hace Ash del Alien, lo único que aquí con inteligencia, es decir, una inteligencia al servicio de la voluntad de dominación, de la codicia, a la que no afectan ni la conciencia, ni los remordimientos ni las fantasías de moralidad. Schopenhauer lo definía con la expresión latina Homo hominis lupus, y así, colocándonos en la cúpula de las cadenas tróficas, nos dice:

hasta que al final el género humano, al imponerse sobre todos los demás, considera la naturaleza como un producto para su propio uso; si bien, como veremos en el libro cuarto, ese género revela en sí mismo con la más atroz claridad aquella lucha, aquella autoescisión de la voluntad, y se produce el homo homini lupus. [2]

Esa escisión de la que habla Schopenhauer es esa bestia que acecha desde los sótanos de la psique o desde la implacable superficie del narcisismo patológico que no requiere de psicópatas en el clásico sentido de asesinos en serie. Porque...  ¿no actúan acaso como tales, hoy en día, los mercados, los intereses de las corporaciones multinacionales y los grandes bancos arropados por los gobiernos y los políticos, la ambición política y también la corrupción y suciedad que la envuelve, la existencia de organizaciones xenófobas o fascistas, organizaciones criminales y terroristas, fundamentalismos de todo tipo? No olvidemos la banalidad del mal que describió Hannah Arendt a partir de su análisis del juicio de Adolf Eichman, la crueldad y la violencia gratuítas que se han registrado en las guerras, etcétera, etcéterca... Recordemos en la segunda película de la serie de Alien, Aliens el regreso (James Cameron, 1979), al personaje de Carter Burke, donde los intereses de la empresa, el valor del alien como armamento, o la posibilidad de adinerarse con ello es su único interés, por encima de la vida de cualquiera de los seres humanos que le acompañan en la expedición, y hasta haber expuesto a la colonia de ex-terráqueos que han colonizado el planeta los aliens, hasta que estos acaban con todos ellos. Somos la única especie capaz de destruirnos entre nosotros, de destruirnos con especial crueldad y violencia, y no sólo eso, si no de destruir con la misma crueldad y violencia nuestro planeta. Ninguna especie, hasta nuestra llegada, había desarrollado tal capacidad letal.




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[1] Schopenhauer, Arthur.El mundo como voluntad y representación. Ed. Trotta, par. 174
[2] Ídem anterior, pár. 174

SARABAND (Ingmar Bergman, 2003): Sobre las relaciones paterno-filiales.

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Saraband (2003) es la última película filmada por  el maestro Ingmar Bergman. Una primera reflexión nos lleva a preguntarnos cómo cabe considerar esta su última obra, en especial cuando elige retornar a los protagonistas de "Secretos de un matrimonio" (1973), ya comentada en este blog (pulsa aquí para acceder a la entrada), situando a sus protagonistas Marianne (Liv Ullmann) y Johan (Erland Josephson) treinta años después. Como algunas películas de Bergman, la dimensión biográfica deja su huella en esta obra, uno diría que a modo de testamento existencial. Bergman es uno de los directores que, a mi entender, disecciona el ser humano de una manera más cruda, y con una clara visión pesimista (¿objetiva?) que no deja lugar al más mínimo resquicio de esperanza. Desde esta perspectiva, Saraband, como la continuación de "Secretos de un matrimonio" hay que centrarla más, no tanto en la perspectiva que ofrece el reencuentro de la ex-pareja y amantes, sino en las situaciones vitales en el momento del reencuentro, y que se hallan determinadas por un complejo entramado de relaciones paterno-filiales: la de Johann con su hijo Henrik (Börje Alhsted), la de éste con su hija Karin (Julia Dufvenius), y la de Marianne con su hija Martha (Gunnel Fred).

Cuando vemos esta película de Bergman, uno no puede olvidar las palabras que dijo en una entrevista , y que luego se repetirán en la película (ver parte IV), y en la que dice acerca de la relación con los hijos:

Tuve algo así como una pelea con uno de mis hijos y le dije que: "Sé que fui un mal padre". Entonces él me rugió: "¿Un mal padre? - ¡Ni siquiera fuiste un padre!" Y puede que tenga razón en eso. Realmente nunca logré formarme un criterio en ese aspecto. Realmente no. [1]

Saraband va de eso, de la complejidad de las relaciones paterno-filiales, y de como se entraman generación tras generación.

Como en muchas de sus películas, Bergman circunscribirá estas complejidades en un entorno aislado en el que las relaciones se amplifican, así como en una cadencia del relato que se estructura en unas escenas perfectamente delimitadas en las que se va desarrollando la trama.



I. TREINTA AÑOS DESPUÉS...

La película se inicia con Marianne rodeada de fotografías y poniéndonos al día un tanto de la situación de ambos. Johann, multimillonario gracias a la herencia de una tía, vive retirado en los bosques. Tras este breve prólogo asistimos al impulso que lleva a Marianne a visitar a Johann. El encuentro nos presenta a un Johann de 86 años y a una Marianne de 63. Uno tiene la sensación de que ha pasado el tiempo pero que Johann y Marianne, en cierta manera, siguen siendo los mismos y, a pesar del aprecio que se profesan algo en ellos sigue anclado en el mismo lugar. Veamos el siguiente diálogo:

Johann: A veces creo que este retiro voluntario es únicamente una antesala del infierno. Que ya estoy muerto aunque no lo parezca, pero estoy bastante bien después de todo. He buscado en el pasado, y ya tengo todas las respuestas que estaba buscando, de veras...
Marianne: Y no parece muy divertido...
Johann: Claro Marianne, es que no lo es. Pero quien dijo... quien dijo que el infierno iba a ser divertido
Marianne: ¿A qué conclusión has llegado después de tanto meditar?
Johann: Que mi vida ha sido una mierda integral. He tenido una vida sin sentido, repleta de cosas estúpidas
Marianne: Tu matrimonio forma parte de tu infierno vital... y se sincero.
Johann: Pues me temo que sí... y siento decírtelo.
Marianne: Pues que pena oír eso.

Después de treinta años...

Curiosamente, y tras este encuentro, Marianne y Johann no volverán a aparecer juntos hasta el final de la película. Entre este principio y el final tomarán protagonismo Henrik, el hijo de Johann, y su hija Karin, nieta de Johann, así como Anna la esposa de Henrik y madre de Karin, quien a pesar de haber fallecido está muy presente en la película. En todas estas escenas que median entre el principio y el final, Marianne y Johann siempre aparecerán en relación a estos otros protagonistas.

II. KARIN.

La parte II de la película nos presenta, a través de un encuentro con Marianne a la nieta de Johann e hija de Henrik. Ya se nos presenta lo que es una relación conflictiva entre padre e hija, en la que Henrik asume también el papel de su profesor de música. En el relato del conflicto que Karin le narra a Marianne ya podemos presentir que entre la relación entre Henrik y Karin sucede algo que va más allá de lo que parecería ser la obsesión de un padre para que su hija se forme como violonchelista. Hay tres aspectos que me parece importante destacar:

- La violencia con la que reacciona Henrik cuando Karin se niega a seguir ensayando y le dice que va a salir sola. Sus gritos de "¡¡No te irás!! ¡¡No te iras!!" está claro que indican algo que va más allá de la música.

- La narración de Karin sobre la muerte de Anna, su madre, y del amor que se profesaban con Henrik. Le dice a Marianne al respecto:

Mi madre le quería, sabes... Se querían mucho, y supongo que yo quedaba fuera de este amor, o es lo que pienso cuando siento lástima de mí cuando rompo con algún novio. ¿Porqué no puedo vivir yo un amor como el de mi madre?

Suena significativo este sentimiento de exclusión de "este amor"

- Finalmente, la insistencia de Marianne en preguntarle a Karin si su padre podría suicidarse en una situación extrema.

Marianne y Karin.

III. HENRIK Y KARIN... Y ANNA: Sobre la dependencia emocional.

La parte III profundiza en la relación de Henrik con Karin y nos permite observar un par de cosas:

1) El vacío que dejó en Henrik la muerte de Anna, con quien mantenía una fuerte relación de dependencia. En esta parte observamos que la reacción violenta que Henrik manifiesta con Karina tiene su paralelo en una reacción que tuvo con Anna, su mujer, quien se muestra decepcionada ante sus quejas impotentes: "cuando te pones así creo que no eres el hombre con el que pensaba casarme - entonces salió corriendo de la habitación y empezó a hacer la maleta sin hablar -. Me volví loco de miedo. Estaba como enloquecido de pánico."  El relato, poco a poco, nos muestra un Henrik posesivo, incapaz de sostenerse sin su mujer: "... me llegué a preguntar si en el fondo sabía hasta qué punto la llevaba dentro, hasta qué punto era mía. Entre Anna y yo era una cuestión de pertenencia [...] nos pertenecíamos". Sin embargo, tenemos aquí planteado el problema de la dependencia. En ella el problema no es el amor, sino la carencia y, en consecuencia, el pánico al abandono. Cuando Henrik contempla a Anna haciendo la maleta, le dice: "A mi nadie me deja, a mi nadie me abandona, a mi nadie me da la espalda de esta manera ni me abandona así." El dependiente no se imagina sin la persona de la que depende. Su bajo autoestima, su fuerte inseguridad y los sentimientos de incapacidad que le invaden le hacen sentir que no puede hacerse cargo de sí mismo. También pone su valor en función de la persona de la que depende, a la que idealiza.

Anna... (fotografia correspondiente a Ingrid, la última mujer de Bergman)
2) La dependencia de Henrik, tras la muerte de Anna, es trasladada a su hija Karin, quien pasa a substituirla. Esto nos demuestra que para el dependiente no es tan importante el amor, como suturar su carencia con el otro. Por eso, en este tipo de relaciones, pasa a ser más importante no ser abandonado que amar o ser amado. El abandono o la pérdida de la persona idealizada devuelve al dependiente a la desesperación de su propia invalidación e incapacidad. Y es aquí donde vemos la crudeza con la que la impotencia de Henrik chantajea emocionalmente a Karin: "Si tú me dejas hija me sentiré desamparado u otra palabra mejor que no exista. Con el tiempo serás libre, conseguirás ir al conservatorio, estudiar chelo y allí tendrás profesores de verdad y una vida diferente, para mi será distinto. Estos meses contigo han sido como una bendición del cielo, para mi desde luego, no para ti. Para ti ha sido otra cosa." Bergman filma  casi toda esta escena en la cama donde duermen Henrik y Karin. El plano capta perfectamente la presencia del padre como esa presencia obscena que deriva de hacer ocupar a su hija un lugar que no le toca.

Si tú me dejas hija me sentiré desamparado.

IV. LA RELACIÓN ENTRE JOHAN Y HENRIK: Sobre el desprecio y el odio.

Las dos siguientes escenas nos presentan la relación entre Johan y Henrik, una relación determinada por el desprecio del primero y el odio del segundo. Como ya vimos en "Secretos de un matrimonio", Johann no siente un especial apego hacia sus hijos, más bien un manifiesto desapego. De hecho parece mantener un contacto inexistente con las hijas que tuvo con Marianne. En cuanto a su relación con Henrik, proveniente de un matrimonio anterior, Johann hace claro y palpable que no le gusta, que nunca le ha gustado, ya desde pequeño como le confiesa a Marianne: "Jamás me gusto su forma de ser, me parecía ridículo como actuaba. Era un niño gordo y manso. Me rodeaba con un amor asquerosamente pegajoso. Reconozco que durante mucho tiempo lo ignoré. De crío era devoto como un perro, no podía soportarlo. Como un perro, como un perro faldero."

No en vano el inicio de la escena nos presenta a Johann ojeando las páginas de un libro de Soren Kierkegaard escrito bajo el seudónimo de Victor Eremita: "Lo uno o lo otro. Fragmentos de vida", y en la que las siguientes palabras de Laura Llevadot, al comentar este libro, me parecen ajustadas a la historia que Bergman nos narra en Saraband:

Kierkegaard establecerá la diferencia en términos de pena y dolor, siendo la pena un sentimientos sustancial, una tristeza infinita y ciega, como la que siente un niño que no comprende, pero interioriza hasta la médula el sufrimiento del adulto a quien ama. Por el contrario, el dolor, propio de la tragedia moderna, es un sufrimiento reflexionado, como el que siente un hombre viejo, dice Kierkegaard, al ver sufrir un niño o un joven que no es consciente de la culpa que ha causado su desgracia. [2]

Johan en su biblioteca.

El primero de los casos nos pondría en relación a la vivencia de pena que Karin tiene del sufrimiento de su padre, mientras que el segundo se manifestaría en el dolor de Marianne por el sufrimiento de Karin. Bien significativo que sean mujeres las que se hacen cargo de la pena y el dolor, mientras los hombres se relacionan desde el odio y el chantaje emocional, o desde el desprecio y la autoridad tiránica y, desde ahí, ambos, a su manera, manipulan a Karin. Efectivamente, la situación entre Johan y Henrik es bien distinta. El amor del niño Henrik por su padre topa con su desprecio y, posteriormente, cuando Johan quiere volver a ejercer de padre topa con el odio de Henrik quien le niega la condición de padre. Proyecciones del uno sobre el otro en las que, como Johan reconoce, el desprecio es por él mismo, como el odio de Henrik también lo es por él mismo. En un momento de la escena eso se hace bien patente, tras estar soportando Henrik los desprecios de Johan dice:

Henrik: ¿Papa, de dónde sale toda esta hostilidad?
Johan: Habla únicamente por ti. Cuando tenías dieciocho o diecinueve años intenté acercarme un poco más a ti. Estuviste muy  enfermo, y tu madre quería que habláramos de eso. Te dije que sabía que era un mal padre, pero que quería cambiar. Entonces me gritaste, gritaste: "¿Un mal padre? ¡Tú ni siquiera has sido un padre!" Y entonces añadiste para terminar que no me necesitabas, que te dejara en paz. El odio es una emoción a respetar, y yo lo hago. Pero que me odies no me preocupa lo más mínimo. Apenas existes. Si no tuvieras a Karin, que se parece a su madre, tú para mí no existirías, ni siquiera hablaría contigo. Y lo digo sin el mínimo ápice de hostilidad.

Johan y Henrik.

En la parte V vemos, no obstante, la dimensión interesada de Henrik, aquella por la cual, aun a pesar de las humillaciones que sufre persiste. Así, y hablando con Marianne, observamos dos cosas:

1) En una primera fase ovemos su propia auto-invalidación cuando se describe así mismo como que "soy un discapacitado, así de simple. Karin es lo que da significado a mi vida. Bueno, sin ella todo lo demás carece de sentido. Últimamente he pensado en la muerte..." Imaginar la carga que representa eso para una hija, la carga emocional que representa, junto al sentimiento de culpa asociado, ser el significado y el sentido de un padre. Como vemos en la película, Henrik le proyecta además el deseo de que sea una solista de chelo, por eso la prepara con tanta exigencia, a pesar de que no es ese el deseo de Karin, quien más adelante, cuando decide marcharse, le dice: "No creo que valiera para ser solista. Quiero tocar en una orquesta con más gente. Quiero formar parte de un esfuerzo común, no quiero estar sola en un escenario expuesta a todo el mundo..."

2) En una segunda fase observamos el odio que manifiesta hacia su padre, del cual sólo espera que muera para heredar su fortuna. "Tiene una fortuna y no se muere. Que pesado es. Seguramente su maldad le mantiene momificado" para "ipso facto" pasar a hacer una proyección de sí mismo sobre Marianne, a quien dice: "Estás aquí para sacar algo de dinero, como la pobre esposa abandonada y cornuda". Finalmente se hace manifiesto el odio que siente por él: "Le detesto, odio a ese hombre de todo corazón. Le odio tanto que con sumo agrado vería como muere sufriendo..."

Marianne y Henrik.

Obviamente, Johan y Henrik mantienen una relación sado-masoquista de carácter moral que, como ya apercibió Freud se caracteriza por el beneficio que sacan cada uno de ellos de su posición. Del lado del masoquista (Henrik) es la satisfacción de la necesidad de castigo. Del lado del sádico (Johan) se halla en la obediencia al superyo.


IV. LA PRESENCIA "POST MORTEM" DE ANNA.

La parte VI se basa en una carta que Anna escribió a Henrik antes de morir, y que Karin encuentra, y que leerá junto a Marianne. En ella observamos como Anna se ve venir lo que ocurrirá tras su muerte, como Henrik se refugiará en Karin. Y así escribe: "Creo que es bueno que seas su profesor de música, pero tiene que haber un límite, y cuando yo ya no esté aquí, ese límite se va a difuminar [...] no debes aprovecharte de su amor incondicional o le harás mucho daño. Ese dolor que sentirá puede ser permanente, y por eso ahora yo te pido que dejes libre a nuestra hija. No debes aprovecharte de vuestras afinidades..." y añade: "tienes que ser consciente de que es verdaderamente peligroso que rodees a Karin con todo tu amor porque entonces estarás muy perdido". 

Y es aquí donde las palabras son importantes. Más allá del amor que Henrik pueda sentir por su hija Karin, algo es más intenso que ese amor que se convierte en posesión de su hija, en un factor limitante para el libre desarrollo de su vida. Me refiero al desamor más que al amor. El desamor que no es más que la falta de amor por sí mismo que busca compensarse a través del amor del otro, un desamor que como un pozo sin fondo se enraiza en un sentimiento de carencia que se construye a partir de relaciones como la de Johan con Henrik, la de un niño que fue despreciado intensamente por su padre. Henrik utiliza a Karin para compensar la pérdida de Anna, y para ello no duda en ejercer el más terrible de los chantajes emocionales que tienen su correspondencia en el fuerte sentimiento de culpa de Karin si piensa en hacer su vida, hecho que se transforma en abandonarle: "si abandonara a Henrik ahora se moriría. Si le dejo a su suerte morirá, estoy segura..."



Hay en esta escena un hecho que me perece importante. Al final de ella vemos las manos de Marianne y de Karin sobre la carta escrita por Anna. Primero oímos la voz de Marianne decir "el amor de Anna", a lo que Karin responde: "esta carta está llena de amor, ¿verdad?", a lo que Marianne responde, retirando la mano de la carta:"No estoy segura..."

¿A qué debe referirse ese "no estoy segura", así como ese "el amor de Anna" que dice al principio? A ni entender esto tiene que ver con la relación de Anna con Karin. ¿En qué medida Anna la protegió adecuadamente de la demanda de su padre? ¿Fue suficiente hablar con su padre a través de una carta? ¿Por qué no hubo una carta o una palabras a Karin al respecto? El silencio en el que estas palabras quedan entre Anna y Henrik abandonan a Karin a la demanda de un Henrik desesperadamente dependiente entregándola a un sentimiento de culpa difícilmente manejable para una joven adolescente: "si abandonara a Henrik se moriría".

Sin embargo, es fácil analizar estas cuestiones. Mucho más difícil es enfrentarse a ellas emocionalmente. ¿Cómo manejar que todo el derecho que tiene un hijo a realizar su propia vida se ve mediatizado por la dependencia de un padre que transmite la posibilidad de morir si se le abandona? ¿Cómo enfrentarse a los sentimientos de culpa en el que hacer la propia vida es asumido como abandono por su padre? - Si tú me dejas hija me sentiré desamparado u otra palabra mejor que no exista. - Creo que el amor de Anna que pronuncia Marianne hace referencia a su amor por Henrik, un amor que intenta protegerle poniendo énfasis en él, pero no en Karin. Quizá por eso Marianne duda y no está segura de ese amor al que Karin se refiere.

V. LA LIBERACIÓN DE KARIN Y LA ACUSACIÓN DE HENRIK.

Finalmente Karin logra tener el valor para poner en marcha su deseo, su verdadero deseo, no el de su padre, el del abuelo o el de Marianne. Por fin toma la decisión que ella quiere. Y todo esto sucede no sin antes de ese momento "edípico" en el que Karin besa apasionadamente a Henrik, quien a su ve también lo hace, a la vez que se retrae del hecho.

El beso de la confusión.

¿Qué significa ese beso? Es el beso de la confusión, el beso de, como dice Anna en la carta , de la difuminación de los límites entre padre e hija (otro buen ejemplo lo hallamos en el comentario del episodio IV del Decálogo de Kieslowski: Honraras a tus padres- pulsa aquí para acceder a la entrada -). Es el beso del deseo incestuoso que registra su atracción y repulsión a la vez. En esa escena se registra algo de lo que está impregnada la escena: la tensión entre querer ser el objeto de su padre y la de querer ser por ella misma. La de delegar su vida en su padre (dice: "papá sabe exactamente lo que es mejor para mi"), o la de asumirla por sí misma.

No obstante, Karin elige por sí misma, elige lo que ella quiere, que no es lo que desea Henrik, ni lo que le propone Johan... elige lo que ella desea para sí misma y lo elige gestionándose así misma (recurre al dinero de su herencia para elegir aquello que le ilusiona). Karin rompe así el vínculo edípico con el padre. Como una especie de presagio, y ante le decisión ineludible de Karin, Henrik le pide que interprete para él la Saraband de la suite 4 para cello, una melodía melancólica por excelencia.


Sarabanda de la Suite Nro. 4 para Cielo de Bach por Mischa Maisky

Finalmente, y en la penúltima escena, asistimos a la noticia de que Henrik ha intentado suicidarse. Finalmente los temores se confirman. La decisión de Karin de satisfacer su deseo se transforma en la sensación de ser abandonado de Henrik. Su hija, según su percepción, hace lo que Anna no hizo: le deja, le abandona, le da la espalda. Y ese abandono le lanza al abandono de sí mismo, a la desesperación al que le sume su propio auto-desprecio, a la severidad y la destructividad del juicio de su superyó. La tensión existencial que puede llevar al suicidio es producto de una percepción de una extrema dureza del entorno en el que el suicida vive, pero que más allá de las dimensiones más o menos objetivas de esta dureza externa, lo cierto es que ésta visión del exterior no es más que una proyección de la propia dureza y destructividad que le habita en su interior. De la misma manera que mediante el mecanismo de la proyección exteriorizamos lo que está en nuestro interior, el acto de suicidio manifiesta una acusación al entorno, un intento de culpabilizarlo pero que, en realidad, responde esencialmente a la insoportabilidad del propio juicio que se tiene sobre sí mismo, un juicio ejercido por un superyó sádico.

Tras asistir una vez más al desprecio de Johan por su hijo, también asistimos a un momento donde la tristeza de Marianne aflora cuando Henrik dice: "Es incomprensible que Henrik tuviera el privilegio de amar a Anna, y ella le correspondiera". Tristeza que manifiesta lo que no fue posible entre ellos.



VI. LA SOLEDAD Y DESESPERACIÓN DE JOHAN.

En la última escena, vemos a Johan despertar lloroso en la noche y arrancar en llanto frente a la puerta de la habitación de Marianne. Es su momento de desmoronamiento, el momento en el que la rigidez de su carácter se agrieta y deja asomar el peso de su soledad.



Pero incluso así, no hay un claro reconocimiento de ello como lo demuestran sus palabras cuando entra en la habitación de Marianne, y cuando esta le pregunta si está bien le responde: "No lo sé. Creo que tengo una crisis de ansiedad. Estoy muy nervioso". Marianne le hace una pregunta y una observación digna de un terapeuta: "¿Cómo que ansiedad, qué quieres decir? Ahora lo veo, estás triste". Aunque él lo niega, es obvio que hay esta tristeza, una tristeza unida también a un profundo miedo. Tristeza y miedo que Johan no puede reconocer, por eso habla de ansiedad:"Es esta ansiedad que me supera. Que intenta salir de mi interior por todos los orificios, por los ojos, por el culo... ¡Es como una gigantesca diarrea mental!" El muro mental que ha construido alrededor de su mundo emocional, de sus sentimientos que ahora, por instantes, se agrieta. A lo que añade posteriormente "sobretodo me gustaría gritar. ¿Qué se hace con un niño gritón que no acepta ningún consuelo y que no se deja ayudar?" El grito de rabia y desesperación que oculta el muro mental, el de contemplar el infierno en el que él mismo ha convertido su vida. La escena acaba con ambos desnudos en la cama, con Marianne acogiendo la vulnerabilidad de Johan y con un breve diálogo que dice:

Johan:¿Me puedes explicar por qué demonios decidiste aparecer por aquí?
Marianne: Creía que tú me estabas llamando.
Johan: Jamás he llamado a nadie Marianne...
Marianne. Bueno, eso es lo que yo sentía.
Johan: La verdad es que es bastante extraño.
Marianne: Sí, comprendo que no puedas entenderlo - dice un poco molesta -.





VII. TODO SIGUE IGUAL.

Como suele ocurrir con muchas películas de Bergman, el instante de esperanza que parece abrirse a través de momentáneas grietas, acaban por cerrarse de nuevo para que todo vuelva a lo de siempre. El epílogo de la película nos vuelve a presentar a Marianne tras la mesa llena de fotografías-recuerdos. Vemos como, en relación a Johan, todo vuelve al lugar de siempre: a la distancia y el silencio. Dice la estudiosa del cine sueco Astrid Söderbergh Widding: "todo parece ser demasiado tardío, en vano. Tiene lógica que las conversaciones y cartas queden finalmente sin respuesta, que se imponga el silencio. El reciente contacto entre Marianne y Johann no llega a nada, una vez más. Pero el mensaje final es, después de todo, otra cosa. El pasado alberga un dolor insoportable; el mañana es vago y oscuro. Las únicas cosas que cuentan es la reconciliación, los torpes gestos de amor en el presente." [3]

Sin embargo, si me parece interesante, destacar tres cosas de este epílogo:

1) La incongruencia entre las palabras de Marianne cuando dice: "Si las cosas me van como siempre, todo en orden, todo está en su sitio. Me siento un poco sola, pero supongo que es normal" y la mesa con todas las fotografías desordenadas en la mesa. De la misma manera que Johan no puede contemplar su vida de verdad si entrar en ansiedad, algo parecido parece sucederle a Marianne como nos muestran los siguientes dos puntos:

2) Las palabras de Marianne acerca de Anna: "Sólo me pregunto como fue capaz de aceptar su vida. Pienso en cómo hablaba, en cómo se movía, en su mirada, en esa sonrisa casi invisible, sus sentimientos, el amor de Anna." Una vez más vemos en juego la proyección. Esa frase, perfectamente, podría adaptarse a Marianne como reapropiación: "Me pregunto cómo he sido capaz de aceptar mi vida. En cómo he hablado, cómo me he movido, en mi mirada, en mi sonrisa casi invisible, en mis sentimientos, en el amor de Marianne..." Y, en ese sentido, llega el tercer y revelador punto que esclarece ese amor de Anna, y ese amor también de Marianne.

3) El relato del encuentro con su hija Marta en el psiquiátrico acompañado de las imágenes en las que Marianne le acaricia el rostro, y cuando al quitarle las gafas abre sus ojos como saliendo momentáneamente de su catatonia para encontrarse con los ojos de su madre - mientras suena de fondo la Sarabanda de Bach -. Añade entonces Marianne: "Entonces pensé en la enigmática sensación de que por primera y quizá única vez, en toda nuestra vida, me di cuenta, sentí, que estaba tocando a mi hija, mi niña..." Tremendas palabras de Marianne que ponen de relieve el que quizá es el tema esencial de la película: cómo las relaciones de los adultos entre sí, de pareja, de amantes, afectivas, ignoran en muchas ocasiones a sus hijos, y que todo ese aparente amor que se dice tener por la pareja, es un olvido, un desamor hacia los hijos, niños, adolescente, víctimas de manipulaciones, de abandonos, de sobrecargas y roles que no les tocan... Es una película que nos invita a reflexionar acerca de cómo es el amor por nuestros hijos cuando andamos tan enfrascados en nuestro amor, o desamor, por nuestras parejas o amantes. Cómo nuestros hijos son el resultado de nuestros desorden y caos afectivo.





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PELICULAS RELACIONADAS.


SECRETOS DE UN MATRIMONIO: Del hombre en falta y la mujer no-toda.
(Ingmar Bergman, 1973)

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DECÁLOGO IV: Honrarás a tus padres. El Edipo honrado.
(Krysztof Kielowski, 1990)

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THE DARK: El complejo de Edipo en la niña.
(John Fawcett, 2005)

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[1] Podéis ver el documental en youtube: https://www.youtube.com/watch?v=HqTRUQe-bAc
[2] Llevador, Laura. Interpretando a Antígona (Carmen Revilla eds). Ediciones UOC.
[3] Paul Duncan & Benji Wanselius. Los Archivos personales de Ingmar Bergman. Saraband (2003). Taschen, pág. 201

EL INCREIBLE HOMBRE MENGUANTE (Jack Arnold, 1957): del empequeñecimiento del yo. CÁPSULAS DE CINE Y PSICOLOGÍA.

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El increíble hombre menguante (The incredible shrinking man, 1957), dirigida por Jack Arnold, es una de mis películas favoritas de la llamada década dorada de la ciencia ficción (1950-1960). Su director es además uno de sus grandes representantes, director de otras dos grandes películas de la época como son "Llegaron desde el espacio exterior" (It came from the outer space, 1953), o "El monstruo de la laguna negra" (The creature from the black lagoon, 1954), esta última influencia fundamental de la oscarizada recientemente "La forma del agua" (The shape of water, 2017), tal y como reconoce Guillermo del Toro, además de otras como Tarántula (1955) o Regreso a la Tierra (This island Earth, 1955). 

Su argumento parte del encuentro que su protagonista, el publicista Scott Carey (Grant Williams), quien con su esposa Louise (Randy Stuart) se hallan tomando el sol en una embarcación en medio del mar, va a tener con una nube radiactiva, y cuya consecuencia va a ser el inicio de un proceso por el que su cuerpo va a ir empequeñeciéndose progresivamente.

El objeto que me lleva a traer este clásico de la ciencia ficción a este blog tiene que ver en como me impresionaron las palabras de su escena final, cuando su tamaño empieza a hacerse tan pequeño como el de una hormiga, y aun más, y en las que dice:

¡Qué próximos están lo infinitesimal y lo infinito! De pronto comprendí que, en realidad, eran los dos extremos de un mismo concepto. Lo increíblemente pequeño y lo increíblemente grande se encuentran en un momento dado para cerrar un gigantesco círculo… Sentí como si pudiera abrazar el cielo… El Universo, infinitos mundos… El maravilloso tapiz tejido por Dios se extendía sobre mí en la noche… Y en ese momento conocí la respuesta al enigma del infinito. Hasta entonces había pensado dentro de la limitada dimensión humana. Que la existencia tiene un principio y un fin es un concepto humano- no divino. Sentí que mi cuerpo disminuía, se disolvía, se convertía en la nada. Desapareció el miedo y se convirtió en aceptación. ¡Toda la majestuosa grandeza de la creación debía tener un significado y yo tenía un significado! ¡Sí, yo, el más pequeño entre los pequeños también tenía un significado…Para Dios no existe el cero! ¡Yo sigo existiendo!

El encuentro de Scott con la nube radiactiva
Esta reflexión de Scott entronca con una mía sobre la que vengo abundando en los últimos comentarios, sobretodo en esta sección de "Cápsulas de cine y psicología"(pulsa aquí para entrar en ella), en las que contrasto la oposición entre el narcisismo que he llamado egocéntrico y el sano narcisismo trófico (ver entrada dedicada aAvatar - pulsa aquí para acceder a ella -), o lo que es lo mismo, del narcisismo que sólo se tiene en cuenta a sí mismo dada su marcada falta crónica, al que sosteniéndose más a sí mismo se orienta a la realización de sus deseos a la vez que también reconoce al otro como distinto y que establece compromisos con el mundo externo.

Una de las metáforas sobre la que nos permite reflexionar "El increíble hombre menguante" es, precisamente, que una de las maneras de comprender nuestra posición en el cosmos y en la existencia pasa por perder nuestra importancia, o lo que es lo mismo, por dejar atrás la mirada antropocéntrica - el equivalente cósmico de la mirada egocéntrica - y en la que, como una especie cuyos individuos somos conscientes de sí mismos, se refleja esta falta o carencia fundamental que nos habita. Efectivamente, vemos en Scott este proceso a través de la rabia que desarrolla hacia Louise al tener que ir observando como se hace cada vez más pequeño ante ella, a pesar de que ella sigue amándole, preocupándose y ocupándose de él.

Louise y Scott
Este detalle se pone aún más de manifiesto cuando conoce a Clarice (April Kent), una muchacha enana de nacimiento con la que, de repente, se siente más comprendido, pero no es más que aparente, porque sencillamente él no se siente en falta ante ella al ser su estatura parecida. Que esa comprensión es momentánea, y que no depende de él sino de la situación de equilibrio que Clarice le ofrece, nos lo demuestra que cuando observa que sigue haciéndose más pequeño y que ya es más bajo que ella, huye para ya no volverla a ver. Esa actitud de huida ante Clarice pone en evidencia que Scott no sostiene el sentimiento de falta, de carencia que, de manera simbólica, su disminución de tamaño representa, ese sentimiento que, precisamente, no sostiene ni acepta el narcisista egocéntrico.

Clarice y Scott.
Conforme se hace más y más pequeño, hasta llegar a vivir en una casa de muñecos, la situación se torna más crispante y, paralelamente, más  tiránico es su comportamiento, es decir, conforme más se manifiesta la falta, la carencia, más tiránico se torna el individuo narcisista egocéntrico:

Cada día era peor, cada día me hacía un poco más pequeño y me volvía más tiránico, más monstruoso en la forma de tratar a Louise [...] La liberación de Louise dependía de mí, de que tuviera valor de poner fin a mi desdichada existencia, pero todos los días me decía "mañana tal vez... mañana lo descubrirán los médicos."

Sin embargo, será en este momento cuando el argumento dará un giro radical. Scott, absolutamente solo, deberá enfrentarse a distintos peligros para sobrevivir. En primer lugar, será un gato quien le atacará y le obligará a salir de la casita, y debido al enfrentamiento con él caerá en el sótano de la casa. En él deberá sobrevivir buscando cobijo (una caja de cerillas), agua y alimento (los restos de queso en una trampa para ratones y los restos de un pastel) que deberá lograr teniendo que enfrentar las dificultades debidas a su tamaño y a una araña que deviene en su enemigo, monstruosa para su tamaño. En esa lucha por la vida, en el sentido más schopenhaueriano de la frase, Scott deberá luchar por sobrevivir, y en esa lucha aprenderá el valor de las pequeñas cosas...



Tras vencer a la araña cae desmayado, y al despertar observa que su proceso de empequeñecimiento no cesa, y es en ese momento que sus pensamientos pronuncian las palabras con las que acaba la película y con las que inicie el comentario.

La experiencia que la pequeñez le ofrece a Scott (El maravilloso tapiz tejido por Dios se extendía sobre mí en la noche…) es parecida a la experiencia de las alturas, a la sensación que nos da contemplar la imagen que se nos ofrece a la vista desde una cima. En cierta manera podemos decir que la consciencia necesita de las alturas, no arrastrarse siempre a ras de tierra. Es la diferencia entre la apertura o el cierre al otro y al mundo. En esas alturas, o desde la pequeñez de Scott (Lo increíblemente pequeño y lo increíblemente grande se encuentran en un momento dado para cerrar un gigantesco círculo…), el espíritu del ser humano goza de la amplitud, mientras que a ras de tierra el espíritu se marchita en la estrechez. Como le ocurre a Scott la visión que obtiene desde la pequeñez le devuelve a la pequeñez grande, a la preciosa humildad de la que el narcisismo egocéntrico carece encerrado como está en sí mismo persistiendo en su ceguera, en la mirada corta y la ambición que tiene que colmar una falta insaciable que no se puede colmar. Desde su pequeñez, Scott mira como la pequeñez mira desde las alturas. Desde lo alto contemplamos la amplitud de la Tierra cuando miramos hacia abajo, y cuando miramos al frente, hacia el horizonte, vemos como cielo y tierra se encuentran. Y cuando miramos hacia arriba, como mira Scott, nos encontramos con la inmensidad del cielo que se extiende sobre nuestras cabezas. Al decir de Goethe:

                                                Vasta, dominadora, grandiosa, la mirada
                                                abarca la vida toda que la envuelve,
                                                de cúspide en cúspide,
                                                planea el espíritu eterno
                                                que presagia vida eterna.

Las alturas, o la pequeñez que nos confieren, nos proporcionan una perspectiva cósmica de la que el narcisista egocéntrico carece: él constituye el único mundo, un mundo insaciable, un mundo encerrado en sí mismo que, introduciendo la analogía de Lacan de 1953, nos lleva a pensar en un estado pre-psicótico del hombre moderno, quien encerrado en sus ambiciones o en su resignado conformismo le conducen a un "aislamiento del alma cada vez más emparentado con su abandono original" [1] Finalmente, y como también indica Lacan, siguiendo en ese sentido la visión de Heidegger sobre el hombre moderno:

En su trabajo cotidiano, colaborará eficazmente en la obra común, y llenará sus ocios con todos los esparcimientos de una cultura profusa que, de la novela policial a la memoria histórica, de las conferencias educativas a la ortopedia de las relaciones grupales, le dará motivos para olvidar su existencia y muerte, al mismo tiempo que para desconocer en una falsa comunicación el sentido particular de su vida. [2]

Lo increíblemente grande y lo increíblemente pequeño se encuentran.

[1] Lacan, Jacques. La agresividad en el psicoanálisis. Escritos 1. Ed. Siglo XXI, pág.
[2] Ídem anterior, pág. 162

MADRE (MOTHER, Darren Aronofsky, 2017): Dios hecho a imagen y semejanza del hombre.

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                                                                             Yo soy el que soy
                                                                             y tú eres mi hogar.

Madre (Mother, Darren Aronofsky, 2017) es una de esas películas que, como dijo Stanley Kubrick de "2001 Una odisea en el espacio", se es libre de especular acerca de su significado filosófico y alegórico. Interpretada por Jennyfer Lawrence (a la que llamaremos Ella) y Javier Bardem (al que llamaremos Él), son muchas las reflexiones que nos ofrece la película de Aronofsky. La película comienza igual que acaba... de las cenizas de una creación devastada se inicia una nueva que se inicia, y en la que Javier Bardem, interpretando aquel "que es el que es", parece crear y recrear "su hogar". 

La idea de un creador que inicia y reinicia la creación tiene algunos precedentes. Quizá uno de los más interesantes sea el creador del que da cuenta Olaf Stapledon en su gran obra de ficción "El hacedor de Estrellas" (1937). En ella, su protagonista descubre, encarnado en una especie de yo cósmico, que para el creador lo importante es la creación, no las criaturas, desvelándosele que antes de este cosmos en el que vivimos ya habían existido otros, cada uno de ellos la base sobre la que crear el siguiente, intentando hacerlo mejor:

se me hizo evidente de pronto que la virtud del creador no es lo mismo que la virtud en la criatura. Pues el creador, si ama a su criatura, no ama en realidad mas que una parte de sí mismo; pero la criatura, al alabar a su creador, alaba a una infinitud que está mas allá de sí misma. Advertí que la virtud de la criatura era amar y adorar, y que la virtud del creador era crear y ser la meta incomprensible, inalcanzable e infinita de las criaturas. [1]

y más adelante nos dice acerca de su actividad creadora:

Muchas veces, en la primera parte de mi sueño, me pregunté que pretendería alcanzar el Hacedor con sus creaciones. No pude dejar de pensar que este propósito no era al principio muy claro. El mismo lo había ido descubriendo gradualmente, y muy a menudo, me pareció, su obra era una búsqueda, y su meta algo confuso. Pero ya en su madurez su voluntad era la de crear tan plenamente como fuese posible, realizar enteramente la potencialidad de su medio, idear obras de creciente sutileza, y de una creciente diversidad armónica. A medida que este propósito se hizo más claro, me pareció que incluía también la voluntad de crear universos que alcanzaran un nivel único de conciencia y expresión. Pues la percepción y la voluntad de las criaturas eran aparentemente el instrumento con que el Hacedor mismo, cosmos tras cosmos, despertaba a una mayor lucidez.

También encontramos una visión parecida, aunque de caracter más místico, en Ernesto Cardenal, quien en su Canto Cósmico escribe los siguientes versos:

                                              ¿Y si el Universo entero tiende a ser
                                              un solo ser universal?
                                              ¿Y la última etapa de la evolución
                                              el superorganismo universal?
                                              Repitiéndose después de cada big bang este universo
                                              para ser mejor cada vez
                                              hasta llegar a ser el cosmos perfecto,
                                              presentes en él todos los tiempos pasados,
                                              recapitulados todos los seres. [2]

1. HAGAMOS AL SER HUMANO A NUESTRA IMAGEN Y SEMEJANZA.

Él
Sin embargo, estas visiones supondrían que el creador aprende de sus errores y que, esencialmente se preocupa de hacer cada vez mejor su creación. Ahora bien, el Creador de Aronofsky, de inspiración esencialmente judeo-cristiana, nos sugiere algunas dudas al respecto. Para ello vamos a empezar recordando una de esas citas del Génesis que ya nos dan que pensar. Efectivamente, en Génesis 1, 26-27 se nos dice:

26 "Y dijo Dios: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra, y manden en los peces del mar y en las aves de los cielos, y en las bestias y en todas las alimañas terrestres, y en todas las sierpes que serpean por la tierra. 

27.Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó, macho y hembra los creó."

Me preocuparía imaginar la real existencia de un dios que ha hecho al hombre a su imagen y semejanza, pues más bien diría poco de él. Ahora bien... ¿y si invirtiéramos los papeles y consideraramos a dios como una creación del hombre hecha a su imagen y semejanza? Es obvio que podemos considerar a dios como un espejo del ser humano, el producto de una proyección. Quizá entonces podemos comprender mejor al dios de Aronofsky, quien nos parece humano, demasiado humano - parafraseando a Nietzsche -, un dios que, como el Yahvé del génesis, se muestra como un dios carente, fundamentalmente preocupado por el reconocimiento de sus criaturas, un dios celoso que nos parece un necio incapaz de reconocer a la joven mujer que a su lado le prodiga su amor. Si, porque el papel interpretado por Jennifer Lawrence yo lo relacione con el amor - no tanto con la  Naturaleza como en varios comentarios he leído o, por lo menos, no sólo con ella -: "quise hacer un paraíso para ti" - le dice en un momento dado  -.  A este tema del amor volveremos más tarde. El dios de Aronofsky no quiere el amor, o mejor dicho, lo quiere como necesidad de reconocimiento y de admiración... Si seguimos con la visión de que Dios es una proyección del ser humano, comprenderemos rapidamente porque éste nos es mostrado como un dios egocéntrico y narcisista. Lo es por la misma razón que el ser humano es egocéntrico y narcisista en relación con los demás, de la misma manera que mantiene una relación narcisista y antropocéntrica con respecto a la naturaleza y al cosmos.

II. YO SOY EL QUE SOY Y TÚ ERES MI HOGAR.

Ella

La conocida frase "Yo soy el que soy" (Exodo 3, 14), fue pronunciada por Yahvé a Moisés en el monte Horeb, la montaña de dios. Frase que hay que entender en sus orígenes hebreos, y que viene a decir “yo soy aquel que estaba, que está y que estará”, es decir“yo soy aquel que está siempre presente." Aronofsky completa esta frase con "y tú eres mi hogar", referida a Ella, a Jennifer Lawrence. La relación entre creador y creación, a parte de ser complementaria, pues no es definible la una sin la otra, siempre es compleja. En cierta manera podemos decir que la creación es el hogar del creador, aunque por esa misma relación, y de manera recíproca, para la creación el  creador es su alma. En ese sentido Ella - Jennifer Lawrence - representa el amor en la creación que hace de ésta un paraíso, el jardín del edén, un mundo donde su equilibrio está regido por la inocencia y no por la moral que implica "el conocimiento del bien y del mal". Desde esta perspectiva, no se puede dejar de pensar, por lo menos como vemos en el Génesis bíblico, que la creación del ser humano dentro de la creación en general, surge como el de una criatura que responde a una necesidad de un dios como Yahvé, un dios que necesita reconocimiento y, sobretodo, un reconocimiento ligado a la obediencia. ¿Cómo, si no, entender que a esa última criatura del paraíso, el hombre, una criatura dotada de consciencia, a quién este paraíso le es ofrecido, se le muestre ya la tentación, lo único de lo que no puede disfrutar, el árbol prohibido, "el árbol de la ciencia del bien y del mal"? No obstante, y lo interesante de la película de Aronofsky, es que el árbol prohibido está representado por una piedra brillante que, como veremos al final, representa precisamente el amor.

La expulsión del paraíso.

Ahora bien, si volvemos a invertir el espejo, e imaginamos de nuevo a dios como espejo del ser humano, podemos citar unos versos del poeta mexicano Jaime Sabines que dicen: "Hombre, no sé, sombra de Dios perdida" para, invirtiendo su sentido, decir: "Dios, no sé, sombra del hombre perdida",  y así contemplar la representación del dios bíblico Yahvé como aquella que incluye todas las actitudes más destructivas del ser humano: posesividad, celos, envidia, odio, castigo, venganza, crueles pruebas que demuestren el amor hacia él (el sacrificio de Isaac), comportamiento caprichoso... El dios de Aronofsky, aunque aparentemente no es tan agresivo como Yahvé, no obstante, es tan estúpidamente vanidoso y carente como éste, e igual que el ser humano no se complace en disfrutar de la creación, de la Naturaleza, de la inocencia, Él tampoco lo hace, sino que se enfrasca en la búsqueda de reconocimiento de su criatura, aun a costa de la destrucción a la que esta - por su ceguera - someterá a la Creación, a la Naturaleza y,como consecuencia, al amor de Ella. La carencia de Él se nos revela entonces como espejo de la carencia humana, o la falta, cuando ésta no es atendida, un pozo sin fondo que arrasa con lo que le rodea.

III. EL ÁRBOL PROHIBIDO Y LA PIEDRA DEL AMOR.

La piedra del amor.

Un elemento que me parece destacable es que el amor, representado por una brillante piedra, se halla fuera de dios, es decir, que aparece como un elemento que no forma parte de él. Es más, a diferencia del paraíso bíblico, en el que el árbol prohibido es definido como "el árbol del conocimiento del bien y del mal", aquí aparece como una piedra a la que podríamos definir como "la piedra del amor". Una piedra que Él guarda celosamente en su habitación y a la que nadie puede acceder. Recordemos que en la película, esta habitación se cierra (emulando el pecado de los primeros padres y la consiguiente expulsión del paraíso bíblico narrado en Génesis 3, 1-23) cuando los personajes interpretados por Ed Harris (Adán) y Michelle Pfeiffer (Eva) irrumpen en la habitación y la rompen al tocarla. Recordemos una escena anterior, cuando Él le muestra la piedra a "Adán", en la que se dice:


Adán: ¿Qué es esto?
Él: Cuidado, esto es muy delicado. Es un regalo.
Adán: Un regalo muy especial… ¿Se lo regalo usted?
Él: Cuando era joven lo perdí todo en un incendio.
Adán: Oh, lo siento.
Él: Cuesta imaginar lo que es esto, perderlo todo. Recuerdos, tu trabajo, hasta tu cepillo de dientes. No sabía si podría volver a crear hasta que hasta que encontré esto entre las cenizas. ¿A qué es asombroso?
Adán: ¿Puedo?
Él: - sin dejársela ni tocar - Me dio fuerzas para volver a empezar otra vez. Y entonces la conocí a ella, a ti. Y le devolvió la vida a todo, lo reconstruyó todo, hasta el último detalle.

Antes decía que para mi Ella representa el amor, de la misma manera que opino que la casa representa el hogar... Bonita metáfora pues es Ella quien cuida el hogar por amor a Él, mientras él y los seres humanos lo descuidan. Uno por descuido, fascinado por los nuevos seres que han llegado a la casa, y los otros porque desde el primer momento se muestran intrusivos, impertinentes y poco cuidadosos. Hay un cierto parecido en este planteamiento con la historia tal y como nos la presenta John Milton en su obra "El paraíso perdido", en la que algunos ángeles se mostraban confundidos con esa fascinación de dios por esa nueva criatura y que llevó a Lucifer, y a su legión afín de angeles a rebelarse contra él. Podemos observar un eco de esta historia cuando Ella se queda sola en casa tras el asesinato de Abel, y cuando al encontrarse a Caín en la casa éste le dice: "Te han dejado sola... si que lo entiendes".

La introducción del hombre en el entorno en el que viven Él y Ella ya nos los presenta como una criatura para la que, aun dotada de consciencia, el amor no es algo ni mucho menos fluido, más bien todo lo contrario. Tras cerrar las puertas del paraíso - representado por el cierre de la habitación de Él - llega la entrada de los hijos de "Adan" y "Eva", Caín y Abel (interpretados por los en realidad hermanos Gleesom, Domnhall - Caín - y Brian - Abel -), y  con ellos los celos, la envidia, la ambición, la manipulación de los padres, el enfrentamiento entre los hermanos, la muerte y el sufrimiento... Para el ser humano el amor es un logro, por eso dios, como espejo de él, no tiene la respuesta del amor, como no la tiene Él, o como no la tiene un dios como Yahvè, o como no la han tenido muchos otros. En realidad, Él y el ser humano comparten el mismo sentimiento de incompletud que les lanza a una búsqueda pulsional de reconocimiento y admiración, cuando estas no vienen desgraciadamente acompañadas de la voluntad de dominación, conquista, posesividad, desprecio por lo diferente, destructividad, etcétera. Como anteriormente ya cité, hay ecos en la historia del "Paraíso perdido" de "Milton" en la obra de Aronofsky y, en relación con el drama de Caín y Abel nos volvemos a encontrar con otro. Efectivamente, lo podemos observar en el enojo de Ella hacia Él cuando tras sufrir la "invasión de los seres humanos" que se sucede en el velatorio de Abel, en una especie de representación de Sodoma y Gomorra, y tras romperse las canerías (quizá símbolo del diluvio), y tras expulsar a todos de la casa, surge el siguiente diálogo entre ellos:

Él: Venga, vamos a la cama, no tienes porque hacer eso - mientras ella se preocupa por el caos que han sembrado -
Ella: ¿Hacer qué? ¿Limpiar su mierda?
Él: Hemos hecho algo bueno, necesitaban un sitio para celebrar la vida...
Ella: ¿¡Y lo que yo necesitaba!? ¡Un chico a muerto en esta casa, he limpiado su sangre y tú me has abandonado!
Él: ¡No, no, no, no te he abandonado! Acaban de perder un hijo... bueno, dos hijos. Yo les ayudaba. No es por nosotros, es por ellos.
Ella: ¡¡No!! ¡No es por ellos, es siempre por tí! ¡¡Por ti!!

IV. LA DESTRUCCIÓN DEL HOGAR.

El Hogar.

A la expulsión de los seres humanos de "el hogar" sigue un período de tranquilidad con el que coincide el embarazo de Ella junto a un período de creatividad en el que Él concluye su obra. Justo a partir de aquí empieza la segunda parte de la película, e igual que con la llegada de Caín y Abel aparece la primera herida en "el hogar" (la sangre en unas tablas de madera del suelo), la segunda surge justamente cuando acaba Él su Obra. Ella llora y dice: "Voy a perderte", y justo entonces suena el teléfono con una llamada de su editora. Instantes después surge una nueva mancha de sangre en el mismo lugar donde apareció la primera. A partir de ese momento se desatará el caos: una condensación de la historia de la humanidad, con la consecuente destrucción progresiva del hogar. Es interesante como Aronofsky lo plantea cuando delante del hogar se agolpan centenares de visitantes que vienen a "adorarle" a Él por su obra, y éste le dice a Ella: "Lo entienden todo pero es distinto para cada uno… es asombroso". Momentos después asistimos a como una idea como la de "compartir" se pervierte transformándose en pillaje, expoliación y explotación - lo que hacemos los humanos con la Tierra -. Es francamente genial como el director transmite la idea de engreimiento de Él ante la necesidad que los humanos le muestran. La carencia, la falta llenándose de egocentrismo, dependencia, narcisismo patológico, apóstolados, sectarismos, clasismos, guerras de todos tipos...  todo tipo de violencia... Toda la historia de la humanidad desfilando antes nosotros en unos cuantos minutos de locura y de caos.

- Amor y hogar.

Hay que destacar que en estas escenas de violencia, cada vez que Ella sufre dolores de parto la casa tiembla con sus gritos. Esta identificación emocional de Ella con el hogar - o del hogar con ella -, del amor con el hogar, llámese casa, Naturaleza o Tierra, es lo que falta en Él y en el ser humano. Su sufrimiento es su falta de amor. De alguna manera podríamos decir que si ni Él amó su hogar, cómo lo vamos a amar los humanos.Él encerró el amor como una posesión suya para transformarla en una fuente de inspiración al servicio de su narcisismo. ¿Cómo, pues, va a poder enseñar el amor, qué es amar, cuando el amor no se puede poseer, y el amor es desposesión? Son las palabras finales que le responde Ella antes de volar por los aires el hogar:

Tú nunca me has querido. Sólo te encantaba lo mucho que yo te quería. Te lo dí todo y tú lo has regalado.


Tú nunca me has querido

Veamos, como contrapartida, una poesía de Vladimir Holan, titulada "Resurrección", que expresa muy bien la relación del amor (a través de la figura de la madre) y el hogar, en relación a sus hijos, y que dicen:

Que después de esta vida nos tengamos que despertar un día
al pavoroso estruendo de trompetas y clarines?
Perdona, Dios, pero me consuela pensar
que el inicio de la resurrección de todos nosotros, los difuntos,
será anunciado por el simple canto del gallo ...
Después nos vamos a quedar todavía un momento tumbados ...

La primera que se levantará
será la madre ... La sentiremos
encender el fuego en silencio,
poner en silencio el agua a hervir
y coger plácidamente del armario el molinillo de café.
Seremos de nuevo en casa.

Quizá por esto Aronofsky representó el amor en una mujer, y también a través de la figura materna, puesto que "madre" (mother) ésta está esencialmente relacionada con el cuidado, la ternura y el amor. Por contrapartida, esos versos con los que empieza la poesía parecen adecuados para Él, el engreímiento y la vanidad implícita  en un despertar basado en "el pavoroso estruendo de trompetas y clarines". Que diferencia con esa madre sencilla que se levanta y pone "en silencio el agua a hervir / y coger plácidamente del armario el molinillo de café". 

En este sentido, es también muy representativa la escena llena tensión entre Ella como madre protegiendo a su hijo frenta a Él, cuya máxima preocupación es mostrarlo a sus adoradores para, finalmente, entregárselo, y como así ocurrirá, como fanáticos acabar dando muerte al hijo recién nacido en lo que es una clara metáfora de la historia de Jesucristo, el hijo de dios hecho hombre, muerto en la cruz para redimir a los hombres.  Y, en relación a lo dicho, quisiera destacar dos momentos cruciales. El primero cuando la orda enloquecida mata al hijo, y una especie de sacerdote le dice las mismas palabras que, en su día, dijo Él a "Adán" tras la muerte de Abel:

No está muerto, su voz sigue gritando para ser oído alto y claro. Escucha... ¿Lo oyes? ¿¡Lo oyes!? Ese es el sonido de la vida, el sonido de la humanidad, su grito de amor, su amor por ti.

¿Vida? ¿Humanidad? ¿Amor? Palabras que no son más que una impostura. Nos encontramos simplemente con el pozo sin fondo de la carencia, de la falta, de la herida narcisista, pulsión de muerte, de destrucción. Unas palabras que, unidas a las imágenes de la película, harían las delicias de Schopenhauer, para quien la voluntad de vivir nada tiene que ver con el amor. Es francamente patético cuando tras la muerte del niño Él sigue intentando convencerla de que es necesario perdonarles... Evidentemente no por el hecho de perdonarlos, sino de seguir creando su dependencia, la necesidad de Él, la búsqueda de su agradecimiento y su adoración...

El final de la película no hace más que confirmar la imagen de un dios que no es más que un espejo del hombre, un dios construído a su imagen y semejanza. Con Ella quemada en sus brazos asistimos a unas palabras que confirman lo anteriormente dicho:

Ella: Lo que más me duele es que no he sido suficiente.
Él: No es culpa tuya. Nada es nunca suficiente. No podría crear si lo fuera, y volver a empezar, es lo que hago. Es lo que soy. Y ahora debo intentarlo todo otra vez.


Nunca nada es suficiente.

"Nada es nunca suficiente" es la frase que describe la historia narcisista de Él, como describe la historia de la humanidad, "Nada es nunca suficiente". 

Si comparamos a Él con el creador descrito por Olaf Stapledon en "El Hacedor de estrellas" - cuya parte final recomiendo leer, ya que es una gran reflexión sobre la naturaleza de un Creador Divino -, nos asalta una pregunta. Mientras el Creador de Stapledon es un creador que aprende de los errores de sus creaciones para "crear tan plenamente como fuese posible, realizar enteramente la potencialidad de su medio, idear obras de creciente sutileza, y de una creciente diversidad armónica". ¿Es este el caso de Él? Francamente, no me lo parece. Él parece lanzado a una creación que es una compulsión a la repetición. ¿Y visto así, y como espejo del ser humano, qué nos dice? El ser humano se ha desarrollado a lo largo de su historia culturalmente, artísticamente, tecnológicamente, científicamente, etcétera. Pregunta: ¿Hoy, en pleno siglo XXI, a pesar de tantos avances, ha avanzado el hombre éticamente, el amor impera sobre el narcisismo egocéntrico, trata mejor el hogar que le acoge, trata mejor a sus congéneres? ¿Cuando las democracias se han convertido en un vertedero de marketing barato de autoventa de los partidos (en un especie de que detergente lava más blanco), en orquestaciones gubernamentales y no gubernamentales regidas por las fake news o post-verdades, etcétera, es realmente un ser que "idea obras de creciente sutileza, y de una creciente diversidad armónica"?

V. EPÍLOGO.

Os recomiendo, para acabar, recordar las palabras que dijo el astrónomo Carl sagan al contemplar la foto de la Tierra que envío el Voyager 2 tras dejar atras Neptuno, y tituladas "Un pálido punto azul"... Vale la pena.

Carl Sagan: "Un palido punto azul".
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[1] Stapledon, Olaf.El Hacedor de estrellas. Ed. Minotauro.
[2] Cardenal Ernesto.Cántico Cósmico. Ed, Trotta.

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OTRAS PELICULAS DEL DIRECTOR EN EL BLOG.


EL CISNE NEGRO: Análisis y reflexión sobre la psicosis.
Darren Aronofsky, 2010.










PI, FE EN EL CAOS: El sueño del absoluto, elsueño del goce.
Darren Aronofsky, 1998











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PELÍCULAS DE TEMÁTICA PARECIDA EN EL BLOG.



EL ÁRBOL DE LA VIDA: Del misteri del ser y la existencia.
Terrence Malik (2011)

FAHRENHEIT 451 (FRANÇOIS TRUFFAUT, 1961): SOBRE LA SOCIEDAD DE LA DEFLEXIÓN Y UNA LECTURA JUNGUIANA.

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Fahrenheit 451 (temperatura a la cual el papel se inflama y arde, equivalente a los 232,8 grados Celsius), es una película dirigida por François Truffaut en 1961 que parte de la novela distópica de Ray Bradbury del mismo título (1953). Protagonizada en sus principales papeles por Julie Christie (en el doble papel de Linda Montag y Clarisse McClellan) Oskar Werner (en el del bombero Guy Montag) y Ciryl Cusak (en el del Capitán de bomberos Beatty), la película nos traslada a un mundo en el cual la función de los bomberos no es apagar el fuego sino, todo lo contrario, utilizarlo para quemar libros (la referencia a la quema de libros par parte de los nazis se hace inevitable), ya que el gobierno de la tierra considera que estos son los responsables de traer infelicidad a los seres humanos, reduciendo el concepto de felicidad a llevar una vida sin cuestionamientos y asumiendo un papel puramente pasivo en su sociedad, un objetivo que hoy en día podemos observar en las aspiraciones que el capitalismo espera lograr con el control de los individuos de distintas maneras.

Recuerdo que ví la película cuando tenía quince o dieciséis años por televisión. Me impresionó tanto que me compré el libro, que aun me impresionó más, a parte de concocer la obra de Ray Bradbury. Me acompañaron entonces lecturas ya clásicas como "Crónicas Marcianas", "El hombre ilustrado" o "El ruído del trueno". Pasados los años, y vistos los tiempos que corren, me asombra el poder visionario de Bradbury expresado en Fahrenheit 451.

Hay que citar que hay una versión moderna de esta película dirigida por Ramin Bahrani, estrenada en el 2018 y que, curiosamente, se caracteriza por ser una perversión de la película de Truffaut " o del libro de Bradbury, y donde el elemento reflexivo que ofrecen estos queda reducido al típico espectáculo de Hollywood de ofrecer una película de acción con un planteamiento muy superficial de la temática que, salvo por alguna excepción, queda reducida en un festival de fuegos.

Linda y Montag.

I. FAHRENHEIT 451: LA SOCIEDAD DE LA DEFLEXIÓN.

Es muy difícil trasladar un libro como Fahrenheit 451 a la gran pantalla en 1 hora y 45 minutos. Hay muchas cosas que el director debe intentar sugerir no tanto con las palabras como con las imágenes. He elegido, para transmitir un poco la sociedad que Fahrenheit 451 propone, y que la película de Truffaut pretende mostrarnos a través de sus personajes e imágenes, unas palabras de Clarisse en las que dice:

Creen que soy insociable. No me adapto. Es muy extraño. En el fondo, soy muy sociable. Todo depende de lo que se entienda por ser sociable, ¿no? Para mí, representa hablar de cosas como éstas. —Hizo sonar unas nueces que habían caído del árbol del patio—. O comentar lo extraño que es el mundo. Estar con la gente es agradable. Pero no considero que sea sociable reunir a un grupo de gente y, después, no dejar que hable. Una hora de clase TV, una hora de baloncesto, de pelota base o de carreras, otra hora de transcripción o de reproducción de imágenes, y más deportes. Pero ha de saber que nunca hacemos preguntas, o por lo menos, la mayoría no las hace; no hacen más que lanzarte las respuestas izas!, izas!, y nosotros sentados allí durante otras cuatro horas de clase cine- matográfica. Esto no tiene nada que ver con la sociabilidad. Hay muchas chimeneas y mucha agua que mana por ellas, y todos nos decimos es vino, cuando no lo es. Nos fatigan tanto que al terminar el día, sólo somos capaces de acostarnos, ir a un Parque de Atracciones para empujar a la gente, romper cristales en el Rompedor de Ventanas o triturar automóviles en el Aplastacoches; con la gran bola de acero. Al salir en automóvil y recorrer las calles, intentando comprobar cuán cerca de los faroles es posible detenerte, o quien es el último que salta del vehículo antes de que se estrelle. Supongo que soy todo lo que dicen de mí, desde luego. No tengo ningún amigo. Esto debe demostrar que soy anor- mal. Pero todos aquellos a quienes conozco andan gritando o bailando por ahí como locos, o golpeándose mutuamente. ¿Se ha dado cuenta de cómo, en la actualidad, la gente se zahiere entre sí? [1]

Efectivamente, la sociedad que nos presenta Fahrenheit 451 es la de la sociedad de la uniformidad, la sociedad del pensamiento único, y una sociedad cuya premisa fundamental es: NO PENSÉIS, disimulada en una especie de ley que podríamos enunciar como: SÉ FELIZ Y NO PIENSES. Una sociedad en la que apelando a un mecanismo de defensa psíquico llamada "deflexión", pretende que sus individuos minimizen lo importante y lo significativo, ofreciéndoles opciones cuyo único fundamento es evitar el cuestionamiento y el conflicto. Dado el momento histórico en el que esta obra fue escrita, Bradbury recurre a la televisión como el objeto inductor de esta deflexión. La substitución del contacto realmente humano por un contacto puramente superficial y por la perversión de lo real a tavés de la construcción de una realidad basada en lo que hoy en día conocemos como "posverdad" o las "fake news". Y, es evidente, la construcción de una realidad de este tipo necesita de que el ciudadano sea basicamente un zombi. Y de la misma manera que se basa en incorporar mentiras que la fundamenten, se trata también de eliminar los inputs que creen ciudadanos más conscienciados, capaces de discernimiento y realmente comprometidos. Y es en ese sentido, y como ya ocurrió desgraciadamente en la Alemania nazi, que la nauseabunda quema de libros deviene como metáfora del no pensar, es decir, NO LEAN, no indaguen en el pensamiento humano, en el mundo de sus sentimientos y emociones. Un mundo reducido a la superficialidad como Beatty le dice a Montag en su discurso previo a la quema de la gran biblioteca donde la mujer que la oculta decide morir quemada junto a sus libros.

La quema de la gran biblioteca.

Hay que destacar la gran visión de Bradbury en una obra escita en 1953 al respecto. La única diferencia es que hoy no es la pantalla de TV la protagonista, son las múltiples pantallas que nos rodean (ordenadores, tablets, móviles) y los mass media y las redes sociales a través de las cuales toda esta realidad es continuamente inducida. Zygmunt Baumann, en una de sus últimas obras ya lo decía con toda claridad refiriéndose al mundo de facebook, WhatsApp, twitter, etcétera:

Porque cuando uno pasa a estar "siempre conectado", puede que nunca esté total y verdaderamento solo. Y si nunca esta solo, entonces (por citar una vez más al profesor Zimmerman), "es menos posible que uno lea un libro por placer, dibuje, se asome a la ventana e imagine mundos distintos de los propios... Es menos probable que uno se comunique con la gente real del entorno inmediato. ¿Quién quiere hablar con sus familiares si tiene los amigos a un click de distancia?..."

Al huir de la soledad, se pierde la oportunidad de disfrutar del aislamiento, ese sublime estado en el que es posible "evocar pensamientos", sopesar, reflexionar, crear y, en definitiva, atribuir sentido y substancia a la comunicación. [2]

En una perversión de la situación Montag le dice a Clarisse en su primer encuentro en el tren: "Los libros distraen a las personas y las hacen insociables". Esta es la base del éxito de Donald Trump en las últimas elecciones de USA, o la base sobre la que se fundamenta la reciente película de BREXIT (2019), dirigida por Toby Haynes e interpretada, en su papel principal, por Benedict Cumberbatch, así como del ascenso de la extrema derecha en Europa y sudamérica.

Es lo que Françaois Truffaut, como Ray Bradbury, intenta describir a través de los cuatro personajes sobre los que la película se sostienen: Montag, Linda, Clarisse y el capitán Beatty.

Los bomberos de Fahrenheit 451.

II. EL DESPERTAR DE MONTAG: La aparición de la ánima.

En una anterior entrada de este blog dedicada a la película"Estan vivos", de John Carpenter (1988) - ver pie de entrada para acceder a ella -, el filósofo lacaniano Slavoj Zizek nos habla del dolor del despertar, y en su documental "Guia ideológica para perversos", y nos dice hablando de una escena de la:

Salir de la ideología hace daño, es una experiencia dolorosa. Debes forzarte a hacerlo [...] Puede parecer irracional... ¿por qué este tipo [John Armitage] rechaza tan violentamente ponerse las gafas? Es como si estuviera al tanto de vivir naturalmente en una mentira, que las gafas le haran ver la verdad, pero que esta verdad puede ser dolorosa, puede destrozar muchas de sus ilusiones. Esta es una paradoja que tenemos que aceptar. La extrema violencia de la liberación, debes ser forzado para ser libre. Si confias simplemente en tu espontáneo sentido del bienestar o lo que sea, nunca conseguirás liberarte [...] La libertad duele.

Este es el papel que Clarisse (en el libro una joven de diecisiete años) representará para Montag, aquello que en términos junguianos podríamos definir como la llamada de la ánima. Clarisse parece captar que en Montag hay un bombero en crisis y le interpela a que se haga preguntas, a que se cuestione. Conforme ambos van coincidiendo, Clarisse percibe que Montag no es un bombero a la usanza. En el libro le dice: 

Usted no es como los demás. He visto a unos cuantos. Lo sé. Cuando hablo, usted me mira. Anoche, cuando dije algo sobre la luna, usted la miró. Los otros nunca harían eso. Los otros se alejarían, dejándome con la palabra en la boca. O me amenazarían. Nadie tiene ya tiempo para nadie. Usted es uno de pocos que congenian conmigo. Por eso pienso que es tan extraño que sea usted bombero. Porque la verdad que no parece un trabajo indicado para usted. [3]

Clarisse y Montag

Bajo su influencia, Montag va cuestionándose, y cuestionando su vida lo que, obviamente, conlleva cuestionar la sociedad en la que vive hasta caer en la tentación de leer un libro. El episodio de la mujer que se deja quemar junto a sus libros le impresiona vivamente.

Es muy acertado, en la película de Truffaut, que los papeles de Linda Montag y Clarisse sean interpretados por la misma actriz, Julie Christie. Esto permite mostrar un claro contraste entre la espontaneidad, sensibilidad y la vivacidad de Clarisse frente a la superficialidad, vaciedad e insensibilidad de Linda, quien ejemplar ciudadana-zombi, simplemente está pendiente de "la familia",  una especie de programa televisivo que mantiene distraídos a los ciudadanos. Linda es el perfecto ejemplo de la identificación más extrema del individuo con el arquetipo de la persona, entendido en este caso como la dilución del yo y el individuo en lo colectivo y que, como Linda, acaba siendo una figura encartronada. Linda y Clarisse son los dos extremos entre los cuales se halla Montag, entre formar parte de un sistema basado en la uniformidad o elegir el camino de la individuación. Esta tensión entre los dos mundos estalla fundamentalmente en Montag en la reunión de amigas de Linda - todas una copia del mismo estilo de mujer -, y cuando ante las noticias de la televisión se destaca el éxito de la incineración de la biblioteca en la cual muere la mujer con sus libros - sin mencionar este detalle -:

No sóis más que robots todas vosotras, igual que vuestros maridos. No os interesáis ya por nada en absoluto. No vivís, tan sólo matáis el tiempo [ante su sorpresa Montag aparece con un libro y las obliga a sentarse y leer un texto altamente emotivo de una novela. Las amigas de Linda se van afectadas por esa lectura. Linda dice: "Ya no volverán. Estaré siempre sola y ya no seré sociable. Ya no me llamarán para actuar en la familia"]

No vivís, tan sólo matáis el tiempo.

Cito una vez más a Baumann:

Para los jovenes, el principal atractivo del mundo virtual proviene de la ausencia de contradicciones y malentendidos que caracterizan la vida offline. A diferencia de la alternativa offline, el mundo online hace concebible - es decir, posible y viable -la multiplicación infinita de contactos. Lo logra mediante la mengua de la duración y, en consecuencia, el debilitamiento de los vínculos que propician y refuerzan la duración, en marcado contraste con el mundo offline, que se caracteriza por el continuo afán de reforzar los vínculos, limitando severamente el número de contactos al tiempo que se amplian y se profundizan. [4]

En el libro de Bradbury aparecen unas frases pronunciadas por el capitán Beatty que explica las ventajas de la "sociedad uniforme o de pensamiento único - o de no pensamiento -" que preveía una de las más tremendas verdades de nuestros tiempos actuales, y que se relaciona con una de las bases fundamentales de los ismos, si bien hoy en día, hay que circunscribirlo al "ismo" imperante, el "capitalismo" y su dinámica de los mercados, una dinámica situada por "encima del bien y del mal". Dice Beatty a Montag: "Cuanto mayor es el mercado, Montag, menos hay que hacer frente a la controversia, recuerda esto. Todas las minorías menores con sus ombligos que hay que mantener limpios. Los autores, llenos de malignos pensamientos, cerrar con llave vuestras máquinas de escribir [...] La tecnología, la explotación de las masas y la presión de las minorías, gracias a dios, tiraron adelante este proceso." [5]

Lo que aquí se describe no es más que el fenómeno del amantelamiento de la política con los mercados a los que hoy en día asistimos con una peligrosa pasividad, producto de la manipulación que el sistema ejerce sobre sus ciudadanos. Poco a poco, y como tambien indicaba en una entrada dedicada a la película de Hannah Arendt dirigida por Margarethe von Trotta (2012), se está procediendo a la "introyección ciudadana", y en la que decía:

la gestión de los intereses políticos y económicos se gesta en muchos mensajes, más o menos grotescos, más o menos sutiles,  lanzados por los gobiernos y partidos políticos de nuestras flamantes democracias parlamentarias en lo que llamo el proceso de introyección (léase también intoxicación) ciudadana. Obviamente el proceso de introyección (intoxicación) ciudadana (en el que los mass media y las redes sociales y su propia perversión tienen mucho que ver) tiene un simple y llano objetivo: su manipulación interesada. En un claro ejercicio de que el fin justifica los medios, sea la captación del voto, la implementación ideológica, o los intereses bancarios y de las multinacionales, se trata de desviar la atención (deflectar) de temas espinosos, o de crear (introyectar) un estado de miedo o de falsa euforia para encaminar la ciudadnia hacia determinadas direcciones. Por ello, y de la misma manera que ocurre en el proceso psíquico, estas introyecciones cabe considerarlas como verdaderas intoxicaciones.

Linda es una muestra de la persona perfectamente alineada con la manipulación ideológica que sostiene la sociedad uniforme de Fahrenheit 451, incapaz de toda reflexión y cuestionamiento, y víctima de una pseudofelicidad que se manifiesta en sus tomas de calmantes o somníferos por las que hay que desentoxicarla, o, como se nos muestra en el libro, en la existencia de extraños accidentes y suicidios, o en la participación en juegos o actitudes que permiten la liberación de la violencia latente. Clarisse es su polo opuesto, el camino a la vida, a la sensibilidad, al contacto real y no virtual, el camino que Montag elige finalmente seguir, el camino hacia sí mismo, hacia su individuación y, desde aquí, el desarrollo de la capacidad de reflexionar y cuestionar un sistema altamente tóxico.


La intoxicación de Linda.

III. EL CAPITÁN BEATTY: LA SOMBRA IDEOLÓGICA.

La lectura junguiana que nos guía en este comentario nos permite observar un caso que he denominado "sombra ideológica", una variante de la posesión por identificación en la que se sufre una fuerte inyección de energía que se manifiesta como una determinación ciega que se dirige hacia la consecución de sus objetivos, aunque en este caso sean al servicio de la destrucción. También suele ir aparejada de un discurso claroamente estructura y preciso por el que justifica sus acciones. Este es el caso del Capitán Beatty, que en la película se nos muestra como una especie de mentor de Montag a quien quiere ascender como oficial. Beatty es el clásico hombre abducido por la ideología, de quien se convierte en su brazo ejecutor. Es el caso del mago Saruman en "El señor de los anillos" (Peter Jackson, 2001-2003), o del clásico coronel Kurtz de Apocalypse Now (F. F. Coppoda, 1979), inspirada en "El corazón de las tinieblas" de Joseph Conrad. Si bien Linda es la dimensión de posesión por identificación con la persona, con la dimensión colectiva que aplasta al individuo, y que representa cierta dimensión de Montag; Beatty es justamemte lo contrario, es la dimensión más sombría que se oculta tras ese "mundo feliz", la dimensión violenta que reside tras todo comportamiento basado en la psicología de las masas, y del que un hombre como Beatty es su brazo ejecutor y del que Montag podría acabar formando parte a través de su plena identificación con él. En el discurso de Beatty a Montag en el descubrimiento de la gran biblioteca que arderá junto a la mujer que se sacrifica son sus libros, vemos los fundamentos sobre las que se levanta una sociedad uniforme. Veamos:

- Los libros no dicen nada. Mire... todo esto son novelas. Tratan de personas que nunca han existido. Las gentes que las leen quedan descontentas de sus propias vidas y sienten deseos y sienten deseos de vivir de otro modo, lo que jamás podrá ser en la realidad.

- Toda esta filosofía hay que hacerla desaparecer. Es aun peor que todas las novelas. Pensadores, filósofos, todos dicen exactamente lo mismo. Solo yo tengo razón, los demás son idiotas [...] Es cuestión de modas. La filosofía es falda corta este año, falda corta el año que viene.

- Todo vidas de hombres muertos. Biografías se llaman, y autobiografías. Mi vida, mi diarios, mis memorias, mis memorias íntimas. Naturalmente al empezar sólo les empujaba el deseo de escribir, pero tras el segundo o tercer libro sólo querían satisfacer su vanidad, destacarse de la masa, se distintos [...] Es inútil, compréndalo. Todos hemos de ser iguales. Sólo se alcanza la felicidad estando todo el mundo al mismo nivel.

Es claramente metafórico cuando al finalizar su discurso dice: "por eso hay que quemar los libros, todos los libros" - dice mientras sostiene en la mano un ejemplar de "Mein Kampf" (Mi lucha) de Adolf Hitler -.

Montag y Beatty.

Estas palabras, aunque nos aproximan ligeramente, hacen poca justicia al verdadero discurso que encontramos en el libro de Bradbury. De las muchas cosas que en él hallamos me gustaría destacar las siguientes palabras premonitarias del día de hoy:

En cierta época, los libros atraían a alguna gente, aquí, allí, por doquier. Podían permitirse ser diferentes. El mundo era ancho. Pero, luego, el mundo se llenó de ojos, de codos Y bocas. Población doble, triple, cuádruple. Films y radios, revistas, libros, fueron adquiriendo un bajo nivel, una especie de vulgar uniformidad. ¿Me sigues? [...] Imagínalo. El hombre del siglo XIX con sus caballos, sus perros, sus coches, sus lentos desplazamientos. Luego, en el siglo XX, acelera la cámara. Los más breves, condensaciones. Resúmenes. Todo se reduce a la anécdota, al final brusco. [5]

¿Os resuenan ciertas utilizaciones de facebook, instagram, twitter, whatsApp, la desinformación y la manipulación propagada a través de periódicos, revistas, televisiones y radios?

Las palabras de Beatty nos recuerda otra de las obras fundamentales en la sociedad uniforme, donde la psicología de masas es fundamental en su constitución. Me refiero a la imperdible "Masa y poder"de Elias Canetti, que ya utilizé para comentar la película "La Ola" (Dennis Gansel, 2008) - ver acceso al pie de esta entrada - y de la que quiero rescatar el siguiente comentario:

El individuo se manifiesta como el peligro interno de la masa: es la manifestación de la diferencia, de la desigualdad, el representante de la inestabilidad. Las reacciones al individuo que se diferencia de la masa provocan su reacción narcisista, su manifestación de intolerancia y hostilidad.

En ese sentido en el que Canetti destaca que la masa, para conservarse, necesita del "enemigo" (lo vimos en el pasado con Hitler, con Franco o Mussolini, con Stalin, Mao, con todo radicalismo fundamentalista, como lo vemos hoy con Donald Trump, con Maduro, con Bolsonaro, con Putin, con la extrema derecha cada vez más instaurada en Europa, o con la peligrosa deriva de la derecha española  tras el surgimiento de VOX):

La más segura y, a menudo, la unica posibillidad para conservarse es la existencia de una segunda masa con la que compararse. Sea que se enfrenten en el juego y midan fuerzas o que se amenazen seriamente una a la otra, la visión o la representación intensa de una segunda masa no permite que la primera se desintegre [...]

El contra-otros influye sobre el nos-otros. La confrontación que en ambos provoca especial alerta, modifica la naturaleza de la concentración dentro de cada grupo. En tanto los otros no se hayan dispersado, uno mismo debe seguir agrupado. La tensión entre ambas turbas se traduce en presión sobre la propia gente [...] Pero si los adversarios amenazan y realmente está en juego la vida, la presión se transforma en la coraza de una decidida y unida defensa (o ataque) [5]

IV. LA DIMENSIÓN SÁDICA DE LA LEY.

Efectivamente, una de las dimensiones que fundamenta la sociedad uniforme es lo que podemos llamar la dimensión sádica que en ella adquiere la ley (un tema que vimos en las entradas dedicadas a la película "El proceso" de Orson Welles, basada en la novela de Kafka - ver acceso al pie de esta entrada -). Es decir, que la ley aparece en su reverso obsceno y que, sobretodo, se vierte en toda su violencia. Truf faut nos presenta esta dimensión en una escena donde la policia coge a un chico por llevar el pelo demasiado largo y en plena calle le afeitan la cabeza, mientras la gente alrrededor se ríe y la voz que retransmite la noticia dice: "Algunos muchachos se empeñan aun en boicotear nuestras peluquerías. Vean a nuestra patrulla de higiene ocupándose de uno de estos jovenes mugrientos y la demostración que el ver cumplir la ley resulta divertido". Efectivamente, para la masa, el distinto, el diferente, es enemigo, y como tal no sólo debe ser castigado sino también humillado, y cuanto más mejor.

La ley obscena.
De manera parecida vemos esa dimensión obscena en el despido de Clarisse, en la película profesora de escuela, por no seguir "la norma": "Nunca me he llevado bien con los otros profesores, no aprobavan mis métodos. Yo no seguía el horario con regularidad, mis clases eran divertidas y no les gustaba."Cuando Montag la acompaña al colegio para que hable con el director se encuentra con el rechazo directo de los niños que huyen de ella como almas en pena y toda evitación de contacto con ella.

También se nos presenta esta dimensión con "el buzón de informaciones", buzón donde cualquiera puede denunciar a alguien de quien se sepa que tiene libros, cosa que hay que hacer mediante una foto, no por escrito. Clarisse le dice: "Entonces es un delator", a lo que Montag la corrige diciendo: "No, no, es un informador" a lo que, curiosamente, y cuando el "informante" tira la "información" en el buzón", Montag dice irónicamente: "Ya se ha desecho de un vecino ruidoso, o de un cuñado al que envidia o de su propia madre ¿por qué no?" En estos momentos Montag no se imagina que será Linda quien le denunciará a él por posesión de libros...

V. FINAL: MUJERES Y HOMBRES LIBRO.

El final de la película se basa en el intento de esclarecimiento de Montag acerca de la desaparición de Clarisse y de su distanciamiento cada vez mayor de una sociedad enferma a través de la lectura de libros.  Entre los archivos de Beatty descubre que su familia ha sido arrestada y que ella ha podido huir. Reencontrará a Clarisse en un breve encuentro quien le comunicará que marcha donde los hombres-libro, mujeres y hombres que memorizan cada uno de ellos un libro que pasarán a otra persona para que así no se pierda la sabiduría que se halla en ellos. Tras ser denunciado Montag por su propias esposa huirá tras quemar su propia casa y llegar donde los hombres-libro y reunirse con Clarisse, mientras las noticias televisadas ofrecen una mentira más en la que vemos la policia persiguiéndole y abatirlo desde un helicóptero.

Antes de dar por finalizado el comentario si quisiera poner énfasis en un comentario de Beatty en el libro y en la última versión en película, un comentario que nos atañe a todos:

el público, que sabía lo que quería, permitió la supervivencia de los libros de historietas. Y de las revistas eróticas tridimensionales, claro está. Ahí tienes, Montag. No era una imposición del Gobierno. No hubo ningún dictado, ni declaración, ni censura, no. La tecnología, la explotación de las masas y la presión de las minorías produjo el fenómeno, a Dios gracias. En la actualidad, gracias a todo ello, uno puede ser feliz continuamente...

¿Es esa la felicidad a la que aspiramos, la felicida de la uniformidad, del pensamiento único? ¿Es eso lo que realmente queremos? Recordemos que en España, con el gobierno de Rajoy, se intentó a través de la ley del nefasto ministro Wert, que se dedicara menos tiempos a las humanidades (literatura, filosofía, artes plásticas). Si lo permitimos, Fahrenheit 451, en la versión que se quiera, será lo que finalmente tendremos: una sociedad enferma.

Clarisse y Montag como mujeres y hombres-libro.
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[1] Bradbury, Ray. Fahrenheit, 451. Ed. Perdidas, pág. 36
[2] Baumann, Zygmunt.44 cartas desde el mundo líquido. Paidós Estado y Sociedad, pág. 17
[3] Ver nota 1, págs. 31 y 32
[4] Ver nota 2, pág. 23
[5] Canetti, Elias. Masa y Poder. Filosofía, Alianza/Muchnik, págs. 69 y 70.

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PELÍCULAS RELACIONADAS (PULSAR EL TÍTULO PARA ACCEDER)

ESTAN VIVOS (John Carpenter, 1988): La dificultad y el dolor de despertar. Sociedad y enfermedad psíquica.

Yo como del cubo de la basura todo el tiempo. El nombre de este basurero es ideología. La fuerza material de la ideología me impide ver lo que estoy comiendo efectivamente. No sólo estamos esclavizados por la realidad. La tragedia de nuestro dilema en el interior de la ideología es que cuando creemos que escapamos a nuestros sueños en ese momento  nos encontramos en la ideología. (S. Zizek. Documental The pervert's guide to ideology) [1]




HANNAH ARENDT (Margarethe von Trotta, 2011): Sobre la vigencia de su discurso final.

Desde Sócretes y Platón entendemos que el pensamiento es algo así como el diálogo silencioso que el alma tiene consigo misma. Al negarse a ser una persona Eichmann pasó a ser su propia víctima renunciando sin saberlo a una de sus grandes facultades: la capacidad de pensar. Y como consecuencia cuando dejó de pensar dejó de discernir. Fué la incapacidad de pensar la que  hizo posible que muchos hombres, digamos normales y corrientes, cometiesen actos de barbarie a una escala enorme, actos que antes nunca se habían visto jamás.



La Ola reflexiona, partiendo de un hecho verídico, sobre la posibilidad, y la facilidad, con la que se puede reinstaurar en la mente de las masas, en este caso de jóvenes estudiantes alemanes, un régimen de tintes fascistas como lo fue en su momento el nacionalsocialismo alemán. 








La novela El proceso de Franz Kafka, presenta una temática extrañamente familiar si bien poniendo énfasis en las dos palabras: extraña y familiar. Alguien quien tras su temática aparentemente absurda y extraña comunica un sentimiento ciertamente próximo, lo familiar. Si bien El proceso es una obra que se ha prestado a múltiples interpretaciones, creo que más o menos directamente estaríamos de acuerdo en que se trata de una obra fundamental para comprender el sentimiento de culpa tal y como es entendido en su dimensión psicológica para diferenciarla de la culpa entendida en su sentido más legal.








WHIPLASH (Damien Chazelle, 2014): SOBRE LA RELACIÓN DEL YO, EL SUPERYÓ Y EL IDEAL DEL YO.

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Whiplash - Latigazo - (Damien Chazelle, 2014) fue una de las películas revelación del año. Su temática se construye esencialmente en la relación entre Andrew Neymann, un prometedor y ambicioso joven batería (interpretado por Miles Teller) y su profesor Terence Fletcher (un laureado J. K. Simmons), de peculiares y tiránicos métodos para extraer el máximo potencial de su alumno.

Llama la atención que toda la película se basa esencialmente en esa relación, siendo muy desdibujados el resto de personajes que, como la figura de su padre, la de su novia, o la de los otros baterías, tienen simplemente la función de enmarcar un poco al personaje de Andrew. Más allá de las motivaciones del director para hacer este planteamiento argumental, el centramiento de éste en los dos personajes nos permite reflexionar ampliamente sobre la relación entre tres instancias o estructuras psíquicas que estos dos personajes representan y la relación que estas mantienen: el yo, el superyo y el ideal del yo. Para poder entender mejor esta relación vamos a definir en primer lugar que significan estas tres instancias.

1. UNA INTRODUCCIÓN TEÓRICA: YO, SUPERYÓ E IDEAL DEL YO.

- Acerca del yo.

Más allá de las múltiples definiciones desde la que se podría abordar la definición del yo, hay tres aspectos de esa instancia que quisiera destacar esencialmente:

La primera, y la más obvia, es considerar al yo como el centro de la consciencia, es decir, aquella instancia por la que nos damos cuenta tanto de nosotros mismos como de nuestro entorno. Obviamente, y como ya sabemos, hay otras instancias y mecanismos que están implicados en ese darse cuenta, con lo cual el hecho de que el yo sea el centro de consciencia no significa que esta consciencia o el darse cuenta esté afinado, antes todo lo contrario, el yo , en distintos grados, presenta una consciencia y un darse cuenta perturbado.

La segunda que tenemos que considerar es que el yo, en principio, tiene una función mediadora entre las otras dos instancias que ejercen presión sobre él: el ello, de contenido esencialmente inconsciente,  y que se caracteriza por expresiones pusionales mientras que, por otro lado, tenemos el superyó, a la que podemos considerar una instancia moral que enjuicia la actividad yoica (trataremos más a fondo de ella próximamente). Podríamos decir que el yo intenta conciliar las demandas de satisfacción de placer que llegan del ello con las demandas de realidad, apoyadas en la prohibición y el castigo del superyó.

La tercera que quiero destacar es que el yo es también una función de identificación. Es decir, que se estructura a través de identificaciones externas, como ocurrirá en la infancia, como internas y externas como ocurrirá posteriormente.

- Acerca del superyó.

El superyó es una instancia psíquica de caracter moral que enjuicia, como ya dijimos, la actividad del yo. Es necesario destacar algunas características de esa intancia que la hacen sumamente dificultuosa de manejar para el yo.

En primer lugar, podemos definir el superyó como una instancia que esencialmente ordena, y que dentro de las ordenes que emite podemos destacar las que prohiben y las que exigen. Hay que destacar que las ordenes que el superyó maneja son conocidas como introyecciones, es decir, ordenes de extrema rigidez y con escasa discriminación de lo que implican.

En segundo lugar, destacamos que la fuerza del superyó y las ordenes que maneja estriba en que le son imputables dos aspectos con los que las ordenes se relacionan, y que le confieren una gran capacidad de intimidación sobre el yo: el sentimiento de culpa y la necesidad de castigo. 

En tercer lugar, el superyó es de naturaleza pulsional, es decir, que su demanda nunca se satisface, siempre exige más. Esto hace, como indicó Lacan, que el superyó está del lado del goce y, en consecuencia, que se trate de una instancia sin límite que es, de hecho, lo que la convierte en peligrosa, por eso en ocasiones leeremos u oiremos que el superyó, dependiende se sus carcaterísticas de crueldad y ferocidad, va acompañado de adjetivos como sádico u obsceno.

- Acerca del ideal del yo y su relación son el superyó.

El ideal del yo es un concepto estrechamente ligado al superyó. Veamos la siguiente definición de esta instancia:


instancia de la personalidad que resulta de la convergencia del narcisismo (idealización del yo) y de las identiñcaciones con los padres, con sus substitutos y con los ideales colectivos. Como instancia diferenciada, el ideal del yo constituye un modelo al que el sujeto intenta adecuarse. [1]

Pondremos especial atención a la frase "el ideal del yo constituye un modelo al que el sujeto intenta adecuarse", puesto que esto nos indica que ese ideal es algo que tiene que devenir, algo que no está realizado y hacia lo que el yo debe converger: El ideal del yo sostiene frente al yo un destino que debe realizar, tenga o no la posibilidad de hacerlo [2] 

Y es en este aspecto donde el ideal del yo y el superyó se relacionan, puesto que este último es el guardian del primero, deviene en el velador de que el yo se esfuerze por devenir ese ideal más allá de cual pueda ser su deseo. El ideal del yo deviene en un "tú debes ser". Por otro lado, y dado que el superyó y su naturaleza pulsional están del lado del goce y no del deseo, el propio ideal deviene un inalcanzable (recordemos que la demanda del superyó no se puede satisfacer), o dicho de otra menera, por más que se acerque el yo al ideal del yo siempre estará cuestionado por el superyó, y recordemos, en ese sentido, que el goce tiene que ver con eso que nunca se alcanza y la relación entre sufrimiento y placer que de ello se deriva.

II. LA RELACIÓN ENTRE ANDREW Y TERENCE: Superyó sádico vs Yo masoquista.

A partir de esas breves introducciones a las instancias del yo, superyó e ideal del yo, ya podemos establecer la relación que observamos entre el joven batería Andrew Neymann y su profesor "Terence  Fletcher. Efectivamente, vemos en Andrew ese elemento absolutista - que se refleja en esa relación cerrada entre sus dos protagonistas en la que se basa la película - en el que deviene ser "un gran batería", su ideal del yo, o como se dice en una escena, hablando de Charlie Parker:

Andrew: Creo que ser el mejor músico del siglo XX es la idea del éxito de cualquiera.
Padre: Bueno, morir arruinado y alcohólico a los 34 no es exactamente mi ideal de éxito...
Andrew: Prefiero morir arruinado y alcohólico a los 34 y que hablen de mí en una cena, que vivir rico y sobrio a los 90 y que nadie recuerde quién fui. 

Observamos aquí perfectamente que el ideal del yo es una imagen que se corresponde con el narcisismo primario, el narcisismo originario del yo, así como que ya se intuye, en su relación con el superyó, la presencia de la pulsión de muerte.

Y es aquí donde aparece Terence (un narcisista maligno) como su profesor-superyó de caracter sádico cuya ferocidad se hace evidente en distintas escenas. En todo caso, un aspecto que me parece importante destacar es que cuanto mayor es la voluntad de identificación del yo con su ideal del yo, la ferocidad del superyó es mayor en su empeño o ante sus deslices o errores puntuales. Ese es el caso de Andrew. En una pequeña escena al inicio de la película, cuando están con su padre en el cine, se da el siguiente diálogo:

Padre: ¿Cómo estas?
Andrew: Bien... No sé, hoy me ha visto tocar - refiriéndose a Terence -
Padre: ¿Y...?
Andrew: - mueve la mano en expresión de "a medias" -
Padre: Bueno... Sigues teniendo un montón de opciones.
Andrew: ¿A qué te refieres? ¿Otras opciones?
Padre: Así es la vida. Cuando tienes mi edad tienes perspectivas...
Andrew: No quiero perspectivas...

Es justamente ese "no quiero perspectivas"lo que nos da una aproximación del nivel de identificación del yo de Andrew con su ideal del yo.

También podemos observar una imagen de su ideal del yo representada en el batería Buddy Rich, reconocido como uno de los músicos más prestigiosos de la batería jazzística.

El Batería de jazz Buddy Rich.

En la relación de Andrew con Terence observamos la relación que un superyó sádico ejerce sobre el yo, siendo requerido de éste una cierta tendencia al masoquismo, entendido éste en el sentido de  la necesidad de castigo y de padecimiento. Empezamos a observar esta tendencia masoquista en Andrew desde el primer momento, cuando Andrew, entre gritos, humillaciones y sillas que vuelan por los aires es abofeteado por Terence, lo cual nos recuerda una frase de Freud al respecto:

No interesa quien lo inflija, si la persona amada o una indiferente o si es causado por poderes o circunstancias impersonales; el verdadero masoquista ofrece su mejilla toda vez que se le presenta la oportunidad de recibir una bofetada. [3]

Quizá Andrew sea ese tipo de masoquista que Freud llamó "masoquista ideal"(para diferenciarlo del masoquista moral).

Observamos también unas palabras de Terence que quizá tengan un cierto trasfondo en la problemática de Andrew, cuando tras sonsacarle sobre  la situación de sus padres le dice a pleno grito: "Eres un blandengue maricón chupapollas cuya madre dejó a papi cuando se dió cuenta que no era Pablo Neruda, y que ahora llora y babea encima de mi batería como una nenaza de 9 años". Las pequeñas escenas con el padre sirven para reflexionar sobre la problemática de Andrew en la medida que parece derivarse de su relación. Efectivamente, en qué medida sus visiones contrapuestas podría actuar como dos creencias o introyecciones contradictorias: por un lado ser un gran batería, ideal del yo que ocupa el lugar de deseo de la madre, aquel por el que el padre fue rechazado; y por otro lado no superar "el fracasado" de su padre, lo cual crearía un doble sentimiento de culpa: por un lado tener que ser el mejor batería, no ser un fracasado como su padre; por otro, el sentimiento de culpa por intentar superarle.



Después de ser abofeteado, observamos a un triste Andrew sólo en su habitación mirando de reojo la solapa de un libro titulado "The drum way" (El camino de la batería) del mismo Buddy Rich, tristeza que corresponde con la decepción que sufre el yo al sentirse lo lejos que se encuentra de su ideal del yo. También observamos el sufrimiento que se infringe en su ensayo, cuando observamos sus dedos ensangrentados (repercusión somática del castigo).



Observamos otra caracteristica del superyó que tiene lugar a través de la comparación, manifestado en la película como la feroz competitividad a la que somete a los tres baterías que forman parte de la banda de Terrence: "si quieres el puesto gánatelo"- le dice Terrence a Andrew -. Como consecuencia de ello Andrew decide dejar su relación con Nicole (Melissa Benoist), la chica con la que había empezado a salir. Y así, después de un largo discurso le dice:"porque quiero ser grande [...] Quiero ser uno de los grandes". 

Vemos como la obsesión creciente de Andrew le lleva a él mismo a identificarse con Terrence - con su superyó - y como él mismo se aplica el maltrato y los castigos (vemos sus manos ensangrentadas, los insultos y los golpes con los que se lesiona). Quizá el momento álgido de toda esta monstruosidad es cuando Andrew llega tarde al concierto del día del concurso de Dunellen... toda su desesperación por tocar acaba en un accidente de coche y acaba sentándose en la batería ensangrentado incapaz de poder tocar... El final de la situación acaba con Fletcher diciéndolo: "Estás acabado." 






- Superyó, yo y pulsión de muerte.

Aunque no es este el lugar para desarrollar este tema, sí quisiera indicar que hay una escena que es significativa para comprender el peligroso extremo en el que el yo y el superyó entran de pleno en la pulsión de muerte. En esa escena en cuestión, Terence cuenta que un alumno suyo, un trompetista llamado Sean Caysi, ha muerto en un accidente de automóvil, lo cual parece afectarle vivamente. Posteriormente, cuando tras el desastre de Dunellen Andrew parece abandonar definitivamente la batería, una abogada, a través de su padre, le hace saber que le necesita para poder denunciar a Terence. Es entonces cuando se entera de que Sean Caysi se suicidó a causa de fuertes transtornos de ansiedad y depresión que empezaron cuando fue alumno de Terence. Éste es el extremo al que me refería. Sean Caysi, a diferencia de Andrew, parecería ser una personalidad melancólica que no  pudó rebelarse contra su superyó, dejando arrasarse por la dimensión de esa entidad que va más allá del bien, o dicho de otra manera, que exige un bien que está más allá del principio del placer, es decir, aquello que ya indiqué acerca de que el superyó esta del lado del goce.




III. RECUPERANDO EL DESEO. EL ACCESO A LA SUBJETIVIDAD PROPIA.

Es muy interesante el final de la película... Después del "Estás acabado", Andrew parece abandonar su deseo de tocar la batería (deseo de ser batería, no la imposición de ser uno de los grandes). Tras denunciar a Terence, lo que a éste le cuesta su plaza de profesor, lleva una vida anodina hasta que un día Terence vuelve a contactar con él. En ese encuentro hay un diálogo que me parece interesante:

Terence: ... quería que mis alumnos se esforzaran más allá de las expextativas. Creo que es extrictamente necesario, si no estaríamos privando al mundo del próximos Neil Armstrong, del próximo Charlie Parker [...] No hay dos palabras que sean más dañinas en nuestro idioma que "buen trabajo"
Andrew: Pero hay un límite. Y si tal vez se va demasiado lejos y se disuade al próximo Charlie Parker de convertirse en Charlie Parker

Andrew parece posicionarse de manera distinta (le mira fijamente, sin miedo), su discurso parece haber cambiado, de la misma manera que, tras ofrecerle Terence participar en su banda como batería, vuelve a llamar a su ex-novia para invitarla al concierto, si bien ella le hace notar que ya tiene novio. Son pequeñas señales de emergencia de su subjetividad, una subjetividad que alcanzará su punto álgido cuando ante la venganza de Terence, quien conocedor de que fue él quien le denunció, le ha tendido una trampa para ridiculizarle ante el público y el jurado - si metéis la pata podéis dedicaros a otra cosa, porque estos pavos jamás olvidan - al dejarle sin partitura para interpretar la primera pieza musical. Tras abandonar el plató le espera su padre con quien se abraza... y este es un momento importante, porque Andrew decide volver, pero volver como un Andrew distinto. Ya no vuelve para ocupar el lugar del deseo de la madre ( desear el deseo del otro) que lo abandonó echándole en manos del superyó y la construcción  del ideal del yo (no seas un fracasado como tu padre), ni quizá, como otra alternativa, ceder su deseo por el fracaso paterno, para no superarle. Vuelve porque ahora apoya su propio deseo de ser batería y disfrutar tocando...




Desde este momento, en una fantástica escena final, se intercambia los ritmos de su relación. "No es mi tempo" dice Terence a Andrew para luego mortificarlo. Desde este momento Andrew impone la batería y el tema de interpretación con "Caravan". Cuando parece que la interpretación ha acabado, Andrew prosigue con un sólo de batería ante la consternación de Terence, a quien cuando este se acerca le dice: "Te daré la entrada", en lo que es una inversión total de la relación. En este momento Terence cede, y Andrew logra atravesar su obsesión y miedo al fracaso para llegar a la afirmación de su propia subjetividad y creatividad. De la Ley moral a la intuición creadora. Para acabar, una curiosa imagen en la que vemos como las luces iluminan a Andrew, mientras la imagen de Terence, que queda a su derecha, se vuelve menos definida oculta en la penumbra...




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[1] Laplancha & Pontalis. Diccionario de psicoanálisis. Paidós Ed.
[2] Ídem anterior.
[3] Freud, Sigmund. El problema económico del masoquismo (1924) OC 3. Biblioteca Nueva




BAJO LA SOMBRA (Babak Anvari, 2016): Objeto de apego, objeto transicional y mediador evanescente. CÁPSULAS DE CINE Y PSICOLOGÍA.

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Bajo la Sombra (2016), película dirigida por el director británico-iraní Babak Anrani, nos presenta un interesante ejercicio dramático y de terror que transcurre en Teherán, en algún momento de la época de la guerra entre Irán e Irak (1980-1988), y bajo la cual podemos contemplar la difícil relación de una hija (Dorsa, interpretada por Avin Manshadi) con su madre(Shideh, una excelente Narges Rashidi), quien tras la partida de su marido al frente(Iraj, Bobby Naderi) tendrá que sobrevivir en un ambiente claustrofóbico de bombardeos sobre la capital, así como por le llegada de unos seres mitológicos del folclore iraní, los Djinn, una especie de genios o duendes que tendrán un curioso papel en el desarrollo de su trama.

En el Irán de Khomeini, Shideh, su protagonista principal, nos aparece como una mujer frustrada que no puede estudiar Medicina porque es discriminada por haber estado vinculada en el pasado a grupos radicales izquierdistas. Pronto vemos que también está resentida con su maternidad y con Iraj, su marido, que es médico y con el que inició los estudios de Medicina que tuvo que abandonar. En ese sentido es clave una de las primeras escenas. Veamos:

Shideh - a Iraj -: ... como si tú nunca me hubieras impedido estudiar.
Iraj: ¿Cuándo lo he hecho?
Shideh: Cuando reabrieron las universidades tras la revolución cultural, quién me dijo que los estudios podían esperar y que me quedara en casa criando la niña.
Iraj: Te supone un problema criar a nuestra hija...
Shideh:¿¡Qué, ahora me acusas de ser mala madre!?
Iraj: No, lo único que quiero es que no nos culpes de tus errores a mi y a la niña. Una cosa... ¿Por qué quieres volver a estudiar medicina así de repente?
Shideh: No lo dejé por capricho. Llegó la revolución.
Iraj: Eso ocurrió hace cuatro o cinco años. Las universidades volvieron a abrir al cabo de un año...
Shideh: ¿Qué insinúas?
Iraj: Pues que sólo quieres volver a estudiar porque tu madre ha muerto.
Shideh: ¡Sabes muy bien que siempre he soñado con ser médico!
Iraj: No Shideh, ese ha sido siempre el sueño de tu madre.
Shideh: Los muertos no sueñan.

Escena fundamental que nos permite entrar en el problema de Shideh, más allá de los condicionantes político-religioso-culturales del momento. "Los muertos no sueñan", dice Shideh, pero los sueños de los muertos perviven en los vivos, se le podría responder. Y es aquí donde podemos introducir el primer elemento simbólico mediante el cual se nos muestra que el problema de Shideh se enlaza con el sueño de la madre: se trata de un libro de "Fisiología médica" que guarda en un cajón bajo llave con una dedicatoria de su madre que dice "Para mi hija. Enhorabuena por entrar en medicina. Estoy orgullosa de ti. Te quiero mamá". Este libro es el símbolo que une a la hija al deseo de la madre y que, guardado bajo llave, representa el objeto de apego al sueño de la madre, cuyo efecto continua a través de la amarga frustración de Shideh por no haber podido satisfacer ese "deseo de la madre".

Shideh con el libro que le dedicó su madre.
Paralelamente, la película nos muestra como la relación de Shideh con su hija Dorsa está marcada por la crispación y la intolerancia, haciéndose obvio que proyecta en ella el obstáculo que le ha impedido acabar Medicina. Este déficit en el amor materno de Dorsa tiene también su representación simbólica en su muñeca Kimia, a la que podemos considerar como un "objeto transicional" tal y como fue definido por Donald Winnicott, objeto cuya función es suplir ciertas funciones maternas cuando la madre esta ausente. El objeto transicional es una fuente de placer y seguridad al erigirse como un símbolo de la unión, en este caso, de la hija con la madre, que la suple en su ausencia, y con la cual se evita la sensación angustiosa de separación. No obstante, y en la trama de esta película, esta muñeca está también directamente relacionada con la presencia de una madre "amargada", o más complejo aun, una madre cuya rabia proveniente de su frustración se proyecta sobre su hija.

Dorsa abrazada a Kimia: el objeto transicional.

La película hace un planteamiento interesante cuando tras la caída de una bomba en la casa donde viven, que afortunadamente no explota, empiezan toda una serie de extraños acontecimientos. En primer lugar Kimia, la muñeca, desaparece, lo que se acompaña de una fiebre constante en Dorsa que no tiene un origen definido. En segundo lugar, se empieza a vislumbrar la presencia de unos extraños entes que son los Djinn, cuya terrorífica presencia, y curiosamente, funcionará como la figura del "mediador evanescente" - una categoría hegeliana retomada por Fredric Jameson y Slavoj Zizek -, es decir, "un agente catalítico que permite el intercambio de energías entre dos términos que de otro modo son mutuamente exclusivos". [1] Una vez que se produce ese intercambio de energías el mediador desaparece. Efectivamente, es gracias a su terrorífica presencia que madre e hija se reencontrarán, y así pasarán de la exclusión a la inclusión. Sólo la amenaza final de Dorsa, quien le dice a su madre quiere irse con la "otra señora" (un Djinn que se le aparece bajo forma femenina y con la que habla tranquilamente) hará que Shideh reaccioné.

Djinn femenino que habla con Dorsa.

En una de las escenas, ya hacia el final de la película, y tras ver Shideh como se cierra la puerta de su casa, con Dorsa dentro, y después de entrar el Djinn, observamos como el objeto transicional, la muñeca Kimia, ha sido substituido por el Djinn como mediador evanescente. Tras abrirse la puerta asistimos ala siguiente diálogo:

Dorsa: ¿Dónde estabas?
Shideh: ¿Has visto a alguien?
Dorsa: ¿A quién?
Shideh: No sé, una señora...
Dorsa: - asiente en silencio -
Shideh: ¿Quién es?
Dorsa: No lo sé... Suele venir cuando tú no estás - substitución -. 
Shideh: ¿Y a qué viene?
Dorsa: Juega conmigo, es muy simpática.
Shideh: ¿Habla contigo?
Dorsa: Si... Me dice que tú no puedes cuidar de mi, pero que ella sí.
Shideh: Eso no es verdad. Dice que sabe dónde esta Kimia, y que puede ayudarme a encontrarla.

Un poco más adelante la escena continua con el momento cumbre del desencuentro entre madre e hija. Ante la mala reacción de Shideh con Dorsa esta dice: "Ella tiene razón [...] Me iré con ella". Y Dorsa salta sobre su madre para pegarla. Instantes después recibe una llamada telefónica, supuestamente de Iraj, que no es más que su propio sentimiento de culpa: "... tu no puedes proteger a Dorsa. Eres una inútil. Eres una decepción constante. Hasta tu propio hija te odia..." (inmediatamente se ve la túnica del Djinn tras la ventana).

A partir de ese momento se sucede el intercambio de energías. Shideh encuentra el libro que le dedicó su madre en la azotea, justo en el lugar en el que cayó la bomba que no había explotado. El libro se abre por la página de la dedicatoria y Shideh lee las palabras "Te quiero mamá". Luego, cuando baja a abrir el cajón donde ella lo había guardado, en su lugar encuentra a la muñeca Kimia rota. Ante la acusación de Dorsa que ella la ha roto, Shideh le dice que se la arreglará, que no ha sido ella, que han sido los seres que ve, y le dice a su hija que no se preocupe: "soy médico". En ese momento Shideh se hace verdaderamente médico, médico del alma de su hija. Justo cuando la despierta y le muestra a Kimia recompuesta, Dorsa ya no tiene fiebre. La besa y le dice "sabes que te quiero mucho... ¿lo sabes?"Finalmente, y después de las escenas características de terror, rescatará a Dorsa del interior del Djinn que quiere arrebatársela. Momentos después será Dorsa quien recata a su madre del Djinn: en ese momento, verdaderamente, Dorsa rescata a su madre para ella.

Tras huir en coche hacia la casa de los padres de Iraj, la película acaba con una bonita serie de imágenes. Primero, la cámara nos muestra en los asientos de detrás la muñeca Kimia sin su cabeza, mostrándonos a continuación que ésta quedó en el lugar dónde Dorsa rescató a su madre. Luego, y como imagen final de la película, la cámara nos muestra el libro de fisiología médica de Shideh abandonado en la azotea de la casa. Por fin, y a través del agente catalítico (el djinn), el intercambio de energías que entre madre e hija eran exclusivas, ahora se han tornado inclusivas.

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[1] Osborne, Peter. El arte más allá de la estética: ensayos filosóficos sobre arte contemporáneo. Colección ad literam, 8, CENDEAC, pág. 105

EL SEÑOR DE LAS MOSCAS (HARRY HOOK, 1990): Los Grupos de supuesto básico vs. los Grupos de trabajo.

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El Señor de las moscas (The lord of the flies, 1990), película dirigida por Harry Hook, basado en la obra maestra del premio Nobel de Literatura William Golding, nos narra la historia - situada durante la segunda guerra mundial - de unos niños ingleses que tras un accidente aéreo deberán sobrevivir en una isla  deshabitada. Hay una versión previa de 1963, en blanco y negro, que dirigida por Peter Brook es considerada superior a la más reciente, de hecho obtuvo la Palma de Oro del festival de Cannes de 1963. La historia que se nos plantea nos permite reflexionar, una vez más, sobre la dinámica de grupos humanos, algo que ya hemos hecho en este blog y desde distintas perspectivas. Recordémoslas: La Ola (Dennis Gansel, 2008), que fue abordada desde el concepto de la psicología de masas desarrollada por Freud y Elias Canetti. El experimento de la prisión de Stanford (Kyle P. Alvárez, 2015), en la que se exploraron las distintas disposiciones que llevan a sus protagonistas a desarrollar las distintas conductas que en este experimento se observaron y, finalmente, Doce hombres sin piedad (Sidney Lumet, 1957), en la que observamos como se configuran los juicios dentro de un grupo. El señor de las Moscas nos permitirá un abordaje basado en las notables aportaciones realizadas por el psicoanalista Wilfred F. Bion partiendo de su experiencia y observación en la dinámica de grupos humanos.

I. EL GRUPO DE TRABAJO.

Con sus palabras había llevado la seguridad a la asamblea.
(Señor de las moscas. W. Golding) [1]

Wilfred Bion definió como Grupo de trabajo"a un tipo particular de mentalidad grupal, y a la cultura quede éste se deriva. El grupo de trabajo (gt) requiere de sus miembros capacidad de cooperación y esfuerzo; no se da por valencia, sino por una cierta madurez y entrenamiento para participar en él. Es un estado mental que implica contacto con la realidad, tolerancia a la frustración, control de emociones..." [2]

Esto es lo que vamos a observar en una fase inicial en ese grupo de niños que van a tener que sobrevivir en una isla desconocida. Ante la problemática de supervivencia que se les abre hasta ser rescatados, su primera intención es organizarse, lo cual, en una primer momento, observaremos:

1) Piggy (Danuel Pipoli -1990 - y Hugh Edwars - 1963 -), el niño que suele ser blanco de bromas y abusos por parte del resto - le llaman gordito -, que se hace amigo y busca protección en Ralph (Baltazhar Getty - 1990 - y James Aubrey - 1963 -), encuentra una caracola en la playa. Utilizándola como cuerno de llamada, la caracola devendrá símbolo de orden. Efectivamente, y en ese sentido, Ralph propone un funcionamiento asambleario en el que todo el mundo podrá pedir palabra y hablar tras la entrega del cuerno. En esa misma asamblea se propone que Ralph o Jack (Chris Furrh - 1990 - y Tom Chapin (1963) - sean propuestos como jefes. En la votación es Ralph el elegido.

2) Como podremos observar desde el primer momento, Ralph corresponde al tipo de líder de un Grupo de trabajo en el que las tareas que se deberá realizar y afrontar suponen la utilización de métodos racionales y científicos para su consecución, y en las que el líder "es aquella persona capaz de ser eficiente en proporcionar una posibilidad para que dicho abordaje se realice." [3] Observamos esa cualidad de Ralph cuando en la versión de 1963 se dirige al grupo diciendo: "Si somos sensatos, si hacemos las cosas como es debido, si no cometemos locuras estaremos bien." Observamos como el grupo se aplica reglas de funcionamiento y se organiza en grupos de trabajo para buscar comida -frutos, caza -, construir refugios y, sobretodo, para mantener un fuego constante en un lugar bien visible por si algún avión o buque puede avistarles.

Ralph y la caracola. (Imagen película 1990)

3) Por otro lado, Ralph encontrará en Piggy un apoyo, dado que éste representa la voz de la razón. Su inteligencia le permite en más de una ocasión, plantear temas y problemas acertados. También le podemos ver como instituyéndose en el "defensor del orden".

4) Finalmente hemos de hacer referencia a Jack, el otro chico que fue propuesto para Jefe del grupo. Pronto se observa en él su impulsividad y su dificultad para ajustarse a las reglas, prefiriendo salir a cazar con su "grupo de cazadores".

II. EL CONFLICTO.

“Caminaron, dos continentes de experiencia y sentimientos, incapaces de comunicarse.”
(Señor de las moscas. W. Golding)

Conforme avanza la película vemos como la tensión entre mantener el orden y la disciplina y el funcionamiento más anárquico y caótico aumenta. Finalmente, el conflicto entre Jack y Ralph, quienes son representantes de esos dos órdenes, apoyados el primero por Piggy y el segundo por Roger (Gary Rule - 1990 - y Roger Elwin - 1963 -), que como en Jack, ya muestran comportamientos psicopáticos como la falta de empatía, la impulsividad desinhibida y una crueldad carente de culpa, surgirá cuando ante el vuelo de un helicóptero al que Ralph intenta hacer señales para ser visto sin éxito, observará que el fuego que debía ser siempre mantenido para esa ocasión está apagado. El responsable de mantenerlo avivado era Jack y su "grupo de cazadores". Cuando Ralph acusa a Jack de haber abandonado su responsabilidad, este se rebela:

Jack: Ya estoy harto. Ni mi banda ni yo tenemos porque aguantarte.
Ralph: ¿Tu banda? ¿Eso qué quiere decir?
Jack: Quiere decir coronel que si sabes lo que te conviene tendrás que dejar de dar órdenes - y le empuja -

Ambos se enzarzan en una pelea que Piggy intenta separar, aunque acaba con él por los suelos. Y en este momento se consuma la separación. Dice Jack: "Estoy hasta las narices, haré un campamento para mis cazadores y todo el que quiera unirse a mí". Algunos de los que hasta este momento se habían mantenido con Ralph le abandonan para irse con el grupo de Jack.

Jack y las pinturas de guerra. (Imagen película 1990)

III. EL GRUPO DE SUPUESTOS BÁSICOS.

“El mundo, aquel mundo comprensible y legal, estaba desapareciendo. ”
(El señor de las moscas. W. Golding)

El grupo de Jack y sus cazadores se corresponde con lo que Wilfred Bion llamó "Grupo de supuestos básicos".¿Qué son los supuestos básicos? Estos son definidos como "emociones intensas de carácter primitivo [...] que expresan algo así como fantasías grupales, de tipo omnipotente y mágico, acerca del modo de obtener sus fines o satisfacer sus deseos. Estos impulsos, que se caracterizan por lo irracional de su contenido, tiene una fuerza y una realidad que se manifiesta en la conducta del grupo." [4] Bion definió tres supuestos básicos esenciales: por dependencia, por ataque-fuga y apareamiento. A efectos nuestros nos centraremos en el supuesto básico por ataque-fuga ya que es el que fundamenta el grupo de Jack.

W. Bion define el supuesto básico por ataque-fuga como "... la convicción grupal de que existe un enemigo, y que es necesario atacarlo o huir de él. En otros términos, el objeto malo es externo, y la única actitud defensiva contra este objeto es su destrucción (ataque) o huida (defensa)." [5] Es por ello que Jack es el líder perfecto para un grupo de éste tipo. Líder que, según Bion, se caracteriza por "personalidades paranoides. El líder debe dar sustento a la idea de que existe un enemigo dentro o fuera del grupo del que es necesario defenderse o huir." [6]

Es decir, uno de los factores fundamentales en la constitución del grupo de Jack es el miedo, un miedo que es el miedo a lo desconocido, pero que se encarnará en una supuesta Bestia que habita en una gruta (que no es más que el comandante del avión, quien está en unas condiciones físicas y mentales muy deterioradas), y que Jack ratificará mediante un sacrificio-ofrenda a través de la conocida escena en la que se corta la cabeza a un cerdo y se cuelga en la punta de un palo, un clásico acto mágico para aplacar sus iras.

Sacrificio-ofrenda de Jack y su grupo a la Bestia. (Imagen película 1963)

Poco a poco su grupo irá tomando características más propias del mundo primitivo y salvaje que del civilizado, si bien la agresividad, la violencia y la crueldad van adueñándose de su comportamiento, hasta percibir a Ralph, Piggy y Simon (personaje del que hablaremos seguidamente) como otros enemigos a los que destruir (ver punto V). Dice José Alejandro Silbertstein, a quien debo mucho en el comentario sobre esta película, acerca de la acción de Jack de pintarse el rostro:

En su obsesión por la cacería, Jack se pinta con carbón y barro. Golding describe la emergencia de la bestia en el joven, que comienza percibiéndose en sus ojos y luego se torna permanente. Esta experiencia interna que surge de la mente inconsciente nos alerta del odio a la capacidad de pensar, de modo que cualquier proceso mental que pueda subvertir la negación de la realidad es desmentido. La máscara hace que Jack quede liberado de su autoconocimiento y del conocimiento. Ahora es otra persona, libre de ansiedades y de dudas, pues del inconsciente ha emergido una experiencia desconectada de la capacidad de pensar, de modo de desmentir cualquier proceso mental que pueda subvertir la negación de la realidad. [7]

Esa es la condición que Jack transmitirá a todos los miembros de su grupo, quienes imitándole también se pintarán y adoptarán la misma actitud hacia todo aquello que sea diferente a ellos. Es en ese sentido que Ralph, Piggy y Simon devendrán en un peligro para su grupo, puesto que ellos si "piensan" y ponen de relieve la realidad de la situación.

El grupo de supuestos básicos y la máscara (Imagen película 1963)

IV. SIMON: EL MÍSTICO Y EL GRUPO.

“Simon miró ahora de Ralph a Jack [...]  y lo que vio le hizo sentir miedo.”
(El Señor de las moscas. W. Golding)

Simon (James Badget Dale - 1990 - y Tom Gaman - 1963) es un personaje que en la novela está mucho más profundizado que en las películas. Pronto se observa que es un chico diferente, más silencioso, más introvertido y solitario, cuya sensibilidad y capacidad de reflexión lo hacen muy distinto al resto. De acuerdo a los trabajos de Bion se correspondería con la personalidad del místico, del que se dice que "es portador de una idea nueva, es siempre disruptivo para el grupo [...] Puede ser creativo o nihilista, y seguramente será considerado, en algún momento, o por una parte del grupo, como tal. De hecho, todo genio, místico o mesías es ambas cosas, ya que la naturaleza de sus contribuciones será seguramente destructiva de ciertas leyes, convenciones, cultura o coherencia de algún grupo, o de un subgrupo dentro de un grupo." [8] Y, efectivamente, así será , pues es él quien se apercibirá de dos aspectos fundamentales de la situación que el grupo de niños vive en la isla:

1) De la falsedad de la existencia de la Bestia, y aun más importante,
2) de que, en realidad, la Bestia (objeto malo externo) no es más que una proyección de la Bestia interna (objeto malo interno) que nos habita (ejemplo del mecanismo de la identificación proyectiva descrita por Melanie Klein).

Efectivamente, a través de un diálogo con la cabeza de cerdo realizado en un estado de trance hipnótico, en el libro de Golding, esta le revela que "¿Lo sabes, no es cierto? Soy parte de ti", (retorno de la identificación proyectiva), para posteriormente, atreviéndose a descubrir en realidad quien es la Bestia, desvelar que no son más que los restos de un paracaidista (libro y versión de 1963) o del comandante del avión (versión de 1990).


Simon (imagen película 1990)

V. EL CAMBIO CATASTRÓFICO.

“Ralph lloró el fin de la inocencia, la oscuridad del corazón del hombre."
(El Señor de las moscas. W. Golding)

Como portador de una idea nueva, es decir, que la Bestia no existe, Simon se erige también en el portador de lo que Bion llama "cambio catastrófico", es decir, una idea o, en este caso, una verdad con un alto potencial disruptivo para el grupo. Ante este tipo de ideas los grupos pueden funcionar de distintas maneras, pero en el caso de un grupo de supuesto básico, la respuesta es la expulsión o la destrucción de la idea y, si es necesario, de su portador.

Mientras el grupo de Jack baila una danza frenética a la vez que canta "¡Mátala! ¡Deguéllala! ¡Desángrala!" confunden la sombra de Simon por la Bestia y le atacan con sus lanzas. Mientras grita sobre un hombre muerto en la montaña (o en la gruta, versión 1990), los chicos aterrorizados empiezan a atacarle clavándole las lanzas... William Golding describe este momento en toda su violencia y su crudeza:

—¡Mátala! ¡Degüéllala! ¡Desángrala! ¡Atraviésala!

Las lanzas cayeron y la boca del nuevo círculo tembló y gritó. La bestia estaba de rodillas en el centro, con los brazos sobre la cara. Gritaba algo contra el abominable ruido acerca de un cadáver en la montaña. La bestia arremetió, rompió el círculo y cayó por el empinado lado de la roca a la arena junto al agua. Inmediatamente la multitud corrió detrás y saltó de la roca, sobre la bestia, gritando, golpeando, mordiendo, desgarrando. No hubo palabras, ni movimientos, excepto los de los dientes y uñas.

Luego las nubes se abrieron y dejaron caer la lluvia como una catarata. El agua saltó de la cima de la montaña, arrancando ramas y hojas, y se derramó fríamente sobre el montón que luchaba en la arena. Al fin el montón se quebró y unas figuras se apartaron. Sólo la bestia no se movió, a unos pocos metros del mar. Aun en la lluvia pudieron ver qué pequeña bestia era; y ya su sangre manchaba la arena pálida. [9]

A partir de ese momento los hechos se precipitan, y como decíamos anteriormente, el grupo es prácticamente absorbido por Jack, quedando solo Ralph y Piggy, quienes se convertirán en objeto de su ataque. Queriendo Jack proporcionarles fuego a su grupo, les atacaran y robarán las gafas de Piggy, sin las cuales practicamente no ve. Si bien la muerte de Simon puede considerarse relativamente un accidente, al ir a parlamentar, Piggy será asesinado por Roger y, finalmente, Ralph será el objeto de persecución por parte del grupo de Jack, quien finalmente salvará su vida al llegar a la playa un grupo de militares, quienes asombrados contemplan la situación de unos niños ingleses educados en una academia militar.

Ralph, Piggy y Jack (Imagen película 1990)
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BIBLIOGRAFÍA.
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[1]
Las citas son del libro de Golding. William.El señor de las moscas. Editorial Alianza.
[2] Grinberg, Leon; Sor, Darío; Tabak, Elizhabet.Nueva introducción a las ideas de Bion. Tecnicomunicaciones, S. A. pág. 30
[3] Ídem anterior, pág. 31
[4] Ídem anterior, págs. 23 y 24
[5] Ídem anterior, pág. 24
[6] Ídem anterior, pág. 27
[7] Silberstein, José Alejandro.Vínculos diabólicos. El lado oscuro de la condición humana. Ediciones Biebel, pág. 160
[8] Ídem anterior, pág. 35
[9] Pasaje de ver nota 1


LA HISTORIA INTERMINABLE (Wolfgang Petersen, 1984): Duelo y viaje del héroe.

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A mi Madre...

Cada libro es una aventura de la mente y una invitación a vivir la experiencia de los regalos de la imaginación (Hermann Hesse)

La historia interminable (Die unendliche Geschichte, 1984), es una película dirigida por el director alemán Wolfgang Petersen (director de la reconocida "El submarino" - Das boot, 1981 -), basada en la gran novela de Michael Ende. La historia interminable, en principio película "infantil", se caracteriza, como leí en una interesante crítica, de un cine para niños que "no era, ni mucho menos, cine infantilizado como el que después hemos tenido que soportar". [1] Y es ese un comentario que me parece destacable, porque cuando hablamos de que un cine para niños no es un cine infantilizado quiere decir que es también un cine para adultos. A partir de la historia inicial de Bastian (Barret Oliver), un niño cuya madre ha fallecido recientemente, la historia interminable nos ofrece dos posibles lecturas que, distintas a la vez, no obstante son complementarias, pudiéndose ambas contemplar desde el clásico tema del "Viaje del héroe"tal y como fue descrito por Joseph Campbell y C. G. Jung. Por un lado, tenemos el duelo de la muerte de la madre que, a la vez, coincide con el fin de la infancia, pero con un fin de la infancia relacionado con una entrada en un mundo adulto que también parece significar el fin de la fantasía, y de ahí que, tanto el libro como la película, se erigen como una crítica social que si en los años ochenta ya era acertada, mucho más lo es en la actualidad. Esta dimensión de acceso a una "realidad"árida aparece representado por el padre de Bastian (Gerald McRaney), cuando al inicio de la película le dice: "... procura tener siempre los pies en el suelo. Deja de soñar despierto y empieza a ver las cosas como son en realidad".  


Bastian, el protagonista de la película.

I. EL ENCUENTRO Y EL INICIO DE LA AVENTURA.

Bastian se nos presenta como un niño tímido y un tanto apocado,  acosado por algunos chicos bravucones dela escuela y por un padre que no lo atiende suficientemente y que le precipita en el mundo adulto. Justo después de uno de estos acosos, del cual huye, se refugia en la librería Koreander, cuyo encuentro con su librero cascarrabias va a constituir el inicio del viaje del héroe para nuestro pequeño protagonista. Como todos los viajes del héroe la historia se inicia, tal y como Joseph Campbell nos mostró con sus estudios sobre el tema, con un encuentro imprevisto en el que sucede algo que va a perturbarle profundamente, lanzándole a un camino que no es más que el camino de encuentro con unos mismo. Así aparece el misterioso libro que está leyendo el librero Koreander, el cual provoca con sus comentarios que Bastian lo coja prestado: La historia interminable.

El libro se erige, en consecuencia, en el mentor del joven, pues él realizará la función de acompañarle a través de sus páginas en la que va a transformarse en su propia aventura. En una entrevista realizada a Michael Ende dice acerca de su novela:

Cuando nos fijamos un objetivo, el mejor medio para alcanzarlo es tomar siempre el camino opuesto. No soy yo quien ha inventado dicho método. Para llegar al paraíso, Dante, en su Divina comedia, comienza pasando por el infierno. Para descubrir las Indias, Cristóbal Colón levó anclas en dirección a América. Para encontrar la realidad hay que hacer lo mismo: darle la espalda y pasar por lo fantástico. Ése es el recorrido que lleva a cabo el héroe de La historia interminable. Para descubrirse, a sí mismo, Bastian debe primero abandonar el mundo real (donde nada tiene sentido) y penetrar en el país de lo fantástico, en el que, por el contrario, todo está cargado de significado. Sin embargo, hay siempre, un riesgo cuando se realiza tal periplo; entre la realidad y lo fantástico existe, en efecto, un sutil equilibrio que no debe perturbarse...  [2]

Joseph Campbell, C. G. Jung o Erich Neumann podrían subscribir ese texto sin problema.


El librero Coreander.

El inicio de la lectura del libro (en una habitación abandonada en el colegio) nos pone en contacto con algunos de sus personajes fundamentales:

- La Nada, descrita como una enorme devoradora que va destruyendo y acabando con el mundo de fantasía y a la que, en relación a la historia, la podemos entender desde dos puntos de vista:

1) Como el mundo depresivo que afecta a Bastian tras la muerte de su madre. Recordemos que el inicio de la película comienza con Bastian despertando de una pesadilla y que, momentos más tarde, le cuenta a su padre que ha vuelto a soñar con su madre, a lo que éste le responde fríamente: "Es natural hijo, pero tenemos que acostumbrarnos a que tu madre ya no está con nosotros... Los dos hemos de hacer un esfuerzo para no dejar que la muerte de mamá no sirva de excusa para cumplir nuestras obligaciones".

2) Como el acceso a la "realidad" que, a través del padre, se propone, y que, por decirlo en lacaniano, oculta el núcleo de esa nada como un "real" que implica la muerte de la imaginación y la fantasía, y cuyo máximo exponente es nuestra actual sociedad de consumo y de distracciones permanentes. El paso del niño al adolescente, y de éste al joven y al adulto, implica un gradual proceso que conlleva una desesperación de la que hablaremos posteriormente, una depresión aparentemente no obvia, pero que podemos considerar un estado subdepresivo en el que la vida transcurre sometida a una visión productiva (Byung-Chul Han) y en la que el tener substituye al ser (E. Fromm, H. Marcuse).

- Atreyu (Noah Hathaway),el joven guerrero, un niño como Bastian, que llegado de las grandes llanuras de Fantasía deberá afrontar cerrar el paso a la Nada sanando a la Emperatriz del reino de Fantasía, aquejada de una enfermedad relacionada con esa Nada. Obviamente, Atreyu es el "alter ego" de Bastian ("es un chico como yo" - dice sorprendido -), no tanto en el sentido de la sombra junguiana,  como de los aspectos de algunos de sus aspectos integrados positivamente en la personalidad como el valor, el coraje y la determinación propios del arquetipo del héroe. Esta dimensión se confirmará en la prueba del espejo, de la que hablaremos posteriormente.


Atreyu junto a su caballo Artax.
- La Emperatriz infantil (Tami Stronach) del reino de Fantasía, que aunque no es mostrada en este momento - no lo será hasta el final - es una niña como Atreyu o Bastian. Siguiendo el esquema de las leyendas arturianas - cuya deuda Michael Ende reconoce -, Atreyu será "el héroe-caballero" que se lanzará a la aventura para salvar a su "emperatriz" y su reino. En ese sentido, podemos considerar a la Emperatriz infantil como una representante del arquetipo del ánima que atrae a Bastian, a través de Atreyu, a recuperar la energía de su vida, una vida que debe seguir adelante. De ella Atreyu recibe a Auryn, el símbolo de la emperatriz infantil, que actuara como uno de los clásicos amuletos que ayuda al héroe en su viaje. 


La emperatriz infantil.
Desde los dos aspectos que hemos considerado de "La Nada", también podemos considerar a la Emperatriz infantil como:

1) La posibilidad de reconexión de Bastian con la energía de la vida para salir de la dimensión depresiva en la que le mantiene el duelo melancólico por su madre.

2) El mismo tipo de reconexión con la energía de la fantasía necesaria para afrontar realmente al acceso a hacerse hombre, entendido éste acceso como un camino no sólo hacia la socialización, sino también hacia la propia individuación, sin quedar presa exclusivamente de los contenidos colectivos que se nos imponen (recordemos la frase del padre: que la muerte de mamá no sirva de excusa para cumplir nuestras obligaciones. En ningún caso se habla, como diría Lacan en el Mayo del 68, de cumplir nuestros deseos).

En ambos casos reconocemos en las anteriores palabras de Michael Ende el camino del héroe, entendido este como un viaje hacia el propio interior: Para descubrirse, a sí mismo, Bastián debe primero abandonar el mundo real (donde nada tiene sentido) y penetrar en el país de lo fantástico, en el que, por el contrario, todo está cargado de significado.

- Finalmente tenemos a Gmork, una especie de gran perro o lobo negro, encarnación de La Nada, que tiene como función impedir que Atreyu realice su cometido. Coincide con el "guardián del umbral", personaje o entidad descrito por Campbell que tiene como función evitar que se cruce el umbral que da acceso al mundo de lo desconocido, y donde más allá de las tinieblas y el peligro que lo caracterizan, reside también la verdad que sana, en un claro paralelo con los versos de Hölderlin que dicen: "Allí donde está el peligro / crece también lo que salva". 


Gmork

Gmork representa el gran enemigo de Atreyu, aunque esencialmente de Bastian, es decir, el miedo, sobretodo el miedo que paraliza, que tiende a asustar y a complicar el acceso del héroe a su iniciación. El miedo que, como dice también Michael Ende, en relación con el camino de la fantasía implica un riesgo, y es que "entre la realidad y lo fantástico existe, en efecto, un sutil equilibrio que no debe perturbarse: separado de lo real, lo fantástico pierde también su contenido." [3]

En realidad Bastian se enfrenta a este equilibrio sutil en el que se trata no de entrar en una realidad árida, sin lugar para la fantasía, como tampoco de refugiarse en la fantasía desentendiéndose de la realidad. Todo viaje hacia el interior de uno mismo es un viaje de retorno a la realidad a la que, no obstante, volvemos con las perlas halladas en las imágenes que ese mundo interno nos ofrece, retornamos como un ser más individuado - que no individualista -.

II. EL CAMINO DE LAS PRUEBAS.

Tras partir de la Torre de Marfil, sede de la emperatriz infantil, empieza la iniciación que significan el camino de las pruebas para Atreyu. Dicho camino se caracteriza por la entrada en un extraño mundo de ambigüedad, entre lo onírico y la pesadilla, y en la que el héroe encontrará distintas ayudas que le permitirán afrontar los desafíos que le esperan.

- Los pantanos de la tristeza y la vieja Morla: depresión y melancolía.

Tras recorrer distintas regiones sin éxito, Atreyu deberá entrar en los pantanos de la tristeza, un lugar deprimente en el que, no obstante, vive la vieja Morla, considerada el ser más sabio de Fantasía. En el pantano deberá luchar contra una tristeza de naturaleza melancólica que se llevará a Artax, su caballo.  Recordemos, en relación al duelo de Bastian por la muerte de su madre, que uno de los problemas de la depresión melancólica tienen que ver con una renuncia al deseo y a los conflictos que comporta, lo cual, trasladado a Bastian, se refiere al miedo a enfrentar la vida, a hacerse mayor. Esta ausencia de deseo la hallamos también en Morla, quien como toda respuesta a Atreyu tiene un "Nada tiene importancia .. Todo da igual... Olvídalo" o "morir por lo menos sería algo". La definición de que la depresión es también el rechazo al inconsciente (Lacan), podría leerse en Morla como el abandono ya de todo interés por la muerte de la fantasía. Encontramos este rechazo tanto al deseo, como indiferencia al futuro de fantasía, cuando tras estornudar le dice a nuestro joven guerrero: "es que tenemos alergia a la juventud".


La vieja Morla y Atreyu.
No obstante, finalmente, Morla le dirá a Atreyu, y tras la insistencia e inteligencia de éste, hacia donde debe dirigirse para encontrar la solución a la enfermedad de la Emperatriz infantil: el Oráculo del Sur... a diez mil millas de distancia. Atreyu, desolado por lo insalvable de esta distancia intenta salir de los pantanos, viéndose invadido por su mortal tristeza, así como perseguido por Gmork. Pero justo en el instante final, cuando parece hundirse en la ciénaga, o que Gmork va a atraparle, aparece otra de las ayudas con las que contará: el dragón blanco Fújur.

- La puerta de las esfinges: el miedo y la duda.

Si en el pantano de la tristeza Atreyu se enfrentó a la depresión melancólica, ante la Puerta de las Esfinges - al cual le llevará Fújur -, se enfrentará al miedo y la duda. Allí contará también con la ayuda de dos viejos gnomos, Urgl, la mujer gnomo que le curará de sus heridas, y Enguivuck, el hombre gnomo que le mostrará el oráculo (dos grandes esfinges a través de las cuales debe pasarse) y le explicará algunos de sus secretos.


El dragón blanco Fújur.

Efectivamente, cuando el miedo se adueña de nuestros corazones cede la confianza y, en consecuencia, se apodera de nosotros la duda que, a su vez, hace flaquear el convencimiento y la determinación. Esto es lo que observa Atreyu a través del telescopio del viejo gnomo, quien ve un caballero acercarse al oráculo y disponerse a cruzarlo, siendo fulminado por unos rayos lanzados desde los ojos de las dos esfinges... Las esfinges aparecen de nuevo como "guardianes del umbral", como obstáculos a sobrepasar antes de llegar al destino del héroe.

Atreyu marchará hacia el oráculo con ese convencimiento y determinación, buscando fuerza en el amuleto Auryn, pero cerca del cadáver del caballero, al contemplar su rostro calcinado, le llegará el miedo, y la duda le invade. Es entonces cuando las esfinges empiezan a abrir sus ojos, pero ante los gritos de que pase de Bastian (primer contacto de Fanatasía con el mundo humano), Atreyu recompondrá su confianza y determinación y logra pasar antes de que las esfinges lancen sus rayos.


La Puerta del Enigma.
- La puerta del espejo mágico: la confrontación con "la sombra".

La puerta del espejo mágico trata el tema de la confrontación con la Sombra como nos diría Jung. Y así lo indica Enguivuck cuando le dice a Fújur: "Tendrá que enfrentarse consigo mismo mirándose al espejo [...] allí la gente amable descubre que es cruel y los valientes que, en realidad, son cobardes. En el espejo mágico se ven tal como son y la mayoría de los hombres huyen aterrados". Así Atreyu lo encontrará en un lugar gélido azotado por una fuerte ventisca de nieve. Al llegar  a él se reflejará en el espejo, y en su superficie, poco a poco, se definirá la imagen de Bastian.

En realidad, quien pasa está prueba es el propio Bastian, quien al leer lo que sucede le convierte a él en la sombra de la imagen de Atreyu el guerrero como Bastian el cobarde.  Lanza entonces al suelo, asustado, el libro:¿Cómo es posible que alguien me conozca a mí en fantasía? - dice -. Tras sus dudas iniciales decide continuar con la lectura del libro, momento en el cual vemos a Atreyu atravesar la superficie del espejo. 

La contralectura a aquello que dice Engivuck de que allí los valientes descubrirán que son cobardes, es también justamente la contraria, que los cobardes pueden ser valientes. Aquella valentía que Bastian necesitará para superar el duelo y continuar con su vida, de la misma manera que continuar con ella no sólo es cuestión de los pies en el suelo, sino también de llevarlos al cielo, uniendo  así realidad y fantasía, mundo externo y mundo interno.

Es también en este momento donde toma más fuerza lo que antes ya se había atisbado... la conexión de fantasía con la realidad del mundo humano a través del vínculo de Bastian con Atreyu.


El encuentro de Bastian con Atreyu en El
Espejo Mágico.

- El Oráculo del Sur: El enigma.


Tras cruzar el espejo mágico Atreyu llega al Oráculo del Sur, donde las esfinges (que se están destruyendo por efecto de La Nada) le revelan que para salvar a la Emperatriz infantil se le debe dar un nombre nuevo, pero sólo valdrá si ese nombre es dado por un niño humano. La esfinge también le dice que hallará el mundo humano más allá de los límites de fantasía. Nos encontramos una vez más con el nexo de unión entre el reino de fantasía y el mundo humano. Atreyu parte con Fújur para encontrar estos límites, pero el encuentro con La Nada le desequilibra y cae al abismo, despertando luego en las playas de La Ciudad de los Espectros.


El Oráculo del Sur.

Esta cuestión del nombre es importante porque, unos instantes más adelante, vemos a Bastian diciendo: "Que pena que no me hayan preguntado a mi lo del nombre, porque mi madre si sabía uno maravilloso". Lo aclararemos al llegar al punto V.

III. EL ENCUENTRO TRAUMÁTICO: LA LUCHA CON EL MONSTRUO.

Es en la Ciudad de los Espectros, donde Atreyu ve toda su historia narrada en unos murales pintados en las paredes de los restod de la ciudad. En uno de esos murales Atreyu ve la imagen de un perro terrorífico. Se trata de Gmork, quien de repente toma vida. Se trata del encuentro clásico encuentro y con el monstruo . Este es el momento decisivo de la iniciación que tuvo su inicio con las pruebas que vimos en el anterior punto. Es muy interesante el diálogo que mantienen los dos protagonistas, antes de que Atreyu se de a conocer como tal a Gmork:

Gmork: Valiente guerrero. Lucha contra La Nada.
Atreyu: No puedo, no se traspasar las fronteras de Fantasía.
Gmork: - riéndose - Fantasía no tiene fronteras.
Atreyu: Eso no es cierto. ¡Mientes!
Gmork: Pequeño necio. ¿Qué sabes tú del país de Fantasía? Es el mundo de la fantasía humana, cada parte de su reino, cada criatura suya, no es más que un trozo de los sueños y esperanzas de la humanidad. Por lo tanto no tiene fronteras.
Atreyu: ¿Por qué se está muriendo Fantasía entonces?
Gmork: Porque los hombres han empezado a perder sus esperanzas y olvidar sus sueños. Por eso la nada avanza cada día más.
Atreyu: ¿Qué es La Nada?
Gmork: El vacío que queda, como una ciega desesperación que destruye este mundo. Yo lo odio y por eso ayudo a La Nada.
Atreyu: ¿Por qué?
Gmork: Porque las personas que no tienen ninguna esperanza son fáciles de dominar. Y quien tiene el dominio tiene el poder.

Demasiadas personas hoy aprenden a vivir sumergidos en la rutina sin ninguna esperanza, entregados a la rutina y a los sucedáneos de vida que nuestra sociedad compulsiva nos impone lanzándonos de la productividad a la distracción, y viceversa. No se generan deseos genuinos, sino que se compran deseos impuestos. La sociedad imperante no quiere sujetos deseantes, sino sujetos creyentes. No quiere sujetos que quieran y deseen, sino que obedezcan y se resignen (ya lo dijeron Jung y Lacan): es esta la ciega desesperación que destruye el mundo, De alguna manera viven como las personas aquejadas de depresión melancólica... aunque sin saberlo. Sin darnos cuenta somos lanzados a la pulsión de muerte, de la cual el capitalismo, como un cáncer devorador, está destruyendo lo mas preciado que tenemos: nuestra propia casa, la Tierra. El cambio climático, la destrucción de la biodiversidad, la contaminación de los mares y los océanos, etcétera, son su testimonio.

Tras vencer a Gmork, vemos a Atreyu a lomos de Fújur, quien le rescata antes de ser tragado por La Nada (la pulsión de muerte avanzando), y navegando ya por un reino de Fantasía fragmentado y prácticamente a punto de desaparecer. Gracias al amuleto Auryn encuentra los restos del Palacio de Cristal, y ahí se da el encuentro de Atreyu con La Emperartiz de Fantasía.

IV. LA RECONCILIACIÓN CON EL PADRE Y EL REENCUENTRO CON LA DIOSA.

Dice Joseph Campbell: La última aventura, cuando todas las barreras y los ogros han sido vencidos, se representa comunmente con un matrimonio místico del alma triunfante del héroe con la Reina Diosa del Mundo. Esta es la crisis en el Nadir, en el cenit, o en el último extremo de la Tierra, en el punto central del cosmos, en el tabernáculo del templo o en la oscuridad más profunda del corazón. [3]

Esta fase requiere de dos momentos fundamentales:

El primero de ellos, trata de la reconciliación con el Padre, y para ello Bastian debe vencer el mensaje paterno (como introyecto o creencia interioridad, ahora en manos del superó)  que le impide creer que la historia del libro no sólo le tiene a él como protagonista, sino que converge en él como héroe, y que en él reside la solución, la clave para salvar a Fantasía dándole, a su vez, el nombre que la madre había creado a la Emperatriz. Esta, entre ruegos para que le de el nombre, le dice: "¡Bastian, ¿porqué no haces realidad tus sueños?", a lo que él le responde: "¡No puedo... Mi padre dice que tenga los pies en el suelo!".  Sin embargo, y ante la que parece inevitable destrucción de Fantasía, Bastian vence la orden paterna, dando lugar al segundo momento.

El segundo momento está determinado por la liberación del apego materno al darle a la Emperatriz el bello nombre que su madre había creado, "Hija de la Luna".  Con esta donación se simboliza la liberación de su apego y la proyección de su energía hacia delante, hacia la vida, de la misma manera que es deseable que Fantasía y el Mundo humano vuelvan a encontrarse para generar individuos más libres y más críticos. Individuos capaces de generar esperanza, ilusión y creatividad en lugar distracción, deseo e ilusión genuina en lugar del embotamiento que genera el deseo compulsivo.

Ya así, finalmente, en la oscuridad, en "la crisis del Nadir, en el cenit, o en el último extremo de la Tierra, en el punto central del cosmos, en el tabernáculo del templo o en la oscuridad más profunda del corazón..."se encuentran La Emperatriz y Bastian - "al principio siempre está oscuro, le dice la Emperatriz" -, dándose el matrimonio místico. Ella sostiene un grano de tierra brillante, lo único, y lo suficiente, que queda de fantasía. Sólo hace falta que Bastian desee, que vuelva a tener esperanza... cosa que sin duda hace. La película acaba con las siguientes palabras:

Bastian pidió muchísimos más deseos y tuvo otras muchas aventuras maravillosas ante de regresar, por fin, al mundo rutinario de cada día... pero eso ya es otra historia.

Pero algo que si sabemos es que el Bastian que retorna de su historia al mundo cotidiano ya no es el mismo que partió al inicio.

El encuentro de Bastian con la Emperatriz de Fantasía.
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[1] Blog de Spinof:La historia interminable.
[2] El País (22-04-1984).Entrevista: Michael Ende, la realidad de la fantasía.
[3] Campbell, Joseph. El héroe de las mil caras. Fondo de Cultura económica, pág.

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PELÍCULAS RELACIONADAS.


IT:LA INFANCIA ES OTRA COSA (II). EL VIAJE DE RETORNO Y EL VIAJE DEL HÉROE.

Tommy Lee wallace (1990)







UN MONSTRUO VIENE A VERME: SOLEDAD Y CULPA EN LA INFANCIA.

Antonio Bayona (2016)



VAN GOGH EN LAS PUERTAS DE LA ETERNIDAD (Julian Schnabel, 2018): Una lectura Junguiana del proceso creativo.

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Quisiera empezar este comentario centrándome en una de las primeras escenas de la película dirigida por Julian Schnabel (2018) - director de otras tres películas como Basquiat, Antes que anochezca y La escafandra y la mariposa - e interpretada por un inconmensurable Willem Dafoe en una interpretación de Vincent Van Gogh memorable. En ella vemos al pintor llegar a su casa tras un día de lluvia y frío. Luego le vemos quitarse los zapatos e inmediatamente montar el caballete y empezar a mezclar pinturas sobre la paleta. Su trazo vigoroso empieza a definir los contornos de uno de los zapatos. Poco a poco vamos viendo como sus pinceles y sus pinturas van dando forma a los zapatos y a las baldosas del suelo sobre las que están dispuestas. Asombrados, asistimos ante nuestros ojos a como una simples zapatos adquieren una soprendente intensidad y belleza.

Esta escena es la que nos permite reflexionar sobre el tema que quiero abordar esencialmente en esta entrada, y para ello me gustaría introducir un concepto, ya aparecido en distintos lugares de este blog, que fue desarrollado por C. G. Jung bajo el nombre de self o sí mismo:

… para Jung el sí mismo no es uno mismo. Es más que la propia subjetividad y su esencia se encuentra más allá de lo subjetivo. El sí mismo establece el terreno que mancomuna al sujeto con el mundo, con las estructuras del Ser. El sí mismo, el sujeto y el objeto, el yo y el otro, están unidos en un campo de estructura y energía común. [1]

Veamos el parecido de estas palabras con las citadas por Van Gogh en la película:

Cuando miro la Naturaleza veo con más claridad el vínculo que nos une a todos. Una energía vibrante que habla en nombre de Dios.



La película continua ofreciéndonos imágenes del pintor, cargado con sus bártulos, en contacto con la Naturaleza, imágenes que nos sugieren el éxtasis que esta producía en él. Sus pasos agitando la hierba alta y ondulando las espigas doradas, andando por el bosque o entre largas hileras de árboles, observando los dibujos de las ramas y los follajes en sus altas copas, entre campos de trigo, o sentándose en un extenso prado verde para contemplar en el horizonte el juego de luces y nubes en el crepúsculo.

I. APOLO Y DIONYSOS.

¿Qué nos muestran los lienzos pintados por Van Gogh, qué encuentro se produce entre el objeto que observa del mundo externo una vez pasan a través de su mundo interno, de su alma? A pesar de los desacuerdos conceptuales que mostraba con el que fue su gran amigo Paul Gauguin (Oscar Isaac), éste le dice algo en lo que si lo están: "... vamos a cambiar la relación entre pintar y eso que llamas Naturaleza, entre pintar y la realidad, porque la realidad pintada es otra realidad."



¿De qué realidad da cuenta la pintura de Van Gogh? Quiero recurrir, para reflexionar sobre ello, a lo que Jung decía de la reflexión:

Reflexio significa "doblar hacia atrás", y psicológicamente, indicaría que el reflejo que lleva al estímulo hacia su descarga instintiva es interferido por la psiquización... Así, en vez del acto compulsivo aparece cierto grado de libertad, y en lugar de la predicción surge algo relativamente imposible de predecir en cuanto el efecto del impulso. [2]

Es decir, este "doblar hacia atrás" es lo que devuelve el espejo (la consciencia) sobre aquello que le es lanzado para ser reflejado. Y, evidentemente, lo que Jung nos dice es que  lo que se  devuelve no es exactamente  el reflejo exacto de aquello  que se proyecta sobre ella, precisamente por el efecto de su paso y sostenimiento en la conciencia y para la evaluación de sus efectos sobre ella (sosteniendo así el pensamiento, la emoción, el sentimiento y el instinto), es decir, de reflexionarlo.

Cuando nos preguntábamos de qué realidad de cuenta la pintura de Van Gogh, la pregunta se puede reestructurar diciendo ¿Que devuelve la alma-psique de Van Gogh sobre el lienzo cuando una imagen externa se proyecta sobre ella?



Cuando observamos las obras de Van Gogh se nos hace evidente la continuidad que va del mundo inorgánico al orgánico, y dentro de este del vegetal al animal y al ser humano. Su estilo, como ningún otro antes, transmite "esa energía vibrante [...] el vínculo que nos une a todos". Ese vínculo al que el pintor se refiere es el que se manifiesta en sus lienzos, el resultado del paso de las imágenes externas a través de su alma-psique devuelve el campo de energía común que les une como Murray Stein nos decía en la nota 1. Observemos aquí la importancia del concepto de reflexión expuesto por Jung, que no se debe confundir con el pensar o el razonar, o no solamente con eso, sino más bien con el sostener, con el estar-con, con el resonar con lo sostenido. Esta diferencia es importante pues es la diferencia que hay entre Van Gogh y Gauguin. Dice este último: 

Deberías planificar tus cuadros, qué prisa hay. Trabaja con calma, despacio... pintas deprisa y luego repintas. Tu superficie parece hecha de arcilla, es más escultura que pintura [...] Sólo digo que mires hacia adentro [...] Sólo te pido que pienses como se asentará la pintura en el lienzo. Que controles lo que haces. Deberías trabajar en interiores.

Gauguin postula la preeminencia del planificar, del pensar, del asentar, del controlar. Nada más lejos de donde surge el arte de Van Gogh, quien le responde:

Cada pintura se debe hacer tal como se concibe... Los cuadros hay que hacerlos deprisa [...] Yo no invento la imagen, no necesito inventar una imagen porque puedo encontrarla en la naturaleza, solamente tengo que liberarla [...] He pasado mi vida solo en una habitación, necesito salir y trabajar para olvidarme de todo, para estar fuera de control, necesito entrar en estado febril, por algo se llama el acto de pintar.



II. EL ARTE DE VAN GOGH.

¿Cómo entender entonces la reflexión de Van Gogh? Obviamente no es una reflexión como la de Gauguin, planificadora, controlada, pensada. Cuando Gauguin pinta sobre el lienzo la imagen ya la tiene en la cabeza, en el cerebro - como él mismo dice -, se ha elaborado en su interior. De manera opuesta, en Van Gogh el lienzo es la superficie de reflexión. El lienzo es la superficie que se coloca entre la imagen observada y el alma-psique de Van Gogh y es el lugar de elaboración donde el mundo externo y el mundo interno del pintor coinciden y elaboran. Es la superficie en la que se sostiene la imagen observada, en la que se elabora, se reflexiona y se reelabora desde una perspectiva esencialmente instintiva-intuitiva. Hacia el final de la película, ya instalado en Auvers-sur-Oise, le dice al doctor Gachet:

Pinto para dejar de pensar [...] Cuando pinto dejo de pensar [...] dejo de pensar y siento que soy parte de todo lo que hay fuera y dentro de mí.

Cuando leemos estas palabras podemos imaginar el lienzo de Van Gogh como ese lugar de encuentro entre objeto y sujeto, lo que nos acerca a una concepción que ya fue indicada por Jung al decir:

Si se piensa que la consciencia y su centro, es decir, el yo, son lo opuesto a lo inconsciente y se añade a esta idea la de una progresiva asimilación de lo inconsciente, es posible representarse dicha asimilación como una suerte de aproximación entre la consciencia y lo inconsciente, con lo que el centro de la personalidad total ya no coincidiría con el yo, pasando a situarse en un punto central equidistante de la consciencia y lo equidistante. [3]

Y añade posteriormente:

La asimilación de los contenidos inconscientes desemboca [...] en un estado en el que la intención consciente ha quedado fuera, viéndose sustituida por un proceso de desarrollo que nos parece irracional. [4] - cuando Jung habla aquí de inconsciente habla del inconsciente colectivo -.

Es por eso que a Gauguin le parece incomprensible la manera de pintar de Van Gogh. Cuando observamos los enérgicos trazos de pintura en un cuadro de nuestro pintor, o cuando lo observamos en la película pintando, parece que no es la consciencia ordinaria la que guía la mano del pintor, parece más que nada ser el vehículo de algo que le posee, de su inconsciente. Desde esta perspectiva el lienzo se transforma en ese "punto central equidistante" donde coinciden la imagen que proviene del exterior y los contenidos que llegan del inconsciente de Van Gogh.



Gauguin es apolíneo, un artista psicológico (Jung, 1930) -, un científico; Van Gogh es dionisiaco, un artista visionario (Jung 1930), un místico:

Cuando miro la Naturaleza veo con más claridad el vínculo que nos une a todos. Una energía vibrante que habla en nombre de Dios, y es tan intensa que pierdo el conocimiento [...] Al cabo de un rato me despierto y no se donde estoy ni qué estoy haciendo, incluso tardo unos minutos en recordar mi nombre.

Más allá de la dimensión psicopatológica que afectaba a Van Gogh, sus palabras se acercan a lo que podríamos llamar una experiencia mística: intensidad, arrebatamiento, despersonalización. Es decir, unión-con, como expresa en el hospital mental de Saint-Paul-de-Mausoleun, en un  diálogo con el sacerdote (Mads Mikkelsen): "Siento que Dios es la Naturaleza, y la Naturaleza es belleza". También podríamos decir que Van Gogh forma parte de un estado de"participation mystique".




III. ARTE PARA LA POSTERIDAD.

En su diálogo con el mismo sacerdote dice Van Gogh: "Quizá Dios me hizo pintor para una gente que aún no ha nacido [...] Se dice que la vida es para sembrar, la cosecha no está aquí". Efectivamente, nuestro pintor se trataba de este tipo de artista que no parece tener lugar en su época. En ese sentido, el arte de Van Gogh cabe considerarlo como arte visionario, un arte cuya obra se caracteriza por la extrañeza que genera en el observador, puesto que su estilo comunicativo se aparta de las convenciones del momento intentando expresar algo que se sale de lo conocido. Jung, en ese aspecto, decía lo siguiente:


Desde la insatisfacción del presente, el anhelo del artista se retrae hasta alcanzar en lo inconsciente la imagen primigenia propicia para compensar del modo más eficaz las carencias y la unilateralidad del espíritu de la época. Este anhelo retoma posesión de la imagen y, al alzarla desde lo más profundo de lo inconsciente y acercarla a la consciencia, trastoca su forma para que pueda ser recibida por el hombre del presente de acuerdo con sus facultades... [5]

Esta confrontación con el espíritu de la época la observamos con claridad en el magnífico diálogo entre el sacerdote y el artista, en el cual podemos contemplar el espíritu restringido, monolítico de la época al lado de una nueva visión, de una nueva percepción, una nueva manera de ver que rompe con los moldes establecidos y que se expande envolviendo el cosmos, la naturaleza y el ser humano, en la que podemos reconocer una clara visión panteísta. 



En ese sentido, cabe destacar que la obra de Van Gogh no sólo se explica por la patología psíquica, como a veces se pretende, o dicho de otra manera, la patología puede, en ocasiones, dar lugar a accesos de contenidos psíquicos que no son necesariamente patológicos:

...la psicología personal del creador explica ciertamente algunos rasgos de su obra, pero no la obra misma. Si fuera capaz de explicar esta última con éxito, entonces sus carácter creador [...] no sería más que un síntoma. [6]

El artista visionario, en cierta manera, está poseído, hay una fuerza que se le impone que no proviene de una voluntad consciente (como Gauguin propone). Nuevamente fue Jung quien con su propuesta del inconsciente colectivo dio una nueva dimensión al concepto de inconsciente, hasta aquellos días confinado a una dimensión personal tal y como había propuesto Freud en su día. Para Jung, esa dimensión colectiva del inconsciente se manifiesta como un inconsciente que interactúa con el ser humano y, el inconsciente colectivo es un inconsciente que tiene una dinámica como la mente consciente, tiene propósitos, sentimientos, intuiciones y pensamientos. 

IV. A LAS PUERTAS DE LA ETERNIDAD.

Algunos dicen que estoy loco, pero que es el arte sin una pizca de locura.

"Creía que un artista debía enseñar a mirar el mundo, pero sinceramente ya no lo creo, ahora sólo pienso en mi relación con la eternidad" - le dice Van Gogh al doctor Gachet -, y a la pregunta de este sobre qué es la eternidad, el pintor le responde:"a lo que ha de venir". En ese momento, nuestro artista abandona el mundo que le ha tocado vivir por el mundo que ha de llegar, para aquel mundo que podrá ya comprender el mundo que él veía.

Le película empieza oyéndose tan solo la voz de Van Gogh con la pantalla en fondo negro...

Sólo quiero ser uno de ellos. Me gustaría sentarme con ellos y tomar una copa y hablar de cualquier cosa. Me gustaría que me ofrecieran tabaco, una copa de vino, o simplemente que me preguntaran como estas, y yo respondería y hablaríamos, y de vez en cuando haría un boceto de alguno de ellos como regalo. A lo mejor lo aceptarían y lo guardarían, y una mujer me sonreiría y me diría ¿tienes hambre? ¿Te apetece comer algo? Un poco de jamón o de queso, o una pieza de fruta.

La soledad siempre acompaña a un creador como Van Gogh - o como Hölderlin, o como Nietzsche o Jackson Pollock y tantos otros- . El artista visionario es un ser dividido entre su dimensión más humana y una pasión creadora que le arrebata y que lleva a Van Gogh a decirle al doctor Gachet:

Hay mucha destrucción y fracaso en las puertas de la ejecución de un cuadro... Encuentro dicha en el dolor. Importa más el dolor que la risa. Verás... los ángeles no están lejos de aquellos que están tristes. Une enfermedad, a veces, nos puede sanar...

Una vez más encontramos formulados por nuestro pintor los versos de Hölderlin:

                                                             Cercano está el dios
                                                             y difícil es captarlo.
                                                             Pero donde hay peligro
                                                             crece lo que nos salva.


Van Gogh acepta tan claramente su entrega a la creación que acepta el sacrificio personal que ello le conlleva, y así sigue diciéndole a Gachet: "A veces odio la mera idea de recuperar la salud".


En éste tipo de artistas el difícil equilibrio entre su necesidad de pertenencia y de contacto humano y la pasión arrebatadora con la que viven su arte les lleva a una difícil adaptación, cuando no manifiesta inadaptación, a su entorno y a las convenciones sociales, pero como dice Jung:

La relativa inadaptación del artista es su verdadera ventaja, le permite mantenerse alejado de la corriente general, ceder en su propio anhelo, y encontrar lo que a otros, sin saberlo, les falta. Y, así como a los individuos aislados la unilateralidad de su actitud consciente se corrige por medio de reacciones inconscientes en la vía de la autorregulación, el arte constituye un proceso de autorregulación de la vida espiritual en la vida de las naciones y las épocas.  [7]

V. UNA REFLEXIÓN FINAL.

Quisiera hacer una última reflexión a la luz de los comentarios realizados en esta entrada. Como sabemos Van Gogh fue uno de los pintores que realizó numerosos autorretratos suyos (más de 40 entre pinturas y dibujos). ¿Qué reflejaba el lienzo sosteniendo en su superficie su propia imagen? Más allá de que es cierto que no tenía dinero para contratar modelos, y que por ello se retrataba a sí mismo para perfeccionar su arte, el autorretrato refleja en Van Gogh la evolución, precisamente, de ese aspecto autodestructivo que el proceso creativo produce en el artista, aunque yo iría más allá, manteniendo que los autorretratos de Van Gogh nos muestran el dolor del anhelo imposible, la fusión imposible, el dolor de la discordia del ser humano inmerso en el mundo de la Naturaleza, el sufrimiento de la consciencia en su ofuscamiento. Su propia imagen sostenida en el lienzo, elaborada y reelaborada por el inconsciente del pintor, le devuelve el estado de separación que se observa en los trigales que pintó hacia el final de su vida, los agudos contrastes entre los cielos amenazantes, de un azul eléctrico y de oscuras nubes, contrastando con el oro brillante de los campos de trigo:

El trigal como fuerza reconfortante, como un paliativo del desaliento inevitable ante el sufrimiento existente: Sobretodo por este motivo crea una serie de campos cercados. Por un instante se pierde de vista el sombrío horizonte sobre el que se elevan todas las preocupaciones. El trigal y el horizonte como metáforas de la simultaneidad del consuelo y la aflicción. [8]




La película da para más reflexiones, pero lo dejaremos aquí para no hacer demasiado extensa esta entrada. Gran película, gran interpretación, excelente música y Arte, Arte, Arte...


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BIBLIOGRAFÍA.

[1] Stein, Murray.El mapa del alma según Jung. Ediciones Luciérnaga, pág. 202
[2] Sharp, Daryl. Lexicon junguiano.Ed. Cuatro Vientos. Acepción “reflexión”.
[3] Jung, C. G. Dos escritos sobre psicología analítica. Las relaciones del yo con el inconsciente. OC7 Editorial Trotta, par. 365 
[4] Ver nota anterior.La estructura de lo inconsciente, par. 505.
[5] Jung C. G. Sobre el fenómeno de lo espiritual en el Arte y en la Ciencia. Relaciones de la psicología analítica con la obra de arte. OC 15, Editorial Trotta, par. 130
[6] Ver nota 5. Psicología y poesía, par. 156
[7] Ver nota 5. Relaciones de la psicología analítica con la obra de arte, par. 131
[8] F. Walther & Rainer Metzger. Van Gogh. La obra completa – pintura. Taschen, pág. 551

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PELÍCULAS RELACIONADAS.


LOS CUERVOS. Sobre la mirada de Van Gogh.

Akira Kurosawa 1990
(de los cortos que constituyen la película SUEÑOS)






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THE DISCOVERY (Charlie McDowell, 2017) y ZOE (Drake Doremus, 2018): PULSIÓN DE MUERTE Y GOCE.

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Es la primera vez que voy a realizar un comentario basado en dos películas que, a pesar de sus diferencias abordan temas parecidos, por lo menos desde un punto de vista psicológico y en las que se reúnen conceptos como los de pulsión de muerte, el goce y la completud en relación al amor, la carencia y la imperfección. El hecho de que sean películas recientes (2017 The discovery y 2018 Zoe) me ha parecido significativo, en especial en el caso de Zoe, donde la tecnología pone el acento en el tema de la humanización de los androides y la bioquímica del cerebro para lograr relaciones, en este caso de pareja, más satisfactorias.


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 The discovery (Charlie McDowell, 2017) parte de una idea interesante: el doctor Thomas Arbor (Robert Redford) ha logrado demostrar que la vida continua después de la muerte. El acontecimiento abre, como  consecuencia, una epidemia de suicidios a nivel mundial que lleva más de cuatro millones de muertes... Este hecho, sorprendentemente, no se explora en la película, que pasa a centrarse rápidamente en la historia de amor entre Will Arbor (Jason Segel), hijo de Thomas e Isla (Rooney Mara). Sin embargo, que la demostración de que la vida tiene continuidad después de la muerte lleve a tanta gente a suicidarse muestra esa dimensión del ser humano ligada al sufrimiento: la desesperación, el vacío existencial y la falta de sentido, el dolor de las pérdidas y los desengaños... De hecho, la misma esposa del doctor Arbor se suicidó ante su falta de atención obsesionado como estaba con su descubrimiento. De alguna manera la prueba de la existencia de una vida más allá de la muerte pondría de relieve que esta devendría en la única esperanza para esos millones de seres que decidieron suicidarse.  

La muerte devendría así en una promesa de una nueva vida, quizá más plena, y a la vez una nueva esperanza para la carencia que nos habita... En este blog ya dediqué una entrada al suicidio (ver comentario de la película "Las horas (Stephen Daldry, 2003): Una reflexión sobre el suicidio"), y en ella observaba que el suicidio siempre conlleva una doble connotación: la desesperación y la acusación. Desesperación por la posición que un ser humano se siente obligado a ocupar en este mundo, y acusación al mundo por no responder a sus esperanzas o a su sufrimiento, acusación que puede centrarse en la persona que se quería y que nos abandona, a los políticos y al sistema por ser responsables de la ansiedad con la que obliga a vivir a muchos seres humanos (recordemos el gran incremento de suicidios que conllevó la crisis económica que se inició en el 2008), con la religión y su falta de respuestas, con dios y su silencio... No obstante, y más allá de lo más o menos objetivo de estos motivos citados, el suicida en realidad proyecta la desesperación con que se vive a sí mismo y la acusación que realiza sobre sí mismo, es decir, proyecta todo el peso de su propio superyó, un superyó, generalmente, sádico y destructivo

Sin embargo, el conocimiento de esa continuidad después de la vida ofrecería un valor inesperado a la muerte no como fin sino como posibilidad. La muerte pasaría de ser una respuesta a la desesperanza a una esperanza que vuelve, de alguna manera, a expandir de nuevo la vida, aunque sea en otro plano. La palabra esperanza deriva de la raiz indoeuropea espê- que significa expansión, y por lo tanto, y desde cierto punto de vista, la esperanza puede entenderse como una espera que nos ofrece una posibilidad de expandirnos; mientras que la desesperanza, cerraría esa opción dejándonos en el estancamiento y el constreñimiento vital, en una profunda congoja. La muerte, en el caso que la película nos muestra, no sería el fin del sufrimiento asociado a una fuerte ansiedad vital, sino una abertura que ofrecería la posibilidad de volverse a expandir.

El doctor Arbor (Robert Redford) con Isla (Rooney Mara)

El posterior desarrollo de la película parece dar como remedio de todos los males al siempre tan trajinado amor. En la máquina que desarrolla el doctor Arbor para poder grabar que sucede en el más allá, descubre que se vuelven a vivir ciclos vitales con el objetivo de subsanar errores cometidos en la vida pasada. Arbor observar a partir de autoinducirse la muerte -de la que es recuperado por Will y sus asistentes -, y volver así al día del suicidio de su mujer. Horrorizado decide  que quiere destruir la máquina. ¿Cómo explicar que lo que nos espera después de la muerte no es más que más de lo mismo con el objetivo de revivir los mismos errores cometidos para intentar subsanarlos? Obviamente, el director y la guionista obvian los detalles de profundidad y paradojas que todo su enfoque plantea, optando por centrarse en la historia romántica entre Will e Isla que, como ya se preve, no es más que un ciclo de repeticiones de Will para intentar salvar a Isla de su suicidio al ahogarse en el mar al haber perdido a su hijo ahogado tras un momento de distracción..

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Zoe (Drake Doremus, 2018), vuelve al tema de la relaciones de pareja. ¿Cómo? Obviamente intentado minimizar la complejidad que dicho tipo de relación comporta... La Empresa para la que trabajan sus protagonistas Cole (Ewan Macgregor) y Zoe (Léa Seydoux) aborda este tema en tres direcciones:

1) Un software que analiza la pareja que quiere juntarse, y que ofrece el tanto por cierto de éxito que tal apareamiento ofrece en base a su compatibilidad,

2) Androides diseñados para poder ofrecerse como una pareja ideal.

3) Un producto farmacológico que permite volver a sentir el enamoramiento - atención, que no el amor - que una pareja sintió en los inicios de una relación, ya sea con la misma pareja o con un desconocido o desconocida cualquiera.

De la misma manera que en The discovery la muerte se ofrecía como solución a los problemas de los seres humanos bajo la forma de una nueva posibilidad, en Zoe nos encontramos con la minimización de la complejidad de las relaciones a través de distintos medios tecnológicos.

En todo caso, la que me pareció interesante para comentar en esta entrada fue la tercera dirección, la "pastilla del enamoramiento! Este nos ofrece la posibilidad de reflexionar sobre la diferencia entre enamoramiento y amor. En el enamoramiento es el factor proyectivo, o la transferencia que se realiza sobre otro ser humano como "ser ideal", "pareja perfecta", "la mujer o el hombre de mi vida" o "el alma gemela", el responsable de la intensidad con la que se vive ese encuentro. Obviamente, y en la medida que una relación se desarrolla, el factor idealizante choca con la realidad de la alteridad del otro que, en mayor o en menor medida, se va manifestando. Ese choque del ideal con la realidad del otro es el que nos abre la posibilidad de evolucionar del enamoramiento al amor.  En el enamoramiento amamos un ideal, en el amor amamos a un otro distinto de nosotros. Zizek dice bien que "amar es amar la imperfección" y, claro está, la imperfección de la pareja y la propia, la imperfección que mutuamente se depara una pareja. El consumo de la "pastilla del enamoramiento", al ser de efectos temporales limitados, acaba generando dependencia, y así vemos a unos y a otros buscando con quien tomarse la pastilla para así experimentar y re-experimentar de nuevo el estado de plenitud que suele conllevar el enamoramiento.

Zoe (Léa Seydoux) y Cole (Ewan McGregor)

En Zoe es curioso el comportamiento de Cole, quien no puede aceptar la relación con Zoe, ni el amor que ella le brinda, porque ella es un androide y cree que sus respuestas son producto de su software, aunque luego, curiosamente, acepta el consumo del producto químico para experimentar "artificialmente"las intensas sensaciones de estar enamorado y así adiccionarse a su consumo para seguir repitiendo la experiencia. Da un poco que pensar... En la película Cole no acepta la supuesta artificialidad de Zoe, pero en cambio recurre al consumo del producto químico para "sentir" artificialmente y salir así del vacío de su soledad. ¿Curioso, no?

REFLEXIÓN FINAL.

Es en éste punto donde las dos película tienen un cierto paralelismo, o si se prefiere una cierta complementariedad. Sea mediante la muerte, el androide ideal o el producto farmacológico, los seres humanos andamos buscamos la completud. Las dos películas buscan, cada una en su tema, esta dimensión de completud relacionada con la carencia que tan explicitamente ya trató Platón en su conocido diálogo "El banquete". Como decía antes, las dos películas son en cierta manera complementarios, pues The discovery nos presenta la pulsión de muerte en su relación con la completud, mientras que en Zoe nos encontramos con que dado que la completud es un imposible, surge el goce como repetición de un placer doloroso que se experimente a través de estados momentáneos de plenitud a los que sigue la soledad y el sufrimiento del vacío, de la carencia... y vuelta a empezar.

La pulsión de muerte y el goce son lo opuesto al amor, y aunque es cierto que el amor es un punto fundamental, también es cierto que sólo podemos desarrollar el amor cuando nos hacemos responsables de nuestra carencia. Sólo cuando somos capaces de construirnos como seres individuados y autónomos somos capaces de construir a través del amor, pues sólo el amor puede "amar la imperfección".
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